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Aunque sea duro, a nadie le sorprende que un vecino del Casco Antiguo de Alicante diga que «tener que aguantar esto todos los fines de semana hace que llegue un momento en el que te vuelves loco». Todo el mundo sabe que el Barrio -como se conoce a la parte baja del casco antiguo- ... es de «toda la vida» una de las zonas de fiesta por excelencia de la ciudad.
El problema es que lo que antes eran molestias y ruidos los fines de semana ahora se ha alargado durante toda la semana. O al menos así lo denuncian desde la asociación vecinal Laderas del Benacantil, que agrupa a más de 150 residentes.
«Vivir aquí es duro. Podemos hablar de que quemen o no contenedores, pero el problema es no poder descansar, porque te despiertan chillando o cantando. Los sábados ya lo teníamos asimilado, pero ahora pasa un domingo, un miércoles o un jueves», explica Joaquín Gangoso, de esta entidad vecinal.
Y es que a los tradicionales ruidos se han unido altercados como peleas callejeras, quema de contenedores, sexo público de menores o venta de drogas. Algo que, según los vecinos, no cuenta con la suficiente respuesta policial, en parte porque reconocen que la solución pasa por modificar la ordenanza y reducir los horarios de apertura de los negocios. .
La ordenanza de ruido de Alicante es de 1997, cuando la problemática en el Casco Antiguo, los recursos y las posibilidades técnicas eran muy diferentes.
Es por ello por lo que demandan una actualización de esta norma para adaptarse a las necesidades y legislación actuales. Algo que ya han hecho otras ciudades como Madrid -en 2008-, Valencia -en 2008 y planea volverlo a hacer en 2023- o Elche -en 2018-.
Una renovación que, según los afectados, llevan años reclamando al Ayuntamiento de Alicante y reuniéndose con concejales y técnicos, la última con la Concejalía de Urbanismo, a mitad de febrero.
Fuentes de esta área municipal reconocen que se trata de una competencia compartida entre varias concejalías, pero que por su parte han realizado comprobaciones a todos los locales del Casco Antiguo para intentar achicar el problema.
Desde hace meses, en las calles y balcones del Casco Antiguo de Alicante se pueden ver unos carteles pintados en sábanas. «Queremos dormir» rezan muchas ventanas y terrazas de este emblemático barrio.
Los vecinos coleccionan vídeos y denuncias -más de 500 solo desde la asociación- en los que documentan las peleas, pintadas, botellones o agresiones, entre otros actos delictivos que, además, suelen involucrar a menores de edad.
«Hay dejadez, no hay otra palabra que lo defina mejor. A todos los niveles, del funcionario, de los políticos, de todo el mundo», explica el presidente de la asociación vecinal. «Véngase usted a dar un paseo conmigo y cuando vea algo denuncia», añade Gangoso en referencia a los técnicos municipales. Un abandono que les llevó a manifestarse frente al Ayuntamiento el pasado 29 de septiembre.
De hecho, durante el pasado jueves, de madrugada, se quemó un contenedor, un colchón en un solar de una vivienda derruida y el bajo de un edificio. Una situación que los vecinos consideran insostenible y que supone también pérdidas económicas para los comercios y el sector turístico de este barrio.
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