Santana despliega su ritual chamánico en Murcia

Con un ritual del alma, y a través de caminos malvados, el chamán logró invocar a la mágica mujer negra. Este más o menos acertado juego de palabras, usando nombres de canciones, da muestra de la impronta esotérica y tribal que Carlos Santana ha querido imprimir en su estilo desde los mismos inicios de su trayectoria.

El espíritu de Woodstock '69 sigue sobrevolando cada puesta en escena de la leyenda mexicana, que este pasado viernes recaló en la ciudad de Murcia en el marco de su gira Oneness.

Sus punteos no son tan fluidos y limpios como los de hace décadas, pero sus seis cuerdas siguen teniendo espíritu y vida propia. La contraparte de esas melodías viene marcada por una portentosa sección rítmica, con la batería de Cindy Blackman a la cabeza (cónyuge del guitarrista).

En esos dos elementos se asentó la actuación desplegada en una plaza de toros llena hasta la bandera, donde el público bailó al ritmo de la veintena de temas que compusieron el setlist.

Entre ellos no faltaron clásicos de su primer trabajo como 'Soul Sacrifice' o 'Evil Ways', y una nutrida representación de sus dos discos más aclamados: Abraxas y Supernatural.

De este último no pudieron faltar dos temas que muestran la vocación que ha tenido Santana por hacer colaboraciones con otros artistas: por una parte 'Corazón espinado' (grabada originalmente con sus compatriotas Maná), y por la otra 'Smooth' (en la que hizo lo propio con el cantante Rob Thomas), que sirvió para cerrar el repertorio.

Entre medias también hubo tiempo para versiones que Santana se ha apropiado por derecho propio, como el clásico de Tito Puente 'Oye cómo va', e incluso homenajes sorpresivos como el que protagonizó el bajista Benny Rietveld tocando el riff de 'Iron Man', en honor al malogrado Ozzy Osbourne.

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