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Este miércoles 12 de febrero se publicaba en el BOE el Real Decreto que fija el salario mínimo interprofesional (SMI) en 1.184 euros al mes distribuidos en 14 pagas, unos 700 euros anuales más al año y una subida final del 4,4% interanual, ligeramente por debajo de las exigencias de los sindicatos y por encima del 3% que defendían las patronales. Así lo aprobó el Consejo de Ministros.
Desde el 2018 el SMI ya ha aumentado en un 60,9%, unos 6.273,4 euros más anuales. Una decisión que no ha gustado a patronales y empresas. Desde la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) alertan de que el nuevo SMI tendrá un coste de 80 euros más al mes por trabajador para las compañías.
De hecho, las empresas tendrán que pagar entre 1.816 y 1.903 euros por trabajador al mes, según el tipo de cotización. Una diferencia que desde Cepyme aseguran que es un 62% mayor a los 50 euros de incremento propuestos por el Gobierno.
Lejos de las subidas y los costes empresariales, y el puro dato económico, aparecen otros efectos en el corto y medio plazo para las empresas y sectores. Un efecto mariposa que empujará las negociaciones de convenios colectivos y recortará diferencias entre los grupos.
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Así lo advierte la secretaria general de la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Alicante (Fempa), Rosa Sánchez, quien explica a TodoAlicante que «no es solamente de cómo pueda afectar a una tabla salarial de un convenio, porque suelen quedar por encima del SMI, sino que va a tener un efecto empuje».
Sánchez incide en el «importante efecto inducido» que tendrá esta subida del SMI y recuerda que, en caso de tener categorías que queden afectadas, «habrá que complementar los salarios, produciendo un efecto empuje en toda la tabla».
Y es que la subida de los estratos más bajos de los convenios colectivos, para igualarlos al SMI, tendrá un efecto directo en los grupos altos, puesto que se reducirán las diferencias entre segmentos. «De repente la diferencia salarial entre varias categorías puede ser prácticamente mínima, esto es otro efecto inducido producido por otra subida del SMI».
Sánchez afirma que en el caso de su sector, tanto la industria del metal como el comercio del mismo tienen los convenios aplicados y tan solo hay que subir el salario de la categoría que queda por debajo, unos 400 euros más anuales, pero advierte que de cara a la negociación de 2026 «tendremos que trabajar sobre la tabla salarial y las diferencias que tiene que haber entre una categoría y la superior».
No es el único efecto que puede tener en las negociaciones de convenios colectivos. La subida del 4,4% del SMI está por encima del marco recomendado por el acuerdo estatal para la negociación colectiva, de en torno al 3%.
La secretaria general de Fempa expresa que estos porcentajes del SMI «podrían condicionar futuras negociaciones, obviamente si el SMI sufre estos incrementos es tentador que en las mesas de negociación se saque este porcentaje a relucir» y avisa de que «en las cantidades que nos movemos, puede ser que la subida del salario mínimo afecte a más de un convenio».
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