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Los partidos, especialmente aquellos formados por coaliciones, resultan difíciles de entender por lo complicado de sus equilibrios internos. Por un lado, los partidos dentro de la coalición; por otro, las corrientes dentro de los partidos. Los flujos y las alianzas que rigen las lógicas de las formaciones políticas muchas veces son inescrutables incluso para los mismos afiliados, y mucho más para la ciudadanía en general.
En esa vorágine de juego político más cercano se encuentra justamente Compromís. Las últimas elecciones -municipales, autonómicas y generales- dejaron a la coalición en un precario equilibrio entre las distintas formaciones que la integran -Més (antiguo Bloc), Iniciativa del Poble Valencià (IdPV) y Verds-Equo-. Las primarias de cara a los comicios, convertida muchas veces en una batalla - más o menos visible y más o menos cruenta- entre las caras más reconocibles del partido, la pérdida de poder autonómico y municipal de la formación, la aparición de Sumar y la tardía investidura de Pedro Sánchez han dejado un escenario en el que todo ha permanecido más o menos a la espera. Iniciativa amenazaba con romper la coalición y Més llamaba a la calma y hablaba de 'normalidad' dentro de la formación.
Los conflictos en el seno de Compromís no han dejado de sucederse desde las elecciones municipales y autonómicas. Entre los más sonados está la elección de Enric Morera -de Més- como senador de designación autonómica por parte de la formación, sin los apoyos de Iniciativa que consideraba que el candidato lógico era Carles Mulet -de IdPV-, que llevaba ya dos legislaturas en el cargo.
Este enfrentamiento supuso una ruptura del diálogo entre los dos partidos que ha durado desde julio hasta noviembre. Si bien la coalición seguía funcionando a nivel institucional los puentes estaban rotos entre Iniciativa y Mes. Una situación que también permanecía en pausa a la espera de la investidura de Pedro Sánchez. Justo a principios de noviembre las aguas volvían a su cauce y la Executiva de Compromís volvía a reunirse.
En el mar de fondo de esta cuestión está el reparto de poderes entre los diferentes partidos, especialmente Més e Iniciativa que cambia de manera visible tras las elecciones. Con Mónica Oltra fuera de juego Més hizo valer su fuerza en militancia y organización y aglutinó alguno de los puestos de mayor visibilidad -Águeda Micó como portavoz adjunta segunda en el Congreso por Compromís-Sumar, Joan Baldoví como síndic en les Corts o Enric Morera en el Senado como único representante de la formación en la Cámara Alta-.
Iniciativa por su parte ha vivido una profunda transformación desde la dimisión de Oltra, hay una nueva dirección encabezada por Alberto Ibañez y Aitana Mas, pero que sin embargo no consiguieron ejercer el liderazgo absoluto de Oltra.
Cuando todo parecía haber vuelto a la normalidad ha sido justo en Elche donde la cuerda se ha vuelto a tensar. En este caso ha sido el conflicto entre Esther Díez -IdPV-,la única concejal que la coalición mantuvo en el Ayuntamiento de Elche, y Marian Campello -Més-, portavoz de la agrupación local. Esta última lanzaba un comunicado este miércoles en el que acusaba a iniciativa de incumplir los pactos alcanzados para las elecciones locales, de bloquear la resolución del conflicto interno abierto y les exigía devolver el dinero invertido en la campaña electoral -unos 15.000 euros-.
Ya en las primarias de la formación Elche fue una de las plazas más disputadas entre los dos partidos, con Díez y Campello como cabezas de cada una de las opciones. Finalmente Iniciativa retuvo su poder, pero las heridas que parecieron cerrarse para las municipales y las generales no lo estaban del todo o al menos han vuelto a supurar.
El conflicto abierto en Elche refleja el delicado equilibrio de Compromís como coalición. La formación sigue debatiéndose si ir a un modelo de partido único, a una federación o mantenerse en el limbo legal de coalición electoral que obliga una y otra vez a debatir cuales son los órganos de decisión y cómo se relacionan entre ellos.
