El grupo alicantino que recorre el mundo a ritmo punk
Europa, China y Estados Unidos forman parte de la gira de una banda que contagia «buen rollo» y diversión
Ir a un concierto de Llamando a Julia es no saber qué esperar. En los bolos de este grupo alicantino igual sube un alemán a improvisar las letras de sus canciones que reparten bocadillos de salchichón al público octogenario que los sigue con fidelidad en el país germano. Son punk en estado puro, del que cada vez hay menos, y sin embargo desde la terreta llevan el nombre de Alicante por medio mundo.
Alejandro Campos (Handi), Ignacio Martínez (Xampi) y Jose Rock Malone (Joserra) son el alma mater de un grupo sorprendente que el último año ha girado por medio mundo. Desde Nueva York y Miami en EEUU a Hong Kong o Guangzhou en China, y pasando por media Europa con una propuesta clara: que el público disfrute de un concierto en el que nada está escrito y bailar y disfrutar son la única premisa. Y es que en cada bolo tiran de buen humor, cachondeo y energía para convertir su música en una fiesta colectiva.
Por eso no es raro verlos cantando entre el público, animando a los pogos o con un espontáneo vestido de monja cantando con ellos sobre el escenario. En cada bolo, el grupo rompe la cuarta pared y convierte el escenario en un show. «Hoy en día puedes escuchar las canciones en Spotify, pero si vas a un concierto tiene que ser un espectáculo. Para eso, mejor que vengas y te lo goces», explica Handi.
Pero ¿cómo llega una banda de Alicante a tocar en escenarios de medio mundo? Para ellos el secreto está en la autogestión: viajan con los instrumentos desmontados en mochilas, ahorrando costes, y aceptan tocar en salas humildes. «Al principio te cuesta dinero, pero poco a poco vas fidelizando: conoces a los dueños, a otras bandas, al público y a la siguiente vez ya tienes más gente», explica Xampi.
Esa filosofía les ha llevado a escenarios improbables y también a momentos históricos, como en Italia, donde actuaron en el 80 aniversario de la liberación del fascismo ante más de 10.000 personas. Todo gracias a un contacto fortuito tras un concierto en Canarias que acabó abriéndoles una puerta gigantesca. Y es que ellos mismos reconocen que conocer a gente antes y después de los conciertos es lo que les ha llevado a tocar en más de 40 salas este 2025.
En su trayectoria no faltan anécdotas. En Berlín se cruzaron con Tomahawk, un improvisador que aparece en sus conciertos sin conocer las canciones y se lanza a gritar letras inventadas en alemán. Se ha convertido en una tradición que tiene una gracia especial porque este personaje no ha escuchado antes la canción que toca el grupo.
Entre sus recuerdos más pintorescos está el Kuhlmühle de Berlín, donde su público más fiel ronda los 70 años. Allí, entre abuelos punkies y cerveza, siempre guardan un momento después del concierto en el que reparten salchichón español al público. Hace poco la banda se convirtió en viral cuando una influencer de origen chino se encontró a Xampi en un supermercado e hizo una foto a su tatuaje: «pone literalmente llamar a Julia en caracteres chinos», explica.
La banda nació en Alicante cuando sus miembros eran adolescentes «frustrados por no saber hacer skate», explican entre risas. Sin dinero para instrumentos, Xampi asegura que comenzó a aprender batería cada tarde en un El Corte Inglés cercano a su casa, donde se acercaba a tocar hasta que lo echaban de la planta de música. «Un día dije: ya sé tocar, venid a verme a El Corte Inglés», recuerda el implicado.
Esta banda no solo recorre salas en España y Europa, sino que también ha impulsado en Alicante «La Turreta», un festival que rueda por diferentes pueblos de la provincia con grupos locales y fomenta la colaboración entre ellos, en lugar de la competencia. «El objetivo es que los bares pequeños tengan su gran noche y que la gente se mueva entre pueblos para ver música en directo. Es pura cooperación». El certamen ha recorrido una decena de municipios de la provincia llenando bares y pubs, no solo en la capital.
En la ciudad destacan que hacen falta más espacios para bandas emergentes y más facilidades. De hecho, con «La Turreta» han tocado muchas puertas de administraciones e instituciones y, sin embargo, pese al lleno en todos los conciertos, siguen cerradas.
Llamando a Julia son, como ellos dicen, buen rollo y diversión. Todo desde la más completa autogestión. «Uno se come la cabeza, busca nuevas ideas», explica Joserra. «Como dicen los AC/DC, 'It's a long way to the top if you wanna rock and roll'. Y el rock and roll ya te digo que está», bromea. Un proyecto musical que nace desde la terreta, pero que se ha hecho grande en escenarios de medio mundo.