Entrevista con los alcaldes de la provincia de Alicante
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Entrevista con los alcaldes de la provincia de Alicante
Benidorm, como el resto de destinos de la Costa Blanca, está viviendo uno de los mejores veranos turísticos que se recuerdan. Tanto es así que la consellera de Turismo, Nuria Montes, ha llegado a vaticinar recientemente que esta campaña estival sería la mejor de la historia.
Para conseguirlo, sobre todo después de haber superado una pandemia que provocó un parón jamás antes visto, Benidorm lleva trabajando no sólo desde aquel mes de marzo de 2019 de infausto recuerdo, sino desde mucho antes. Su alcalde, Toni Pérez, coloca el punto de partida en 2015.
Ahora, con la maquinaria ya a pleno rendimiento y tras haber conseguido una mayoría absoluta histórica en las elecciones del 28M, Pérez mira al futuro con nuevos retos para mantener a su ciudad en el liderato de los destinos del Mediterráneo, al mismo tiempo que ejerce como presidente de la Diputación de Alicante.
Le voy a contar una cosa que quizás usted no sepa: últimamente, en las conversaciones que mantenemos los periodistas que cubrimos habitualmente la actualidad de Benidorm, se habla mucho de que da la sensación de que está usted atravesando un momento de especial felicidad. ¿Es así?
Creo que hay que estar satisfecho con los resultados que hemos obtenido. Pero no los de uno mismo, sino con los del Partido Popular tanto en Benidorm como en la provincia de Alicante y la Comunitat Valenciana. Más que felicidad, estoy satisfecho. Pero el verano, de todas formas, tiene que hacer feliz a todo el mundo.
Desde el pasado 28 de mayo usted ha insistido mucho en la responsabilidad que siente por el apoyo recibido de sus vecinos. ¿En qué se va a traducir ese sentimiento?
Siempre se puede hacer más. Es verdad que tenemos un nivel de exigencia muy alto, pero siempre tienes un poco más que dar. Es de eso de lo que se trata. Tanto en Benidorm como en la provincia, en mi papel como presidente de la Diputación, creo que esto son siempre obras inacabadas. Siempre hay que rematar cosas que tienes pendientes.
Dice que siempre se puede hacer más y lo cierto es que en los últimos cuatro años, quizás alguno más, Benidorm ha experimentado una gran transformación; pero falta por terminar Mediterráneo, queda por hacer Emilio Ortuño, está pendiente la Plaza de Toros… ¿Cuáles tienen que ser las grandes prioridades de este mandato?
Quedan muchas cosas por hacer. Siempre digo que Benidorm está inacabado. Nuestra intención es hacer la mejor ciudad posible y hacerla en cada momento. Todo puede ser renovado, pero los grandes retos pasan por seguir escuchando a la gente y hacer proyectos que hagan ciudad.
Siempre digo, y es una convicción, que sólo seremos el mejor lugar al que venir si somos la mejor ciudad para vivir. La accesibilidad sigue siendo nuestro gran objetivo. Con ella, viene la transformación del espacio público y, con ello, la convivencia. Recuperar la calle para la gente era algo que teníamos muy marcado cuando llegamos a la alcaldía en 2015.
El entonces concejal de Movilidad, José Ramón González de Zárate, me contaba hace algo más de un mes que la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) iba a ser una realidad después del verano, pero no pudo entonces darme detalles concretos sobre qué modelo de implantación se iba a seguir. ¿Puede dármelos usted ahora?
Cada uno lo encajará de una forma, pero lo que vamos a conseguir es una ciudad más amable. Más accesible. La prioridad deben ser las personas, el peatón, los niños, las familias, la gente mayor… Que el espacio público sea un espacio seguro y que pueda ser transitado en felicidad.
Desde esa premisa, se generan incomodidades a los que una vez fuimos el conductor y no nos dábamos cuenta de que generábamos esa incomodidad en los demás. Pero a todo se adapta uno.
¿Lo dice por las peatonalizaciones ya hechas?
Sí. Hemos hecho algunas que, para una parte de la sociedad, eran impensables cuando las proyectábamos. Y esa misma parte de la sociedad haría imposible volver atrás.
En Benidorm el PP gobierna en solitario y, como acaba de decir, ustedes tienen muy clara su hoja de ruta. Sin embargo, en ciudades cercanas como Elche, donde Vox ha entrado en el gobierno, se está involucionando en esta visión de las ZBE y sobre el propio cambio climático. ¿Le preocupa?
Nosotros lo dijimos siempre: esto iba a suponer un cambio de cultura en la movilidad. Otra cosa es cómo lancemos y orientemos los proyectos y, en ese sentido, es muy importante que desde el inicio lances un proyecto muy honesto con la ciudad y los espacios de la ciudad.
En ese sentido, está la calle Tomás Ortuño, que en un primer momento la anunciamos hasta la calle La Garita y el mismo día que empezábamos a poner adoquines ya estaba la demanda de llegar hasta Carrasco o Marte y Venus.