No es el único caso. La otra gran ciudad de la provincia, Alicante, tiene pendiente renovar también a su Executiva desde septiembre. El máximo órgano de la coalición a nivel local sigue encabezado por el anterior portavoz de Més, Natxo Bellido. La paralización de las relaciones a nivel autonómico y el 'stand by' provocado por la investidura también ha supuesto un retraso en la renovación de los órganos a escala local, pendientes las agrupaciones de las decisiones de sus partidos en la Comunitat.
Pero el escenario ha cambiado y lo ha hecho drásticamente con la aparición de Sumar. Desde Iniciativa, mucho más proclives a acudir a las elecciones en grandes coaliciones de izquierdas, han cogido el proyecto de Yolanda Díaz como propio. No en vano, el primer acto de lo que todavía era un incipiente movimiento en torno a la figura de la vicepresidenta se inauguró en Valencia, de la mano de Oltra, en noviembre de 2021.
Hasta el momento, desde Compromís la diputada en el Congreso, Águeda Micó dejó claro en declaraciones a medios de comunicación que Sumar no competirá con su formación en la Comunitat Valenciana. Micó también reivindicó la autonomía de la coalición valencianista y dio por seguro que su marca será la referencia de Sumar en la Comunitat.
Unas declaraciones que parecen darse de bruces con la realidad. El movimiento de Díaz ya se ha constituido como partido en Galicia y Euskadi y ha comenzado a activarse en otras provincias, entre ellas Alicante. De hecho el próximo 16 de diciembre en la capital de l'Alacantí hay previsto un encuentro entre los inscritos de la campaña de las elecciones generales. Una jornada con un espíritu lúdico pero que también servirá para informar de los próximos pasos a seguir del movimiento Sumar -lo que consideran la pata ciudadana de la formación- hacia una asamblea fundacional que se celebrará en el primer trimestre de 2024.
Un movimiento que no parece haber sentado bien a ninguno de los partidos que se presentaron a las generales bajo el paraguas de la formación de Yolanda Díaz. Y es natural, ya que una parte importante de esos inscritos pertenecen a algunos de los partidos que sí exhiben estructura orgánica en la ciudad -Compromís, Izquierda Unida y Podemos- y todavía nadie tiene claro cómo será la vertebración de Sumar con los partidos que formaron parte en las elecciones.
La aparición de Sumar ahonda en la brecha entre Iniciativa y Més. Si desde Més tienen claro que el proyecto de Compromís es de espíritu valencianista y que no se integrarán en una formación que no respete la autonomía de la formación, desde IdPV sienten más afinidad con Sumar, también ideológicamente. En un momento en que la coalición no acaba de recuperarse de la marcha de sus líderes históricos -especialmente de Mónica Oltra-, en el que se ha constatado un cambio de ciclo político en la Comunitat y donde los conflictos entre los partidos que integran la coalición a diferentes niveles se van sucediendo periódicamente, algunos en Iniciativa también se plantean si la coalición ya ha dado todo lo que tenía de sí y si no sería mejor emprender un nuevo camino de la mano de un proyecto ilusionante y con una ideología de izquierdas. De hecho, el goteo de militantes desde IdPV hacia los inscritos en Sumar ha sido notorio desde las elecciones e incluso antes, con algunas caras conocidas de la formación apartadas de los primeros planos por la actual dirección - como es el caso de los Mollá en Elche- que se acercaron a los actos de los de Yolanda Díaz.
Compromís ha sabido capear los diferentes temporales de conflictividad interna que la coalición sufre cada vez que tienen que tomar decisiones difíciles. Por algo las dos almas de la formación siguen juntas pese a las turbulencias que han vivido en los últimos años. Sin embargo, los cambios políticos, la aparición de nuevos proyectos y la conflictividad generada por las guerras abiertas entre las dos formaciones en municipios y comarcas suponen un nuevo frente de resultado incierto.
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