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Juan Roig Valor
Martes, 1 de octubre 2024
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A cierre del tercer trimestre, los departamentos financieros de los fabricantes de automoción comienzan a ver el final del ejercicio con más claridad. Lo malo es que esta nitidez arroja una realidad incómoda: no se están vendiendo tantos coches como lo requieren sus costes crecientes.
El 30 de septiembre, el Grupo Volkswagen era el último en sumarse a otras marcas que habían recortado sus previsiones de resultados para 2024. Así lo han hecho ya Stellantis, Aston Martin, BMW, Volvo y Mercedes Benz.
En concreto, VW señaló en un comunicado que esperaba cerrar el año con un 5,6% de margen operativo. Esto supone la segunda vez que el consorcio alemán recorta sus expectativas para 2024. En julio, señalaron que el cierre de la fábrica de Audi en Bruselas afectaría los resultados y este indicador llegaría al 7%. En 2023, alcanzaron este nivel.
Volkswagen –y el resto de fabricantes– han invertido miles de millones en un cambio hacia la movilidad cero emisiones y los compradores europeos no están acompañando la transición a la velocidad que necesitan. De no vender el volumen necesario de estos modelos, las marcas se enfrentan a multas de millardos de euros en 2025, al superar los niveles de CO2 fijados por la Comisión Europea.
Por otra parte, China, que supone en torno a un tercio de las ventas anuales de las marcas alemanas, tiene sus propios problemas que suponen un lastre para las europeas. Ahora, el país está sumido en una crisis inmobiliaria que hace que el presupuesto para comprar coches se reduzca y los que se compran suelen ser marcas nacionales.
Como consecuencia, el Grupo Volkswagen ha planteado por primera vez cierres en su Alemania natal, algo que estaba blindado desde hace más de tres décadas en sus convenios colectivos. Según la empresa, dos de sus plantas allí muestran exceso de capacidad y las marcas de lo que denomina el segmento de Volumen –VW, Seat, Skoda y VW Comerciales– tienen un rendimiento por debajo de lo esperado.
En 2023, la compañía entregó 9,24 millones de vehículos y se espera que cierre 2024 en torno a los nueve millones, con una facturación en torno a los 320.000 millones, un 0,7% menos que en el ejercicio anterios.
Si el mayor grupo de automoción de Europa tiene una situación delicada, el segundo no va muy por detrás. Stellantis señaló que cerrará el año con un beneficio operativo de entre el 5,5% y el 7%, un retroceso ante el «doble dígito porcentual» que se había fijado previamente.
Esto se debe, según la compañía, a una caída de ventas durante el segundo semestre en la mayoría de regiones en las que opera. Stellantis se enfrenta a una situación complicada en EEUU, donde las marcas Jeep y Dodge han perdido cuota de mercado ante sus otros dos competidores de Detroit, Ford y General Motors.
«La competencia se ha intensificado, al haber más oferta por parte de la industria, así como por la llegada de marcas chinas». Para controlar estos efectos, se han marcado como objetivo que sus concesionarios no tengan más de 330.000 vehículos antes de que acabe el año, algo que preveían para 2025.
Esto lo conseguirán ensamblando 200.000 vehículos menos en la segunda mitad del año, el doble de lo que se habían marcado inicialmente como objetivo. Además, también aumentarán sus campañas promocionales.
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