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Clara Rey, directora de sostenibilidad de Repsol. José Ramón Ladra
Repsol: «El hidrógeno y la electrificación no lo van a resolver todo»
Clara Rey | Directora de Sostenibilidad de Repsol

Repsol: «El hidrógeno y la electrificación no lo van a resolver todo»

ODS 7 | Energía asequible y no contaminante | ·

La firma española quiere ser cero emisiones en 2050, pero «no hay que olvidarse de ninguna tecnología»

Martes, 23 de mayo 2023, 07:26

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El sector de la energía está inmerso en una transformación total de su modelo tradicional de negocio. De los combustibles fósiles a energías verdes (solar, eólica e hidrógeno, entre otras), aunque la transición no parece contentar a todos por igual. «Los combustibles fósiles que todavía mueven la economía mundial son los principales responsables del cambio climático», señalaba Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, a principios de este año. Unas declaraciones que llegaban días antes de que las grandes petroleras del sector anunciaran beneficios históricos en 2022 debido a la crisis energética derivada de la Guerra en Ucrania. Estas cifras volvieron a poner en el centro del debate a las firmas productoras de combustibles fósiles. «Esto no es como un botón que das 'off' a los combustibles fósiles y das 'on' a los a la electricidad renovable», señala Clara Rey, directora de sostenibilidad de Repsol. Esta ingeniera química industrial es la encargada de que la compañía española no se desvíe ni un centímetro de la senda marcada para cumplir su ruta de descarbonización que finaliza en 2050. Sabe que el foco de reguladores, inversores y demás agentes está sobre su campo de actuación medioambiental, pero «no hay que olvidarse de la 'S' de social, ahí hablamos de personas y no números». Rey nos recibe en su despacho, en su casa desde hace treinta años.

-Tres décadas en Repsol, prácticamente toda su vida profesional, ¿cómo ha evolucionado la compañía en materia de sostenibilidad?

-La evolución es tremenda y ha estado acompasada con la evolución de la sociedad en este aspecto. También es verdad que en la compañía ya había una conciencia de cuidado del medioambiente. Hemos evolucionado con los tiempos y, además, siendo pioneros en ello. Fuimos la primera compañía del sector que se adhirió al Protocolo de Kioto en 1997. También nos adherimos al Acuerdo de París y luego hemos sido la primera compañía que fijó públicamente en 2019 ser cero emisiones netas. Si hablamos de otros aspectos como esto, lo que tiene que ver con derechos humanos y relaciones con las comunidades, pues también ha sido histórico. Esta compañía ha pensado en que la sostenibilidad, aunque entonces no se llamase así y fuera medioambiente o responsabilidad social corporativa, tenía que ser esa licencia social para operar.

José Ramón Ladra

-El año pasado dio el salto a la dirección en este ámbito… ¿qué es lo más complicado?

-¿Lo más complicado? Yo te diría que las siglas (risas). Hablando en serio, lo más complicado es el reporte y el establecimiento de los criterios ESG, porque la demanda social en estos temas está evolucionando muy rápido. Hay muchos intentos de homogeneizar, pero no es fácil hacerlo porque el comportamiento en esta materia por parte de en una compañía depende mucho de a qué se dedica o cuál es el alcance global que tiene. Tenemos que atender a innumerables marcos de reporte y cada uno te pide unos indicadores de una determinada forma. Además, tienes que también satisfacer lo que te están pidiendo tus grupos de interés y, luego, tienes la regulación que también marca su línea.

-«Somos la primera compañía energética en establecer el objetivo de cero emisiones para 2050», ¿en qué punto están?

