Donde nadie ha podido llegar
Hay personas que nos hacen soñar, que nos enseñan a experimentar, que nos permiten llegar más allá. Noelia Rondón era así
David Esclapés Mayor
Alicante
Martes, 29 de julio 2025, 07:14
«El espacio: la última frontera». Estos son los viajes de la nave interestelar Enterprise, en una misión que durará cinco años, dedicada a la exploración de mundos desconocidos, al descubrimiento de nuevas vidas y civilizaciones, hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar.
La voz de nuestro idolatrado William Shatner servía de introducción para cada episodio en los créditos iniciales, en el que se establecía el propósito de la nave espacial Enterprise.
Así era la intro de cada capítulo de 'Star Trek, The original series'. Sí, la del Capitán James T. Kirk y su primer oficial Spock en los años sesenta. Esta maravilla, pese a las limitaciones de presupuesto, nos enseñaba lecciones de vida, de amor, contra el racismo, el genocidio, en oposición a todo lo malo que sufrimos como sociedad. Y sí, nos hacía soñar en lugares en los que nadie había llegado jamás.
Aquí, en nuestro presente existen personas así. Que nos hacen soñar. Que nos enseñan a experimentar. Que nos permiten llegar más allá. Noelia Rondón era así. Una persona que nos invitó a explorar nuevos mundos aquí en la tierra.
Dicen que las personas forjan su propio legado, tal vez. Yo he creído que el legado de una persona siempre depende de la percepción del resto sobre ello. En casos en los que la totalidad, no una gran mayoría, no una inmensa mayoría, la totalidad de la sociedad, en este caso festera, reconocemos el maravilloso trabajo realizado, no es casualidad.
Las casualidades surgen con gran énfasis para desaparecer después con la misma brevedad. Cuando año tras año elevas el nivel del anterior buscando ese 'donde nadie ha llegado' es porque eres especial. No es ego, no es búsqueda de notoriedad, es porque eres así. Simplemente buscas siempre explorar lo inexplorado, avanzar, romper el 'status quo'.
Mentes así existen muy pocas, son las bendecidas con el don de la curiosidad. Mentes tan brillantes jamás hay que encorsetarlas, hay que dejarlas volar.
Recuerdo que, a través de nuestro querido Kiko Vinal, tuve el honor de conocer a Noelia. Yo llevaba poco tiempo en la fiesta, con anterioridad la gente me decía eso de «estate atento a Sant Blai- La Torreta, siempre sorprende». Cuando la conocí yo ya era uno de esos sorprendidos. Y os voy a decir la verdad, no es como conocer a un Messi o a una Madonna. Es conocer a Góngora, a Quevedo, a un artista completo. Conocer a un ídolo.
Pero es que, además, hay casos en los que no es necesario parecerlo, sencillamente es suficiente con disfrutar de lo que haces. Lo demás llega a través de ello. Ese es el secreto.
Recuerdo el año en que estuve en Federació, yo me encontraba por la parte de atrás del escenario en Ciudad de la Luz, cuando iba a realizar la actuación infantil su hoguera. Una de las niñas, cuya madre casualmente es una grandísima amiga mía, estaba tan nerviosa que no quería salir a actuar y Noelia fue a su lado y se pusieron a hablar. Sí, en los segundos previos a salir al escenario.
Lo hizo con tal cariño, con tal empatía, con tal tacto que desde ese momento aprendí que para ser el mejor basta con creer que siempre priman las relaciones humanas y afectivas, por encima de reconocimiento o premios individuales o grupales. Detrás de todo, siempre está la persona.
Cuando eres el mejor, en algo el factor diferenciador siempre es la humildad. La tenía de sobra, al igual que la discreción. Por todo eso era la mejor y muchísimo más era la mejor. Y con la mejor familia festera que personalmente conozco. Ojalá algún día podamos admirar tanto a la otra mitad de cada uno de nosotros como lo hacía nuestro Kiko. Devoción, dedicación, amor eterno.
Siempre estarás en el recuerdo de todos nosotros. Y lo más importante, en la historia del mundo de la fiesta de Alicante. Gracias por llevarnos a lugares donde jamás ha estado nadie.
Una última reflexión, ¿para cuándo poner nombre en femenino a una foguera?