Insisto con el cambio climático y sus derivadas. ¿Le preocupa que pueda llegar un punto en el que el turista deje de venir a Benidorm en verano por el aumento de la temperatura?
El tiempo lo dirá. Nosotros trabajamos para que nuestros veranos sean lo más confortables posibles hoy en día y de ahí muchas de las intervenciones que hemos hecho de renaturalización de nuestros espacios públicos. El nuevo diseño de la avenida del Mediterráneo es un buen ejemplo de ello. Eso supone una rebaja de grados importante respecto al tramo en el que aún no hemos operado.
Por lo tanto, tenemos esa incógnita; pero hay estudios que dicen que no será tanta la incidencia de subida temperaturas en verano como en otros momentos del año en los que los grandes destinos del Mediterráneo vamos a tener la oportunidad de trabajar más meses con mejor clima. Veremos qué ocurre; pero en ese 'mientras tanto' tú tienes que actuar y Benidorm lo está haciendo.
Pese a haber sido tan criticado durante décadas, el urbanismo en altura de Benidorm hace ya tiempo que es defendido por los expertos como el más sostenible posible. Cuando usted acude a foros nacionales e internacionales a presentar el modelo de la ciudad, ¿tiene ya la sensación de que se respeta más a la ciudad?
Depende del nivel del congreso o las mesas que se pueden compartir. Benidorm siempre ha tenido detractores, pero no sólo por ese motivo; sino porque es un caso de éxito y un gran líder y en este país hay una práctica habitual de golpear al líder, de subirse a la espalda de otro para llegar más alto cuando cada uno debería crecer por su cuenta.
Como usted dice, el modelo Benidorm ya no está en tela de juicio para nadie porque el mundo se ha dado cuenta de la relevancia de las ciudades y que la sostenibilidad va a comenzar por el suelo y en eso, Benidorm lleva siendo paradigmático desde hace más de 60 años.
Y, sin embargo, el urbanismo expansivo sigue siendo el más común.
Son los otros modelos los que están en crisis, pero son tantos que, claro… ¿quién se va a poner a hablar mal de sí mismo?
Una de las 'patatas calientes' de la política local ha sido y es la estación de autobuses. Una cosa es que las cosas se hayan hecho conforme a la legalidad y otra muy distinta es que el ciudadano entienda o se quede tranquilo al ver que la gestión va a quedar en manos del empresario que la ha llevado a su actual situación.
Si no se ha presentado nadie más, ¿por qué hay que ir a la parte que puede ser negativa?
Porque es el actual adjudicatario el que ha llevado la estación a su actual estado de prácticamente ruina. Es que es la primera imagen que se llevan de Benidorm no pocos turistas.
No está en ruinas. La estación de autobuses es muy mejorable, pero hay que decir la verdad.
¿Hay comercios interesados en abrir de nuevo allí?
Yo eso lo desconozco. No me dedico a la gestión comercial. Nosotros nos hemos puesto a disposición de quien estuviera interesado. Es una zona comercial y sólo ha habido una oferta.
Finalmente y pasadas las elecciones, ¿mantiene que este año no se va a hacer presupuesto?
Totalmente. Parece que hay quien quiere sacar del debate la capacidad de adaptación que tenemos para prestar los servicios que prestamos. Nosotros ya dijimos en 2022 que no íbamos a hacer presupuesto para el 23 y trabajamos ya en el de 2024.
¿Las cuentas están saneadas?
Muchísimo más que cuando llegamos. Nosotros tomamos la alcaldía con 93 millones de euros de deuda que rebajamos a cero a finales del año 20 y con una pandemia de por medio. El plan de ajuste aprobado por el PSOE decía que tenía que dejarse la deuda a cero en diciembre de 2023. Nos quedan, por lo tanto, cuatro meses para dejar a cero una deuda que dejamos a cero hace tres años.
Acaba de mencionar la pandemia. Benidorm está lleno hasta los topes este verano. Para conseguir las cifras actuales viniendo de dónde venimos, ¿qué parte de culpa tiene el trabajo que se hizo entre 2020 y 2022?
Fue fundamental. Y hay algo que ya formaba parte de ese trabajo: pulsar el interruptor correcto en otoño de 2015. Fue entonces cuando comenzamos a trabajar en nuestro Plan Estratégico y a abordar cuestiones clave como la resiliencia, el análisis del dato, la innovación, la tecnología…
El nivel reputacional de Benidorm se operó en el periodo del 15 al 19 y nos permitió estar en una posición muy ventajosa con respecto a la que teníamos en un primer momento.
¿Qué le pide el alcalde de Benidorm al presidente de la Diputación?
Que complete los proyectos en los que estamos, como el de la ZBE y que sigamos disfrutando de la posibilidad de entrar en convocatorias públicas para buenos proyectos para la ciudad. Hay algunos muy directos para nosotros, como la adquisición para la sede cultural de la Diputación y ese será un buen momento para analizar otras muchas cuestiones.
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