Cien años desde que una alicantina fuera la primera alcaldesa de España
Matilde Pérez Mollá gobernó el municipio de Quatretondeta entre el 27 de octubre de 1924 y el 1 de enero de 1930
T.A.
Alicante
Viernes, 8 de marzo 2024, 07:21
En este 2024 se cumplirá una fecha redonda, que también tiene mucho que ver con el Día Internacional de la Mujer Trabajadora que se celebra este 8 de marzo. Y es que hace cien años que, por primera vez, una mujer accedió a una alcaldía en España. Y fue en Alicante. En concreto, en el pueblo de Quatretondeta, en la comarca de El Comtat. Fue en 1924 cuando el entonces gobernador de la provincia nombró regidora de esta pequeña localidad a Matilde Pérez Mollá.
Pérez Mollá, recordada cariñosamente como doña Matilde, se convirtió en la primera alcaldesa de la historia política española, con un mandato comprendido entre el 27 de octubre de 1924 y el 1 de enero de 1930, y abrió el camino a otras muchas mujeres al frente de las administraciones locales.
Según un estudio del departamento de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid, a esta pionera le siguieron Concepción Pérez Iglesias en el municipio pontevedrés de Portas, entre 1925 y 1930; y Petra Montoro Romero en Sorihuela del Guadalimar (Jaén), en 1925. Después fueron designadas Benita Mendalio en Bolaños de Campos (Valladolid), de 1926 a 1930; y Dolores Codina en El Talladell (localidad actualmente anexionada a Tárrega, en Lleida), en 1927; mientras que en una capital de provincia la primera fue Pilar Careaga, alcaldesa de Bilbao entre 1969 y 1975.
Pérez Mollá pertenecía a la familia más acaudalada de Quatretondeta y a la edad de 45 años fue designada por el gobernador de Alicante durante la dictadura de Primo de Rivera. En ese tiempo, y para diferenciarse de su hija, también de nombre Matilde, los vecinos la llamaban la 'senyora vella' ('señora vieja').
Esta mujer marcó época porque sus seis años de mandato resultaron de lo más prolífico ya que, por ejemplo, se construyó la primera carretera para unir el pueblo con otra población, la vecina Gorga, a unos cinco kilómetros. Pero quizá lo más importante de sus años de alcaldesa fue la llegada de la luz eléctrica, lo que introdujo de golpe a Quatretondeta en la modernidad del siglo XX.
Doña Matilde sigue siendo recordada y cuenta con una placa en la fachada del Ayuntamiento y también con una calle para rememorar su paso y el hito que marcó en la lucha por la igualdad de derechos.
Muy joven, se había casado con un notario alcoyano, Rafael Blanes Serra, con el que se trasladó a la ciudad donde éste estaba destinado, Cartagena, para formar una familia.
En la ciudad murciana tuvo a su única hija y al enviudar, cuando superaba los 40 años, decidió regresar a Quatretondeta, donde comprobó que su pueblo seguía sumido en una agricultura «muy pobre» y que los habitantes contaban con un bajo nivel cultural.
Considerada como una persona culta y con un talante que inspiraba «autoridad», la «senyora vella» se esforzó en elevar la formación de sus vecinos y, para ello, formó un grupo de teatro e, incluso, dio clases de piano, mientras que también escribía artículos costumbristas para el diario 'Las Provincias'.
También se distinguía por sus labores humanitarias puesto que era «protectora» de la leprosería de Fontilles (situada al norte de la provincia de Alicante ), para cuyos enfermos confeccionaba mantas de lana.