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La aplicación de las dos ZAS en el centro de Alicante -en el entorno de la calle Castaños y de la plaza Quijano- afectará de manera desigual a los locales de ocio y a la hostelería, pero todos coinciden en señlar que no es una buena noticia. De hecho, los empresarios consideran la reducción de horarios y de terrazas un «disparate» y afirman que solo producirá despidos sin acabar con el problema del ruido.
A las medidas ya aplicadas de la nueva Ordenanza de Ruido de Alicante que reduce el horario de las terrazas y de los locales en la ciudad, especialmente entre semana y en invierno, se une la declaración de Zona Acústicamente Saturada (ZAS). En las calles en las que se aplique se tomarán medidas como reducción al 50% de las terrazas y se restringirá todavía más el horario de veladores y locales.
Es de esa opinión Francisco, encargado del NiC, una coctelería que figura entre los locales clásicos del entorno de Castaños. «Todavía no sabemos cuánto vamos a perder, pero si nos reducen la terraza al 50% son 10 mesas menos, eso equivale en facturación a unos 10 empleados», explica el trabajador. Desde este establecimiento consideran que las medidas no van a ayudar a solventar los problemas de saturación de este vial.
Desde la Asociación de Locales de Restauración y Ocio de Alicante (Alroa) no se quedarán de brazos cruzados. Fuentes de la entidad reconocen que se organizarán en una plataforma para ver de qué manera pueden paralizar las medidas de la ZAS, sea mediante alegaciones o judicialmente. «La gente está muy enfadada, no entienden por qué unas calles sí y otras no, han ido a poner las ZAS donde han querido y no en base a un mapa real del ruido», afirma el portavoz de Alroa, Javier Galdeano.
Así, desde esta entidad han insistido en que algunas de las medidas que incluye la ZAS -como la mayor presencia policial durante las noches- se llevan solicitando desde hace años. «Si yo tengo permiso para decirle a la gente de fuera de mi local que entre o que se vaya a casa lo podría hacer, pero lo que ocurre fuera del local no es mi responsabilidad, es la Policía Local la que tendría que hacer ese trabajo y por una labor policial que no se hace me hacen reducir a mí mi negocio», ha explicado Galdeano. Desde esta entidad denuncian que a partir de las 10 de la noche no hay presencia policial por calles como Castaños que aglutinan a mucha gente. Otras de las medidas propuestas por los comerciantes durante los últimos años incluyen por ejemplo la instalación de toldos acústicos que absorben hasta 10 decibelios de ruido que emana de las terrazas. «Trajimos a una experta de Málaga para desarrollar la propuesta y no hubo contestación desde el consistorio», ha insistido Galdeano.
Desde la asociación denuncian que las medidas que contempla la ZAS no están ajustadas a la realidad actual, ya que las mediciones son demasiado antiguas en un sector muy dinámico y que además no se tienen en cuenta, por ejemplo, la reducción general del horario de terrazas con la nueva ordenanza del ruido o incluso que los sonómetros no se han colocado como deberían, según recoge la ley. Una cantidad de «irregularidades» que los empresarios consideran que dejan la norma sin validez incluso antes de su aprobación definitiva.
Un planteamiento que también trasladan desde el pub Dickens, otro de los locales de ocio de la zona. «Se podrían haber tomado medidas antes de llegar a este punto y no se han tomado, personalmente nosotros creemos que hacemos las cosas bien, cuidamos que nadie beba en la calle, pero si hay quien no cumple debería haber más vigilancia», afirma uno de los trabajadores. Desde este local insisten en que si se cumplieran los aforos y se controlara que nadie bebiera en la calle no se habría llegado a los niveles de saturación actual. «No puede ser que cada fin de semana haya 500 personas bebiendo en la calle en Castaños y una sola patrulla de la policía», critican.
También se muestra preocupado por el efecto que esta medida tendrá en el tejido económico de la ciudad Itsvan, del Toma2. Este hostelero reconoce que uno de los grandes atractivos turísticos de Alicante es justamente la fiesta y que lo único que conseguirán con esta medida es trasladar las aglomeraciones de gente a otras calles. «Nadie viene a Alicante por el castillo o los museos, si el ocio se recorta dejarán de venir turistas y esto es una cadena, afectará no solo a los locales, sino también a las distribuidoras y a todo el sector», ha destacado.
La reducción a las terrazas afecta también a los locales de restauración que se consideran un daño colateral del cerco al ocio nocturno. Así, en un tramo que cuenta con 13 locales de restauración, frente a 18 pubs y discotecas, los hosteleros critican que incluso aquellos que se dedican a dar comidas y cenas verán reducidas sus terrazas. Víctor, de la Taberna el Papelón, insiste en lo injusto que supone que locales que a la 1 han acabado con las cenas y no generan aglomeración también sufran las restricciones. «Es pagar todos los platos rotos de los demás por culpa de tres locales que no cumplen», afirman también desde el Sale&Pepe una pizzeria familiar de la zona.
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