

Secciones
Servicios
Destacamos
El 2023 ha sido el año de la sequía y el calor. Así lo ha calificado la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) en su balance anual sobre el campo alicantino. Gran parte de los cultivos de la provincia han sufrido la falta de agua y los agricultores han recogido cosechas por debajo de la media de los últimos diez años.
Frutos como la cereza o la uva para vino han registrado un año fatídico, con pérdidas y mermas importantes como consecuencia de la sequía. A estos cultivos se le une otro que se ubica principalmente en las zonas del interior, en pequeñas parcelas con cultivos de secano.
Allí la situación ha sido «devastadora», según explica el secretario técnico de Asaja, Ramón Espinosa, quien incide que la sequía «extrema» ha afectado a las zonas del interior. Espinosa recuerda que los cereales vienen «de una campaña muy mala» y asegura que el 50% de los siniestros en la provincia «son por daños en estas cosechas».
Según datos de Asaja publicados en su memoria anual, los agricultores han perdido el 90% del cultivo de cereales en la comarca de l'Alcoià, mientras que en zonas como Castalla y Onil la cifra se acerca al 100%, siendo los más afectados la avena, el trigo y la cebada.
Asaja
Asaja asegura que la merma del cereal ha dejado a los supermercados sin existencias locales, pues el producto alicantino «es casi inexistente». Por ello, el precio del cereal depende de terceros países, haciendo a la provincia «totalmente dependientes de ellos».
Las previsiones de la cosecha del 2023 no son nada positivas. Se han reducido tanto la superficie cultivada como la producción de cereal, siendo el más afectado la avena, que pasa de 4.627 a 3.548 toneladas, mientras que el trigo baja de 3.482 toneladas en el pasado año a las 2.776 previstas para el cierre del 2023.
Los problemas acumulados en la presente campaña parece que se repetirán. La falta de lluvias ha obligado a retrasar la plantación casi un mes. Es habitual comenzar la siembra en noviembre, con el campo húmedo. Sin embargo, ante la falta de precipitaciones, los agricultores optaron por esperar. Una espera a la que se ha tenido que poner fin debido a las tardías fechas en las que estamos.
El portavoz de la sectorial del cereal en Asaja Alicante, Ricardo Ferri, ha calificado de «caótica» la coyuntura de las zonas de cultivo de secano. La sequía y las altas temperaturas han hecho que los agricultores «tengan miedo de sembrar», lo que hará que «la pérdida de cosechas esté casi asegurada», explica Ferri.
La situación del arroz tampoco parece mucho mejor. La producción, a pesar de aumentar en un 15%, implica una recuperación «insuficiente». Según la sectorial, la provincia ha producido entre 700 y 800 toneladas, una cantidad «muy baja», ya que la media oscila entre los 1.000 y 1.200 toneladas.
Tan solo la producción de arroz bomba cultivado en la Marjal de Pego ha cerrado el año en positivo, con un incremento del 15% respecto al 2022. Una subida que tiene trampa, puesto que el anterior año «la cosecha estuvo un 65% por debajo de la media, lo que no es suficiente para compensar la falta de stock«.
El arroz bomba, clásico de esta zona, vuelve a pasar por los mismos problemas del año pasado. La merma viene dada por el hongo Pyricularia Oryzae, contra el que no existe protección. A ello hay que sumarle la maleza descontrolada.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La espiral azul que se vio en España lleva la firma de Elon Musk
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.