-Tenemos una senda de descarbonización con una serie de puntos de control intermedio. Lo primero que hicimos es un indicador de la intensidad de carbono que mide las emisiones de CO2 de nuestros productos, tanto en la producción como lo que consumen nuestros clientes, dividido por la energía que generamos y ponemos a disposición de la gente. Tenemos que hacer que eso llegue a cero y lo hacemos generando cada mez más energía renovable. Tenemos varios puntos intermedios. El primero es en 2025, donde tenemos que reducir un 15% respecto al año base, que es el 2016. En 2030, un 28%; en 2040, un 55% y cero en 2050. Esta es nuestra hoja de ruta y, ahora mismo, la estamos cumpliendo. Entonces nosotros tenemos esos puntos de control y ahora mismo vamos por el buen camino. Tenemos una serie de palancas que, además, las estamos poniendo en práctica en función de su proximidad tecnológica, porque la tecnología es clave para que podamos tener éxito en este reto. El primer paso es ser más eficientes para reducir emisiones, luego es transformar nuestras refinerías para que pasen de ser refinerías de crudo a hubs multi energéticos y tratar todo tipo de residuos. Las tenemos que ir modificando, pero no solo para producir biocombustibles avanzados, sino también para como para producir hidrógeno renovable electrificado. Además, estamos promoviendo el desarrollo de tecnologías como la geotermia o la captura y uso del CO2, porque no solo necesitamos dejar de emitir también hay que capturar el CO2 que ya está en la atmósfera.

-¿Cómo de maduras son esas tecnologías? ¿Representan una alternativa a los combustibles fósiles?

-La mejora de eficiencia y la reducción de emisiones de nuestros activos actuales están totalmente maduras, Los biocombustibles avanzados fabricados a partir de residuos también están muy maduros, este año ponemos en marcha una planta para ello. ¿El hidrógeno? Bueno, es un producto que está menos maduro tecnológicamente, entonces ahí hay diversas tecnologías, algunas de ellas hay que eficientarlas y otras hay que, incluso, desarrollarlas. Al final a todas estas tecnologías hay que darles una oportunidad, nosotros siempre hablamos de la neutralidad tecnológica. El problema de la transición energética es muy complejo y es imposible abarcarlo con una sola solución y tenemos que contar con todas las tecnologías, con todas las potenciales soluciones, porque las necesidades son muy diversas. No necesita lo mismo una persona que vive sola en Madrid que una familia de cinco miembros que vive en un pueblo de Cáceres. Sus necesidades de movilidad no son las mismas, sus necesidades en su vivienda tampoco son las mismas. El hidrógeno no lo va a resolver todo, la electrificación no lo va a resolver todo.

«El problema de la transición energética es complejo y no se puede abordar con una única solución»

 

-Entonces, ¿cuál va a ser el negocio de Repsol en 2050? 

-Será una compañía que suministrará energía a sus clientes como hace ahora.

-Pero, ¿qué tipo de energía?

-Será una energía descarbonizada y, probablemente, será un mix que incluirá la energía eléctrica renovable, por supuesto, pero también serán biocombustibles avanzados y serán combustibles sintéticos, y será hidrógeno para determinadas aplicaciones y para determinados usos, y serán probablemente plataformas de movilidad y serán sistemas de generación distribuida en la que los usuarios generen su propia energía y la consuman. Al final lo que seguiremos suministrando será energía, pero será una energía distinta.

-Como sociedad, ¿estamos preparados para la transición energética? ¿Se puede acelerar la descarbonización o todavía no?

-Más que acelerarse, lo que hay que hacer es hacerla inteligente y dando pasos seguros. Eso es lo que nos va a ayudar a acelerarla. Últimamente en Europa, estamos viendo que las cosas no se están haciendo bien del todo, porque tenemos crisis de suministro y de precios. Se está poniendo mucho énfasis en la descarbonización y no en el precio y la seguridad de suministro. Para acelerar la transición energética hay que hacerlo de manera segura y lo que tenemos que hacer es abrir la mente. Esto no es como un botón que das 'off' a los combustibles fósiles y das 'on' a los a la electricidad renovable, eso al final lo que genera es desabastecimiento y lo que genera es problemas de suministro, precios altos y al final quien se ve más perjudicado son las clases más desfavorecidas. Sin embargo, si se aborda sin prejuicios ideológicos y con un juicio tecnológico podemos descarbonizar más rápido. Pero esto no pasa por eliminar los combustibles fósiles a día de hoy, sino que tenemos que ir mejorando la eficiencia.

-Pongamos que un ciudadano coge el periódico y lee que durante este 2022 los ingresos de las petroleras, de las energéticas han sido históricos en los resultados y el primer trimestre igual. ¿Cómo le puede explicar que va a dejar de hacer un negocio que le hace ganar mucho dinero?

