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Josefa Guerra frente a la Reliquia, en el monasterio de la Santa Faz. AM
Cientos de kilómetros por carretera para venerar la Santa Faz: «Le pedí por mí y ahora por mi nieto»

Cientos de kilómetros por carretera para venerar la Santa Faz: «Le pedí por mí y ahora por mi nieto»

Cuando Josefa Guerra llega de su Almagro natal a su segunda residencia en Alicante, pisa el monasterio para ver la Reliquia igual que antes de marchar

Adrián Mazón

Alicante

Miércoles, 30 de abril 2025

Son ya muchos años los que Josefa Guerra -aunque le gusta más que la llamen Pepi- lleva venerando a la Santa Faz. Este mujer es nacida en Almagro, provincia de Ciudad Real, aunque cada vez que puede se escapa a la ciudad de Alicante, donde tiene una segunda residencia.

Fue hace décadas cuando ella y su marido compraron un apartamento al que empezaron a dar uso. «Al poco tiempo», relata, llegaron para pasar unos días en su casa de Alicante dos semanas después del Jueves Santo.

El calendario era agradecido y les permitía tener un puente de descanso frente al mar. Así, tras deshacer la maleta y salir a la calle, la marabunta les sorprendió.

«Veíamos que no se podía pasar de Alicante hacia acá (la pedanía de la Santa Faz)», rememora Pepi Guerra. Así, ella y su marido subieron al autobús con el fin de descubrir qué ocurría al final del camino. Fue así como descubrieron la peregrina de la Santa Faz.

Una devoción nada casual

Años después de aquel descubrimiento, Pepi acude cada vez que puede -cuando está en la ciudad de Alicante, tras recorrer cientos de kilómetros por carretera- al monasterio de la Santa Faz para venerar el Santo Lienzo.

«Cuando llego a Alicante vengo a ver al Señor y cuando me voy también», confiesa durante una nueva visita al caserío. ¿Por qué tanta devoción por la Santa Faz? Porque «encontrar esto ha sido lo más grande».

Pepi reza en el camarín de la Santa Faz. AM

Esta almagreña se convirtió en devota de la Santa Faz de Alicante gracias a una plegaria. «Estoy muy enferma y le pedí que si podía regresar otro día, volería siempre. Desde entonces lo hago cada vez que vengo».

La devoción que profesa por el Santo Lienzo también le hace «sentirme mejor», física y emocionalmente, señala. «La Santa Faz es algo muy importante en mi vida y me conforta mucho».

La Santa Faz, presente en sus dos casas

La fe que Pepi Guerra profesa por la Santa Faz también la ha acercado al municipio de Almagro, donde reside habitualmente. Es ahí donde ha colocado varias estampas de la Reliquia, igual que en su casa de Alicante. «Así me siento más cerca del Señor».

Cada vez que mira el Santo Lienzo, esta mujer reza con una plegaria. Es ahora, años después de pedir por ella y su enfermedad, cuando «pido por mi nieto. Es un adolescente que vive rodeado de muchos problemas que hay en la sociedad y solo el Señor puede ayudar».

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