Pesca ilegal de pulpos: una amenaza para las costas de Alicante
La presión sobre esta especie pone en jaque el equilibrio del ecosistema marino
En la plácida imagen de las costas alicantinas, donde el turismo convive con la pesca tradicional, se esconde una realidad cada vez más preocupante: la pesca ilegal de pulpos, en particular ejemplares inmaduros, que está creciendo de forma alarmante. La presión sobre esta especie no solo compromete su regeneración natural, sino que amenaza el equilibrio de un ecosistema marino que sostiene buena parte del tejido económico y ambiental de la zona.
El pulpo es uno de los productos estrella en la gastronomía mediterránea, y su valor en lonja no ha dejado de crecer. La alta demanda ha provocado un aumento paralelo de capturas ilegales, muchas veces fuera de temporada, con artes prohibidas o sin respetar el peso mínimo legal, que en España está fijado en 1 kilo por ejemplar.
Capturar o comercializar ejemplares por debajo de ese peso constituye una infracción, que puede conllevar multas económicas y sanciones administrativas, e incluso responsabilidades penales en casos graves o reincidentes. Esta medida está regulada en la normativa pesquera nacional y autonómica, y tiene como objetivo proteger a los ejemplares juveniles para asegurar la sostenibilidad de la especie y su reproducción.
Por ello, las autoridades han intensificado su labor de vigilancia en las playas de la provincia de Alicante para asegurar el cumplimiento de las normas de pesca y proteger el ecosistema marino que sostiene buena parte del tejido económico y ambiental de la zona.
Trampas, arpones y zonas prohibidas
Durante el verano se han interpuesto varias denuncias a pescadores que capturaban pulpos por debajo del peso legal permitido en Santa Pola. En muchos de estos casos se utilizaban arpones en zonas no autorizadas, una práctica que no solo es ilegal, sino que pone en grave riesgo la sostenibilidad de nuestras especies marinas, señalan desde el cuerpo municipal santa polero. La captura de ejemplares inmaduros compromete la regeneración natural de la fauna costera y altera el equilibrio del ecosistema.
Otra de las actuaciones contra estas prácticas ilícitas tuvo lugar el 29 de mayo, cuando la Benemérita requisó 140 kilos de pulpo de roca inmaduro en el puerto de Santa Pola. Un mes antes, la Guardia Civil interceptó una embarcación en la bahía santa polera con ocho trampas ilegales elaboradas con tuberías de PVC, de las que cuatro contenían pulpos vivos. Los artilugios no estaban señalizados, lo que representa una infracción grave. Las sanciones por este tipo de prácticas oscilan entre los 601 y los 60.000 euros, dependiendo de la gravedad y reincidencia.
Otro de los protagonistas de esta terrible práctica que pone en peligro el ecosistema marino alicantino es un restaurante registrado por la Guardia Civil en mayo, también en Santa Pola. En el establecimiento, los especialistas del Instituto Armado hallaron varios arcones congeladores con pescado ilegal, que carecía de etiquetado y que no tenían la talla mínima para comercializarse, con el que elaboraban los menús.