La venganza equivocada que dejó al joven de Orihuela encadenado a una cama
La brutal agresión a un chico, que ha llevado a detener a siete personas, tiene su origen en un presunto vuelco de marihuana en Murcia
Raúl Hernández
Alicante
Martes, 26 de agosto 2025, 07:24
Emboscada, trampa, encerrona... Se podrían utilizar muchos sinónimos para describir lo que sucedió el 28 de octubre de 2024, a las diez de la noche, en el Parque de Los Trovadores, en La Murada, en Orihuela. Pero lo que más se ajusta posiblemente a lo que pasó es una cacería. Tres jóvenes estaban dentro de un coche, charlando y fumando. Nada parecía que alterara ese encuentro, hasta que dos coches frenaron y se colocaron junto al suyo.
De su interior bajaron varios hombres. Querían darles un castigo. Eran entre diez y siete e iban a por ellos, aunque ellos no sabían por qué. No los conocían. Dos de los jóvenes lograron escapar corriendo por el parque. Pero el tercero, un marroquí de 18 años, no pudo huir. Lo sacaron a golpes del vehículo, lo arrastraron por el suelo y comenzaron a apalearlo. Los testigos aseguraron que le machacaron la cabeza con un objeto contundente. La brutalidad fue tal que cuando llegaron los agentes lo encontraron inconsciente y con el rostro deformado. Le costaba respirar.
Fue trasladado de urgencia al hospital de Elche, donde entró en quirófano con un hematoma cerebral. Desde entonces, Said (nombre ficticio para salvaguardar su identidad) yace en una cama del hospital de San Vicente del Raspeig en estado vegetativo.
La víctima se encuentra ingresada desde octubre en el hospital de San Vicente del Raspeig en estado vegetativo
La Guardia Civil de Callosa de Segura fue la primera en llegar al parque aquella noche. Apenas había pistas, solo un chico herido de extrema gravedad y dos amigos aterrados que apenas podían hablar. Luego sabrían que la matrícula del coche de uno de los tres amigos había sido grabada en el lugar donde días antes había ocurrido un supuesto robo de marihuana en Murcia.
Pero hasta ese momento, la investigación, que pasó a manos del Equipo de Policía Judicial de Almoradí, estaba en un camino sin salida. Fue «muy compleja», reconocieron los agentes. Era un grupo numeroso de agresores, sin identidades ni caras y con pocos testigos dispuestos a hablar.
En aquel coche iban tres chicos. Said, que acabó siendo la víctima; el propietario del vehículo, Ahmed (nombre ficticio); y un tercer amigo cuya identidad también se preserva. Ahmed fue fundamental en la investigación.
La confesión y el motivo
La primera vez que declaró, Ahmed no aportó nada de luz. Calló por miedo. Pero semanas después, quizá al ver el estado en el que se encontraba su amigo, regresó al cuartel y lo explicó todo. El viernes 25 de octubre había recibido la llamada de un conocido, apodado 'Lolo'. Le pidió que lo llevara en coche a un sitio. Accedió y pasó a recogerlo, junto a su primo.
En el asiento trasero le acompañaba Said. Durante el trayecto, Lolo le confesó a Ahmed el plan que había urdido. Iban a entrar en la casa de su hermana, que estaba en el hospital dando a luz, para robar la marihuana que allí guardaban ella y su cuñado. El joven se negó a participar en el robo y a transportar droga en su coche. Pero lo llevó hasta la casa.
Antes de eso, pararon en una gasolinera y a ellos se unieron otras dos personas en un Seat Ibiza. Se dirigieron hacia la urbanización Monteblanco, en Murcia. Los ocupantes del Ibiza fueron quienes entraron en la casa y salieron cargando varias bolsas, según relató Ahmed. Después de dar el palo, los dos coches arrancaron y huyeron. Ahmed dejó a Lolo y a su primo en una vivienda de la pedanía oriolana de El Escorratel, y él y Said, que había estado todo el tiempo sentado en la parte trasera del coche, se marcharon a La Murada, creyendo que ese marrón había acabado. Pero no fue así.
Al día siguiente, Lolo llamó nervioso a Ahmed. «Los dueños de la marihuana saben tu matrícula. Van a ir a por ti y a por Said. Van con pistolas, se va a liar». Ahmed le respondió que resolviera él el problema, que no quería saber nada, que él solo le había hecho el favor de llevarlo allí. Pero el daño estaba hecho. Su coche había estado en el vuelco de droga y sus ocupantes también.
«¿Sabéis quién vende porros?»
Tres días después, siete hombres salieron desde Murcia en un Opel Corsa recién alquilado y un Ford Kuga. Ambos coches fueron captados por un lector de matrículas en la A-7, camino de Orihuela, entre las 20.45 y las 20.50 horas. A las diez de la noche, aparecieron en el parque de Los Trovadores, de La Murada. Se detuvieron junto al coche de los chicos. Los testigos recuerdan que uno de los hombres se acercó andando, fingiendo una pregunta: «¿Sabéis quién vende porros?». Era la señal. Los demás bajaron de los vehículos y cargaron contra el coche de los jóvenes.
Ahmed y el tercer amigo consiguieron escapar. Said no. Lo sacaron a golpes, lo tiraron al suelo y le golpearon con rabia. Le reventaron la cabeza con una batería de teléfono de gran tamaño, recuperada después del asiento trasero del coche. Los agresores huyeron.
Tras meses de investigación, la Guardia Civil detuvo a los siete sospechosos, residentes en Murcia, a finales del pasado mes de julio. Uno de ellos se entregó voluntariamente en la Comandancia de Murcia, consciente de que su nombre ya aparecía en la investigación.
Dos de ellos —un vecino español de 39 años y un ciudadano argelino de 31— ingresaron en prisión provisional por orden del titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Orihuela, acusados de homicidio en grado de tentativa. Los otros cinco quedaron en libertad con cargos.
1 /
La Guardia Civil cerró el círculo tras nueve meses de investigación en el que un supuesto vuelco de droga acabó con un joven de 18 años postrado en una cama. El último informe médico del mes pasado dice que Said mantiene las funciones vitales solo gracias al soporte mecánico. No participó en el robo, pero pagó como si fuera culpable y por error, le cayó encima una venganza que lo dejó sin vida, aunque siga respirando.
Una «compleja» investigación cerró el cerco
La Guardia Civil detuvo entre el 22 y el 23 de julio a seis de los implicados en la brutal agresión de La Murada. Cuatro fueron arrestados en Murcia, otro se entregó voluntariamente en la Comandancia de la capital y un sexto cayó en Burriana (Castellón).
Los investigadores cerraron el cerco gracias a un trabajo minucioso y tras nueve meses de análisis telefónicos, recopilación de declaraciones, seguimientos y reconocimientos fotográficos de los acusados.