Razones para una moratoria: los bloques turísticos en Alicante aumentan un 1000% en siete años y casi quintuplican su capacidad
El Ayuntamiento argumenta el desplazamiento de la oferta residencial y la «pérdida de identidad vecinal» en las zonas más saturadas
Cerrojazo total del Ayuntamiento de Alicante al crecimiento del negocio del alquiler turístico, tanto de viviendas individuales como de bloques enteros, según aprobó el equipo de gobierno la semana pasada. La Concejalía de Urbanismo ha suspendido la concesión de nuevas licencias durante dos años para frenar lo que entienden es una proliferación desmesurada de este alojamiento tan de moda.
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La normativa municipal obliga a que en determinadas zonas de la ciudad, como pueda ser el centro, los apartamentos turísticos no compartan espacio con alojamiento residencial para evitar problemas vecinales. Esto es, que en un mismo bloque no hayan viviendas habituales y pisos turísticos. Dicho de otras palabras, que todo el bloque sea para alquileres de temporada.
Lo que en principio parecía una buena fórmula, y que ha permitido reformar numerosos bloques en ruinas desde hace años, se ha terminado comiendo toda la oferta inmobiliaria de determinadas zonas. Los datos de la Conselleria de Turismo en los que se ha basado el Ayuntamiento de Alicante para tomar esta decisión así lo indican.
Y es que los bloques turísticos se ha incrementado exponencialmente desde 2021. Han aumentado un 1.037% (mil treinta y siete por ciento) en siete años. De solo ocho bloques en 2018 a 83 registrados en 2025, según el departamento autonómico dirigido por Marián Cano. En número de plazas, este tipo de alojamientos ha pasado de 573 en 2018 a casi 2.400 en 2025.
8 a 83 bloques turísticos
entre 2018 a 2025
573 a 2.400 plazas
en bloques turísticos
En comparación, la planta hotelera de Alicante está alrededor de 8.000 camas disponibles., según la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante (Apha).
Impactos negativos
El notable incremento del número de bloques turísticos ha provocado, refleja el informe de la Generalitat, varios impactos negativos. El primero, que es prácticamente imposible encontrar un piso en el centro para vivir: en otras palabras, «el uso residencial permanente se ve desplazado por usos turísticos de carácter lucrativo, lo que compromete la disponibilidad de vivienda para la población local». Y sus derivadas, como la «mayor presión sobre los servicios y suministros públicos».
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Otro punto que señala en informe, y que puede ser polémico, es la «transformación de los barrios y pérdida de identidad vecinal«. Un argumento que también se utiliza para señalar otros fenómenos como la inmigración. Por último, el documento autonómico señala, según fuentes municipales, »un incremento de las molestias derivadas del uso turístico intensivo de los inmuebles».
De ahí que el Ayuntamiento haya decidido suspender todo tipo de actividad. No solo pisos y bloques turísticos, también las pensiones y los albergues turísticos se han incluido en la moratoria, por entender que estas dos modalidades «podrían facilitar la elusión de las restricciones actualmente vigentes en el municipio». Es decir, favorecer la proliferación de bloques de apartamentos turísticos encubierta.
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