Los bañistas del Postiguet se ven obligados a retirar rocas tras las obras del espigón ante la inacción de Costas
La orilla plagada de piedras suponen un peligro para personas mayores o con movilidad reducida
La playa del Postiguet no ha vuelto a ser la misma desde las obras del nuevo espigón. Las actuaciones impulsadas por la Dirección General de Costas han dejado la entrada al mar plagada de piedras y rocas de distintos tamaños, lo que dificulta el baño y pone en riesgo a los usuarios, especialmente a personas mayores o con movilidad reducida.
Desde entonces, la zona que antes ocupaba el antiguo espigón se ha convertido en un acceso complicado, justo donde se ubican las instalaciones de playa accesible del Ayuntamiento. Lo que antes era una entrada cómoda al agua, ahora se ha transformado en un terreno irregular donde caminar descalzo puede suponer una caída o un corte.
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Es el caso de Mari Paz y su amiga Ana, dos jubiladas que cada día acuden al Postiguet. Este mes de julio lo han pasado retirando piedras con sus propias manos, abriendo pequeños pasillos por los que pueden entrar al mar. «Decíamos que estábamos haciendo las pirámides de Egipto», bromea Mari Paz. Pero para Ana, que sufrió un ictus hace unos años, no tiene ninguna gracia: «Es un desastre. Hemos estado medio mes así y ahora parece que se han dispersado más por la playa, hacia la zona de la torre de los socorristas», explica.
Las quejas son generalizadas entre los habituales del Postiguet. Muchos comparten entre ellos la ubicación de los «pasillos» limpios de rocas que cada día crean de forma espontánea. Segús explican varios bañistas en esta labor han colaborado también los monitores del servicio de playas accesibles, que ayudan a retirar piedras para garantizar la seguridad de las personas con discapacidad.
Pilar, otra usuaria habitual, ha optado por entrar al agua con escarpines. Ella y sus amigas se quejan de que uno de los atractivos del Postiguet era su fácil acceso, sobre todo para quienes tienen movilidad reducida. «Ahora cada día inspeccionamos bien la orilla antes de colocar la sombrilla y la toalla. Vamos moviéndonos para evitar las zonas más incómodas», cuenta. Esta mujer señala al mar y explica «se ve muy claro en el agua, donde hay rocas no hay gente bañándose y en el baño accesible no hay nadie».
Un problema sin solución
El problema de las rocas se hizo evidente con el inicio de la temporada de baño. La construcción del nuevo espigón y la retirada del anterior, en la zona del Cocó, ha dejado diseminados restos de obra: desde pequeños cantos rodados hasta rocas de mayor tamaño, que complican el acceso al mar y pueden provocar cortes o golpes.
La actuación fue ejecutada por la Dirección General de Costas, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica. Finalizó dos meses antes del plazo previsto. El proyecto incluía el uso del material del antiguo espigón para la nueva escollera y la retirada del sobrante. Sin embargo, con el verano en marcha, el Postiguet presenta un aspecto muy diferente al habitual.
Desde el Ayuntamiento de Alicante, la portavoz del equipo de gobierno, Cristina Cutanda, informó el pasado martes que el consistorio ha trasladado a Costas las quejas recibidas por parte de los usuarios. De momento, no han precisado si ha habido respuesta oficial ni en qué términos.
Por su parte, desde la Dirección General de Costas se insiste en que la playa es un entorno natural y que el movimiento de arena por las corrientes puede haber dejado al descubierto algunas piedras. En respuesta a este periódico, el pasado 11 de julio aseguraron que están valorando la situación y que, si es necesario, se actuará.