Muerte perinatal en Alicante, el drama de no poder llorar la pérdida de un hijo

'Al menos no le habéis conocido', 'Mejor ahora que más tarde', 'Piensa que ya tenéis otros hijos'. Son algunas de las frases que tuvo que escuchar Almudena Cruz cuando perdió a su hijo. El corazón del pequeño Kilian dejó de latir en el vientre de la madre a las puertas de la semana 22 de gestación. Su caso entra en el espectro de la muerte perinatal, aquella en que la pérdida del bebé se produce entre este punto y los siete días posteriores al nacimiento. 

Al igual que Almudena en su momento, 52 madres tuvieron que afrontar en 2021 la muerte perinatal de su hijo. La cifra aumenta si se incluyen todas las fases de la gestación, y es que uno de cada cuatro embarazos acaba en pérdida. Por eso, las profesionales en obstetricia hablan de 'duelo perinatal' para referirse a la pérdida producida entre el momento de la gestación y el año de vida del bebé. 

Profesionales y afectadas lamentan la ausencia de un protocolo generalizado en todos los hospitales de la Comunitat para atender estos casos. Uno de los pocos que cuenta con este recurso es el Hospital General Universitario de Elche; precisamente donde se certificó la muerte de la criatura que Almudena llevaba en su vientre. Sin embargo, su experiencia tuvo lugar años antes de que el centro ilicitano pusiera en marcha el citado protocolo -algo que se produjo el pasado año-.

Almudena asegura que fue objeto de «violencia obstétrica» en aquel momento, debido a la falta de tacto que tuvo que afrontar por parte de algunos sanitarios. «Acababa de enterarme de que había perdido a mi bebé, y me pusieron al lado de una mujer que acababa de dar a luz. Pude oír los llantos del niño, mientras que el mío no tenía latido. Fue muy traumático tener que exponerme a ello». 

La vivencia de Almudena le ha llevado a impulsar 'Mi pequeño ángel alado', la asociación que preside y en la que se ofrece apoyo a madres que han pasado por una experiencia similar. En ella también colaboran enfermeras como la alicantina Teresa Martínez, con 38 años a sus espaldas ejerciendo como matrona.

De hecho, fue la propia Teresa quien ayudó a Almudena a deshacerse del sentimiento de culpabilidad por la muerte de Kilian. «Me ayudó a ver que mi hijo me salvó la vida», apunta esta madre, y es que debido al trombo del pequeño, pudieron diagnosticarle a Almudena un problema sanguíneo que amenazaba su vida.

Teresa Martínez asegura que desde Sanidad se está trabajando para tener un protocolo unificado para todos los hospitales, que garantice, entre otras cosas, habitaciones insonorizadas para que una madre que acaba de perder a un hijo no oiga a otra que acaba de dar a luz. También piden psicólogos perinatales capacitados para hacer un acompañamiento; o el hecho de que se faciliten cajas de recuerdo para que las madres puedan guardar objetos de recuerdo como mechones, ecografías o fotos.

En otro orden de cosas, la matrona alicantina también hace referencia al miedo que sienten muchas madres a la hora de afrontar otro embarazo tras una pérdida de este tipo. Tras ello se producen los llamados embarazos arcoíris, que son los que tienen lugar tras una gestación fallida motivada por un aborto u otro motivo.

Las profesionales en obstetricia alertan que hay un infrarregistro en las pérdidas gestacionales, y es que en España solo hay obligación por ley de registrar las muertes fetales a partir de las 26 semanas de gestación. Por ello, en esta tasa de mortalidad perinatal no están incluidos los abortos espontáneos, ni las interrupciones voluntarias de embarazo, ya sean de primer trimestre o por problemas médicos en etapas más tardías.

Otros apartados en los que la legislación no se alinea con el sentir de las afectadas reside en la incapacidad de pedir una baja maternal si la pérdida se ha producido en los primeros 180 días del embarazo; o también en la falta de personalidad otorgada por el Código Civil al pequeño si este nace sin vida -algo que hasta 2011 no se producía hasta pasadas las 24 horas de vida-.

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