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El arquitecto en uno de los lugares emblemáticos de Alicante, el portal de Elche. Tere Compañy
ARQUITECTURA ALICANTE | Alfonso Navarro, el arquitecto que mira al mar

Alfonso Navarro, el arquitecto que mira al mar

Este artista alicantino refleja en sus obras su amor por Alicante, sus calles y su mar | Es el artífice de edificios como la Pirámide o la Casa del Mar

Sábado, 19 de noviembre 2022

A Alfonso Navarro (Elda, 1942) lo enamoró el mar de Alicante. Y no solo eso sino que este arquitecto eldense encontró en la luz y el color de la ciudad el escenario perfecto para desarrollar su talento artístico.

Y es que, en las calles alicantinas, Navarro ha construido historia de la ciudad con algunos de los edificios más reconocibles del arte de vanguardia en Alicante.

Aunque es muy probable que un ciudadano de a pie no sepa reconocer su nombre, cualquier alicantino asentirá sin duda si le hablas de la Pirámide. Este es uno de los iconos de la obra de este arquitecto y el primer edificio que construyó en la capital, en 1968, con apenas 26 años.

«La cárcel no se sabía qué hacer con ella, y yo dije ¿por qué no metemos a los jueces?»

Sus edificios beben del 'brutalismo' y de artistas como Bofill, con arquitecturas en formas diferentes del tradicional prisma cuadrangular, no solo en el edificio Montreal (nombre oficial de la Pirámide), sino también en otras de sus obras como la Casa del Mar (1972) o el edificio Salmón (1979). Donde juega con los colores, las formas y los reflejos para crear edificios diferentes, en los que la forma está supeditada a la funcionalidad.

Pero también es artífice de otros edificios de la ciudad, como por ejemplo los actuales Juzgados de Benalúa, que antes fueron prisión. «La cárcel no se sabía qué hacer con ella, y yo dije ¿por qué no metemos a los jueces?», comenta Navarro sobre otra de sus obras.

Porque este arquitecto ha ido mucho más allá de construir para lo útil, de hacer edificios donde se desarrolla la vida. Navarro ha jugado con los usos y la estética, retorciendo el espacio e innovando en las formas, pero también mostrando en todo momento un cariño especial con su ciudad de acogida y su mar.

La relación de este arquitecto con el Mediterráneo está en varias de sus primeras obras. La Pirámide misma estaba destinada a ser la vela de un barco y a estar recubierta de cristal para reflejar el azul de las olas, esta última idea nunca se desarrolló.

Navarro construyó el edificio Montreal en 1968. Shootori

También la Casa del Mar, un espacio en que el arquitecto buscó la unidad en la diferencia de usos a los que estaba destinada: residencia de estudiantes, hogar de la cofradía de pescadores, tienda de redes... Cada planta, un uso, cada uso una forma, todos unidos por un patio ajardinado central, una escalera de hormigón y grandes pilares a la vista que recorren el edificio de arriba a abajo.

«Los arquitectos construimos historia, entre lo estético, lo funcional, lo comunitario, la capacidad que tienes de provocar que la gente se comunique entre ellos», reflexiona Navarro. Una visión de la arquitectura como una obra artística, pero también un adelantado a su época que buscaba la funcionalidad y la felicidad de los habitantes de sus edificios.

La Casa del Mar, otro de los edificios de este arquitecto en Alicante. Tere Compañy

«El arquitecto tiene que tener en cuenta quién va a vivir ahí, aunque no lo conozcas. Sabes que el ser humano tiene sus sentimientos, tienes que reflejarlo y saber que en una sala de estar ventilada o mirando al mar no estas igual que en otra con un edificio enfrente. Esto modifica el comportamiento humano», explica Navarro hablando del edificio Montreal.

Pero este arquitecto también clama a un Alicante que ha perdido buena parte de su patrimonio, «es una ciudad que no tiene tantos referentes, los pocos que hay lo querían derribar», «los alicantinos quieren poco a su tierra», «se han hecho grandes barbaridades, como cargarnos el litoral», reflexiona Navarro.

«Amo esta ciudad de pasillos inclementes / de sombras asfaltadas de arquitecturas confusas / (...) / y así empezó poco a poco / con esfuerzo e ilusión /estos más de 40 años /de arquitectura, vida y amor para Alicante.»

Con estas palabras, empieza el último libro de un arquitecto que forma parte de la historia reciente de la ciudad, que construyó obras memorables y que hace más de 40 años se enamoró de esta ciudad y del mar que la envuelve. Desde entonces Alfonso Navarro ha vivido por y para hacerla más bella desde lo más cotidiano que son los edificios que nos rodean.

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