Los 32 profesores que darán clase en barracones el próximo curso en Alicante

Días de intenso trabajo en el solar de la calle Polop, en el barrio alicantino de Pla Carolinas. Faltan menos de dos meses para el inicio del curso académico, y lo que promete ser el centro de educación infantil y primaria (CEIP) nº56 es, por ahora, un conjunto de barracones a medio construir. El resultado final no distará mucho del aspecto actual, y es que la construcción de las instalaciones definitivas ni siquiera está calendarizada. Por ahora, es un misterio.

Lo que se sabe es que contará con 450 plazas (150 de Infantil y 300 de Primaria), parte de las cuales ya han podido solicitar las familias durante la fase ordinaria de matriculación. El próximo jueves 17 de julio arrancará la extraordinaria.

También se conoce la plantilla de docentes con la que arrancará el curso: serán un total de 32 nuevos puestos, distribuidos entre distintas etapas educativas y especialidades. En Educación Infantil se incorporarán 8 docentes, mientras que en Educación Primaria se sumarán 12 maestros y maestras. A esto se añade el refuerzo de áreas específicas con dos especialistas en Inglés, dos en Educación Física y otros tantos en Música.

Al centro también se incorporarán tres profesionales de Pedagogía Terapéutica, dos docentes para el Aula de Inmersión Lingüística (AIL) —dirigida al alumnado recién llegado que necesita adquirir la lengua vehicular— y un orientador para reforzar el acompañamiento educativo y emocional de los estudiantes.

La información llega a cuentagotas, y desde la Federació Local d'AMPES de la FAPA Enric Valor d'Alacant muestran su malestar por la escasa respuesta a sus dudas por parte tanto del Ayuntamiento de Alicante como de la Conselleria de Educación. Hasta el momento, las familias han recibido confirmación de algunos aspectos: el centro contará con jornada partida, servicio de comedor escolar y la lengua base de enseñanza se establecerá según las inscripciones recibidas.

Sin embargo, les preocupa la falta de información sobre el plan de construcción del centro definitivo, que se espera edificar en ladrillo. Las familias se preguntan cuál es el cronograma estimado para las obras: ¿cuándo está previsto que comiencen los trabajos? ¿Y cuál es la fecha aproximada de finalización? La ausencia de un calendario claro alimenta la sensación de «improvisación y falta de previsión».

Otra de las principales inquietudes gira en torno al proceso de escolarización durante el periodo de construcción. Las familias quieren saber qué medidas tomarán las administraciones para asegurar que el alumnado pueda continuar su educación sin interrupciones mientras se desarrollan las obras.

Preguntan si se mantendrá la actividad educativa en los barracones durante todo el tiempo que dure la construcción o si se contempla un posible traslado a otras instalaciones más adecuadas. En ese último caso, la cuestión que les surge es dónde se ubicaría el nuevo emplazamiento y qué recursos se destinarán para reducir al mínimo el impacto en el día a día del alumnado y sus familias.

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