El sueño de una niña que fermentó en el mejor vino dulce del Mediterráneo: M de Alejandría
El moscatel de hielo, producido por Cristina Rodríguez en su finca de Teulada-Moraira, recibe las medallas gran oro y oro en el certamen de Alicante Gastronómica
Concha Pastor
Alicante
Domingo, 12 de octubre 2025, 02:26
Leía estos días 'Manual para soñar', un libro que le regalaron a uno de mis hijos donde habla de 28 personas que han tenido algo en común: el gran sueño que enriqueció sus vidas, anidó en sus corazones y en sus mentes desde su infancia. Todas ellas identificaron, cuidaron y alimentaron ese sueño hasta hacerlo realidad.
Entre sus páginas se cuela la recientemente fallecida Jane Goodwall, científica, que descubrió la cercanía de los chimpancés a nuestra especie, tras pasar su infancia y juventud rodeada de animales, soñando con ir a África y escribir sobre las especies que allí vivían; Nikola Tesla, que logró iluminar ciudades enteras usando la fuerza de las cataratas del Niágara; la bailarina Anna Pávlova, Victoria I de Reino Unido, la tenista Gabriela Sabatini, Nelson Mandela, Grace Kelly, Maria Montessori o Agnes Gonxa, una joven que sintió una atracción cada vez mayor por la vida religiosa e incluso cambió su nombre por Teresa de Calcuta.
El sueño hecho realidad
A esta lista, y salvando las distancias, habría que añadir a mucha gente más que desde muy temprana edad ha tenido un sueño, lo ha perseguido y lo ha conseguido. Y de esto sabe, y mucho, Cristina Rodríguez, la alicantina nacida en Casablanca (Marruecos), con raíces en Monforte del Cid y Callosa d'En Sarrià y afincada en Teulada Moraira que ha logrado su anhelo: tener su propio vino, 'M de Alejandría', con M de mujer y M de momentos, Un moscatel de hielo que ya está recogiendo los triunfos del proyecto que comenzó en 2014 tras ver cómo cuando era una niña cada Nochebuena, su padre esperaba con ilusión la visita un amigo que le obsequiaba con una botella de vino de su cosecha.
Tras la pertinente cata, el caldo se guardaba para acompañar la comida de Navidad. La pequeña no se perdía ninguna de esas de esas visitas y siempre se decía: «algún día tendré mi propio vino para compartir momentos con mis amigos». Y así fue.
Estos días, Alicante Gastronómica ha coronado este moscatel en el IV Concurso del Mejor Vino del Mediterráneo 2004, con la medalla de oro al mejor vino dulce y además le ha otorgado el gran oro, mejor del Mediterráneo 2024. Y lo ha hecho justo en el décimo aniversario del proyecto hecho realidad de una niña que fue creciendo con la ilusión de producir un vino único y autóctono de la Marina Alta.
Segunda generación
Hoy está la frente del proyecto su hija, Cristina Tro, que se empapó desde muy pequeña de la ilusión de su madre por producir un vino especial y codiciado entre exquisitos comensales de las mejores mesas de Alicante, Valencia, Madrid, Francia y los países nórdicos, entre otros muchos.
Estos nuevos galardones, impulsados por Alicante Gastronómica y La Asociación de Sumillers de la Provincia de Alicante (ASPA) se han entregado en el recinto ferial de Alicante tras la valoración del jurado formado por sumilleres y enólogos profesionales, que ha valorado con «rigor la calidad de cada vino, reflejo de un trabajo bien hecho y de una cultura vitivinícola que forma parte de nuestra identidad mediterránea».
El encargado de otorgar este reconocimiento ha sido el presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, Carlos Baño, quien en su discurso ha valorado «el esfuerzo, la pasión y la excelencia de las bodegas y viticultores que participaron en la pasada edición». Un total de 130 concursantes, procedentes de las denominaciones de origen de Alicante, Valencia, Castellón, Yecla, Jumilla, Bullas, Ribera del Duero y Rioja, han mostrado «lo mejor de nuestra tierra y de nuestro mar».
Baño ha trasladado su reconocimiento por hacer posible que el «vino del Mediterráneo siga siendo motivo de orgullo para todos».