Los dos desahucios de Olga: de su casa y, tras intentar suicidarse, del hospital por falta de camas

Olga ha vivido en poco más de 24 horas dos de los momentos más duros de su vida: el jueves a mediodía, el juzgado ejecutó el desahucio de la que había sido su casa durante 22 años y apenas un día después también ha tenido que abandonar el centro sanitario en el que había sido ingresada por no tener sitio.

Esta mujer de 53 años dejaba el que había sido su hogar en camilla. No pudo aguantar la presión y trató de quitarse la vida ingiriendo varias cajas de la medicación que habitualmente le ayuda a luchar con la fibromialgia y la depresión. Una ambuancia la recogió y trasladó a Hospital Clínico Universitario de Sant Joan, donde los médicos lograron salvarla.

Sin embargo, Olga también ha tenido que dejar el hospital este viernes sin saber muy bien cuál será su destino. Tras pasar algo más de un día en el centro hospitalario y ya fuera de peligro ha recibido el alta. «No hay camas para que me quede», respondía a TodoAlicante.

Ahora esta mujer se preguntaba cuál va a ser ahora su hogar. Desde los servicios sociales le han ofrecido una pensión, pero su hija está quedándose en casa de su padre, en la sala de estar y Olga quiere estar con ella.

Así que incluso aunque el motivo de la separación en su momento fuera por violencia de género, la necesidad ha hecho que Olga y su hija vuelvan a convivir con su exmarido. «Ya no me da miedo porque está con un respirador y casi no se mueve de la cama», explica esta mujer. En la vivienda compartirá una sala de estar habilitada como dormitorio. En ella también hay una persona alquilada en otra habitación.

Para el abogado de Olga, Melardo Lainer, esta situación es muy injusta: «Puede ser legal comprar una casa en la que vive una persona y echarla a la calle, pero es totalmente inmoral», explicaba una y otra vez a los medios durante el desahucio. El letrado teme que sin recursos, la mujer acabe en el albergue de personas sin hogar.

Este jueves, Olga perdió su vivienda tras 22 años viviendo en ella. El desahucio se había pospuesto en dos ocasiones y mientras ella abandonaba el portal en camilla los cuerpos de seguridad accedían al domicilio con la comitiva judicial para ejecutar el lanzamiento.

La hija de Olga, junto con los dos gatos, mascotas de la familia, y algunos objetos personales abandonaron el domicilio junto a los activistas del Sindicat de Barri de Carolines que habían acudido intentar evitar el desahucio. Están a la espera de acudir a la casa junto con los responsables del juzgado para poder recoger poco a poco sus pertenencias.

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