Tú también puedes contagiar hongos

El calor asfixiante hace que mayores y pequeños se concentren en las piscinas para pasar el día y huir un poco de las temperaturas. Allí, nadie usa zapatos y todos entran y salen del agua sin protección alguna. Pero, son estos mismos elementos que nos hacen movilizarnos hasta allí, los que se convierten en caldo de cultivo para hongos y enfermedades podales.

Así, la estación estival se ha convertido en la época del año en la que se producen más contagios de hongos y papilomas. Andar descalzos en zonas públicas y húmedas, además del aumento de la sudoración, consigue que la piel macere y provoca la aparición de estos virus.

Desde el Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (Icopcv) este año se ha querido hacer énfasis en que, en relación a este tema, solemos poner el foco en protegernos para evitar ser víctimas de contagios, pero también es importante poner la atención en evitar ser nosotros los podamos transmitir la infección a otras personas.

Enrojecimientos, una descamación excesiva de la piel del pie, algún cambio en la coloración de las uñas o fragilidad y fisuras en las mismas, son algunos de los síntomas que pueden alertar de que algo no está bien con nuestros pies.

Ante esta situación lo más importante es acudir de manera inmediata a un podólogo para que preescriba un tratamiento acorde. El virus plantar se reproduce a gran velocidad y si no se trata bien podría provocar contagios en la unidad familiar. Desde el Icopcv se recomienda no compartir la toalla con otras personas, lavarla después de su uso, no compartir calzado y utilizar calzado acuático como chanclas, cangrejeras o escarpines en lugares públicos.

Advierten también los expertos que el virus del papiloma muestra sus primeros síntomas meses después del contagio. Algunos signos que advierten de esta enfermedad son un punto negro, un callo rugoso o dolor al andar por determinadas superficies.

No necesariamente tenemos que tener los pies enfermos para cuidarlos. Si están sanos lo mejor es secarlos bien al salir del agua, utilizar un calzado transpirable y andar calzado la mayoría del tiempo. Además, los expertos recuerdan la importancia de hidratas correctamente los talones para evitar la aparición de grietas.

Desde el Icopcv se ha recordado que, para garantizar que estamos en manos de un profesional de la Podología y evitar ser víctimas del intrusismo, es decir, ser tratados por supuestos profesionales que carecen de la formación universitaria que se exige para el desarrollo de esta rama sanitaria, hay que asegurarse que la clínica donde vamos a ser tratados dispone de número de registro sanitario y el podólogo está colegiado.

• Temas
• Agua
• Piscinas