-Tomando acciones. A ver, yo creo que la mejor forma de explicárselo es tomando acciones. En el 2022, cuando hubo ese encarecimiento tan brutal de la energía, nos adelantamos a los descuentos que hizo el Gobierno. Esta es, digamos, la primera muestra de compromiso que Repsol ha dado a la sociedad. La segunda es nuestro plan estratégico que se lanzó en el 21, que tiene un horizonte temporal hasta el 25, y que ya incluye todo ese plan de inversiones que nos van a permitir cumplir nuestros objetivos hasta el 2030.

-Hablaba del hidrógeno como un futuro más lejano y ponía el foco en los biocombustibles. ¿Cuáles son las barreras para que no haya disponibilidad de estos últimos?

-La primera ha sido la incertidumbre regulatoria clarísimamente, porque lógicamente son procesos que requieren un desarrollo tecnológico y una inversión muy relevante. Entonces, el no tener un horizonte de decir «bueno, esto va a continuar más allá de 2035» ha sido una barrera clarísima en la producción de biocombustibles avanzados a partir de residuos. Es importante recalcar residuos, porque no se trata de fabricar biocombustibles que compiten con cultivos que van destinados a la alimentación humana o animal. Luego está el reto tecnológico para fabricar esos productos y poder utilizar cada vez residuos más diversos y poder aumentar la cantidad de materia prima disponible que tenemos en nuestro en nuestro territorio. En el caso de los de los combustibles sintéticos, los efuels, ahí el reto está en tener una producción de hidrógeno renovable competitiva y también unas tecnologías de captura del CO2 atmosférico competitivas. Es una inversión fuerte que hay que hacer y para la que tenemos que visualizar un retorno a largo plazo. Hay palancas muy relevantes que impulsan estos desarrollos y que, además, el regulador también debería tener en cuenta que es cómo impulsamos la competitividad de nuestro tejido industrial, cómo mantenemos el empleo de calidad.

-Hablaba de biocombustibles avanzados a partir de residuos, los madrileños pueden llevar el aceite de cocina usado a sus estaciones de servicio. ¿Para cuándo en toda España?

-Es un proyecto piloto, porque se trata de organizar un sistema de logística inversa. De todas maneras, en los puntos limpios hay lugares para la recogida del aceite usado. Además, no solo hay que pensar en los domicilios, el sector de restauración y hostelería es muy relevante.

«No se puede acabar de golpe con los combustibles fósiles, eso generaría crisis de precios y de desabastecimiento»

-Si hablamos de biocombustibles es inevitable pensar en la aviación y el SAF (Sustainable Aviation Fuel). ¿Por qué no es ya una alternativa al queroseno? Si preguntas al sector dicen que están preparados… ¿Qué falla?

-No hay tanto SAF, porque no tenemos biocombustibles avanzados. Esto no se ha desarrollado antes porque no se ve del todo claro el futuro de estos combustibles. Ahora mismo, una refinería tu la alimentas con un crudo y obtienes una serie de productos desde el propano hasta el asfalto. Tener una planta solo de SAF es mucho más caro que tener una planta que tenga un mix de productos, porque las materias primas, sobre todo en el caso de los de los residuos, es muy heterogénea. Va a ayudar al desarrollo de estos combustibles que la legislación se aclare y que se considere exactamente igual de neutro en emisiones un coche que circule con un biocombustible avanzado o con un sintético que un coche eléctrico.

-Comentaba al principio que en este ámbito hay multitud de siglas, una de las más nombradas es ESG (Environmental, Social y Governance, en inglés). De cada una de las letras, ¿cuál es la más complicada de gestionar?

-Yo diría que son igual de son igual de importantes y igual de complicadas, pero se nos pone la lupa por la E. Es verdad que tenemos que tener unas conversaciones muy intensas y profundas con los inversores para que entiendan lo que estamos contando y los números que estamos dando. Pero gestionar las personas para mí es lo más delicado, porque ahí estás tratando con personas, no son números. La gobernanza yo creo que, probablemente, sea el punto más sencillo, porque lo tenemos metido en el ADN. Somos una compañía que históricamente hemos sido muy de tener normas y de cumplirlas.

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