Alta regeneración pero con riesgo de erosión: conclusiones sobre el incendio de la Font Roja, el peor del año en Alicante
Un informe técnico alerta sobre el riesgo de plagas en la madera quemada y pide medidas para evitar la caída de troncos sobre zonas de paso
Cerca de un mes y medio ha pasado desde que ardieran 187 hectáreas en el parque natural de la Font Roja y sus inmediaciones. Es tiempo suficiente para haber realizado una evaluación completa de los daños, así como identificar cuáles son los principales riesgos y medidas preventivas para recuperar la zona afectada.
Todas esas conclusiones están recogidas en un informe recién publicado, elaborado por expertos de la Universidad de Alicante y del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), en el que, entre lo más reseñable, se destaca la alta capacidad de regeneración del paraje, aunque también se alerta del riesgo de erosión en algunas zonas.
Aunque la previsión de regeneración es en general alta, las diferentes unidades ambientales que componen el parque hacen que esta no sea uniforme. Una de las zonas afectadas con mayor valor paisajístico es el carrascal en solana, donde el índice de recuperación es alto, ya que la abundante presencia de especies rebrotadoras en todos los estratos así lo sugiere, según recoge el informe. Aunque de forma más lenta, también se espera una buena recuperación en especies germinadoras, claves para contribuir a la regeneración natural de la zona.
No solo carrascas pueblan este paraje: también los pinos presentes en el denominado estrato arbóreo, para los que se espera igualmente una recuperación, ya que se encontraban en un estado de desarrollo maduro. Por otro lado, especies de matorral como la jara blanca, el romero, el romero macho o la aliaga también verán estimulada su germinación, ya que disponen de un banco de semillas persistente en el suelo.
Riesgo heterogéneo
La contraparte a estos buenos pronósticos son los riesgos que afronta el parque en los próximos meses. Es el caso de la erosión que, al igual que la capacidad de regeneración, no se distribuye de forma homogénea en todo el territorio. La mejor parte se la lleva el carrascal en solana que, al presentar poca profundidad y con muchos afloramientos, tiene un riesgo bajo. Además, la alta pedregosidad superficial que cubre el suelo también limita la erosión al suponer un obstáculo para el arrastre de sedimentos.
A mayor profundidad y pendiente de suelo, mayor es el riesgo de erosión tras el incendio
No ocurre lo mismo en la unidad ambiental de pinada, donde el riesgo de erosión se considera muy alto. No solo su suelo profundo favorece este proceso, también influye el hecho de que los muretes de los bancales presentes en la zona se encuentren en mal estado, lo que impide retener el desplazamiento de sedimentos. Tampoco ayuda que esta unidad ambiental esté en una zona de vaguada con fuertes pendientes, lo que puede potenciar los procesos erosivos.
Evitar la extracción masiva de troncos
En el apartado de recomendaciones, las que con mayor urgencia se señalan son las medidas preventivas para evitar la caída de troncos. Las zonas más sensibles a ello son las de interfaz urbano-forestal, así como vías de comunicación como caminos y pistas. Respecto a los procesos erosivos, se recomienda evitar una extracción masiva de la madera quemada y se apuesta por apeos controlados en los árboles afectados para evitar su caída.
Otros riesgos asociados a la presencia de madera quemada son la aparición de plagas, como las especies insectívoras del grupo de escolítidos. Por ello, los expertos recomiendan un seguimiento y evaluación de las poblaciones en la zona y sus alrededores.