Sómnica Bernabeu da voz a las sirenas
La artista alicantina plasma en el lienzo sus reflexiones sobre los mitos, leyendas y pensamientos que envuelven a estas criaturas cargadas de conocimiento
Entrar a su taller es sumergirse en el fondo del mar. Siete grandes lienzos, en distintos tamaños, evocan el fondeo que trae consigo el paso de los siglos. Desde las hazañas de Ulises y Jasón, con el espíritu carnal del medievo de por medio, hasta la inspiración de Hans Christian Andersen. Siempre eso sí, con una mirada hacia la naturaleza y el ecosistema, reflejada a través de múltiples y cuidadosos trazos.
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'Cantos de sirena' es la nueva exposición de la artista alicantina Sómnica Bernabeu, con la que da voz a las sirenas. La artista ha creado una decena de criaturas con la que es capaz de reflexionar, mediante una nueva mirada, sobre los mitos, leyendas y pensamientos que envuelven, desde tiempo atrás, a estos seres zoomórficos. Todas ellas convivirán a partir del 5 de junio en los Pozos de Garrigós, en el Museo de Aguas de Alicante.
En esta nueva serie, pintada al óleo porque Sómnica Bernabeu siente un gran respeto por las técnicas clásicas, reinterpreta a las sirenas en varios momentos de la historia. Para plasmar el «punto de inflexión» que estas criaturas han vivido en distintas etapas, la artista juega con los Pozos de Garrigós en cuyos aljibe crea una línea cronológica para explicar «las implicaciones que el hombre les iba dando más allá de los mitos».
Así, como un ratón de biblioteca, la artista ha indagado en múltiples textos milenarios, recuperando también las voces de todos aquellos que quedaron embriagados por la curiosidad de las sirenas. Durante el proceso de investigación, entre libros y manuscritos con vistas al mar y con mucho apunte en su libreta de bocetos, aprovecha para denunciar los «muchos siglos de misoginia» que las sirenas han sufrido. Mediante la simbología, Sómnica Bernabeu surca las olas para hablar también de las dificultades de la mujer.
Cuando las sirenas tenían alas
Si por algo destaca el pincel de Sómnica Bernabeu es por ser capaz de redescubrir lo conocido. La artista alicantina es capaz de reinterpretar mitos, leyendas y todo tipo de épocas para dejar atrás las meras apariencias. Es lo que sucedió en 'Damas íberas', y un año después nada a contracorriente para hacer lo mismo en 'Cantos de sirena', para mostrar una nueva visión sobre unas criaturas que «ejemplificaban el temor de los hombres a lo desconocido».
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Con el rapto de Perséfone arranca esta nueva serie de la artista, creada adhoc para los Pozos de Garrigós. Un óleo de 120 por 120 centímetros muestra a las compañeras de la hija de Zeus y Deméter. Ya convertidas en sirena, con cuerpos de ave como castigo al no proteger a la joven de las garras de Hades, una toca la flauta, otra la lira y la última canta. Bernabeu parte de los textos de Pausanias para recrear esta primera obra.
La tradición grecolatina y la mitología clásica se fusionan bien en estos primeros pasos de la exposición, que continúa con la travesía de Ulises tras vencer en Troya, tal y como narra Homero en el Canto XII de 'La Odisea'. En sus versos, «simbolizan el temor de los marineros, otorgándoles un poder que no tenían», matiza la artista en su interpretación sobre esta obra de la literatura universal. En el lienzo, una sirena guía entre olas y palabras el navío, con Ulises atado al mástil mientras escuchaba a las sirenas.
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Para su reinterpretación del mito, Sómnica Bernabeu se apoya en Cicerón. «Si era un hombre tan astuto, capaz de engañar con el caballo de Troya, ¿cómo iba a tirarse al mar por escuchar un canto de sirena?», reflexiona. «Fue un error de traducción para dejar bien al hombre y mal a la mujer», señalando que el ensayo de Cicerón remarca que el canto de las sirenas simboliza el conocimiento absoluto y la sabiduría, siendo las mujeres portadoras de la misma, de la cual Ulises quería empaparse. «No es que escuches el canto más hermoso, sino que te conviertes en el hombre más sabio; por eso se ata al mástil, para acceder al conocimiento».
Este «error de traducción» protagoniza otra de las pinturas al óleo de Sómnica Bernabeu en el primer tramo de 'Cantos de sirena', donde una de ellas sujeta el ensayo de Cicerón. A su alrededor, aparecerán colgando de la bóveda del aljibe, sirenas elaboradas en arcilla. Con bocas abiertas y sujetas por anzuelos, la artista ha experimentado con esta técnica para narrar «historias antiguas, de amores prohibidos, de la época en que el hombre surcaba el mar en busca del conocimiento».
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En estos personajes físicos, que formarán una instalación única, combinará también la misma naturaleza al llevar las sirenas incisas en sus cuerpos historias de hojas, caracolas, textiles, patrones que forman cabellos, pechos, escamas, aletas, labios y ojos, entre muchos otros. «Es también mi manera de pintar», confiesa Bernabeu, incidiendo en que «como lo hiciera Eva de la costilla de Adán, surgen del barrio mis sirenas», las cuales «se cuecen en el fuego como Hefesto creó a Pandora».
Las sirenas, símbolo del pecado carnal
La historia continúa en 'Cantos de sirena' con una nueva etapa: la llegada del Cristianismo. Si bien la tradición grecorromana concedió una nueva forma zoomórfica a estas criaturas, las de tener cuerpo de ave o de pez con bellos rostros, esta religión les llega a conceder, incluso, patas de pulpo. Pero, ¿por qué aparecen también estos seres en su expansión durante el medievo? Porque el Catolicismo «adopta todos los mitos de religiones anteriores, de egipcios a celtas», entre muchos otros.
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Así, en el caso de incluir a las sirenas en su imaginario, no lo hacen fruto del azar, sino para otorgarles el concepto que «nos habían otorgado a las mujeres de conducir a los hombres al pecado». De este modo, estas criaturas llegaron a representar, siendo símbolo durante la época, «los pecados asociados a la vanidad, el egoísmo y la carne». «Eran una advertencia para el hombre precavido temeroso de la tentación», asociando a ellas el origen de la lujuria y la tentación sexual.
La propia Sómnica Bernabeu reconoce sentirse fascinada por la época, a través de los hallazgos obtenidos en su proceso de investigación. «He encontrado el texto de un obispo, de la época del Papa Luna, en el que se asemeja a Ulises con Jesucristo». El mástil era la cruz y las sirenas el pecado, mientras su travesía hasta casa simboliza cómo es capaz de superarlo, expone la artista tras descubrir este símil.
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Otras de las interpretaciones sobre las sirenas que le han causado gran sorpresa viene dada en su forma. «Les han llegado a poner hasta cuerpo de pulpo», una imagen que plasma en otro de sus lienzos, en uno de gran tamaño que se exhibirá en el segundo de los aljibes. «Esta forma les permite optar por posturas sexualmente más explícitas». En su caso, Bernabeu ha tomado la forma de la 'Venus de Urbino', obra de Tiziano, para recrear a una de sus sirenas en este punto de la historia, el cual prevalece en multitud de capiteles. «Hay sirenas y muchas son pulpos, lo que les permite abrir las piernas e incitar más al pecado».
La magia del Romanticismo
'Cantos de sirena' continúa avanzando por los siglos y las etapas históricas hasta llegar al Renacimiento, cuando «se recuperan los mitos, pero no del todo la imagen de la sirena clásica». Es en el Romanticismo cuando estas criaturas vuelven a su concepción original, a esas historias en las que las sirenas salvan a los pescadores. «De ahí sale la historia de Hans Christian Andersen, trabajada en el cine y en el arte más reciente». Sómnica Bernabeu abraza esta etapa, de «recuperar cuentos» para cerrar su exposición.
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En su caso, lo hace con una oda a la naturaleza, convirtiendo a las sirenas en «madre protectora». Por un lado, aprovecha la posidonia enraizada del Mediterráneo para trasladar este concepto al óleo, el de servir de alimento y sustento al mar, sobre todo al de esta región. La pieza muestra también a varios peces comiendo del alimento que les aporta esta sirena.
Y el colofón aparece con la última obra de Sómnica Bernabeu, una sirena convertida en la noche que abraza la Tierra mientras gesta. En uno de sus pechos porta el reloj de sol de la Concatedral de San Nicolás, «lo he reproducido tal cual»; mientras evoca el mismo sentir que la artista vivió al acceder por primera vez a los Pozos de Garrigós. «Es un útero, tiene esa magia de proteger». Además, los cabellos de esta sirena portan distintas estrellas que simbolizan la «hermandad de religiones que abrazan la Tierra», una mística en la que destaca el concepto de la sirena como medio ambiente, naturaleza y madre tierra.
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Con todo ello, desde el inicio de la historia hasta la más reciente actualidad, Sómnica Bernabeu abre una nueva mirada con sus 'Cantos de sirena', tanto en lo mitológico como en la cruda realidad. «Son prisioneras de la libertad que les ha tocado vivir mientras juegan con el albedrío de sus propias decisiones. Así es como se ha sentido la mujer durante siglos», algo que plasma tanto con el óleo como con la arcilla dentro del mar azul en el que ha convertido su estudio y que pronto llevará a los Pozos de Garrigós.
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