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El jurado popular ha declarado culpable, por unanimidad, a Bouabdellah G. por el sangriento asesinato de un ciudadano con movilidad reducida en una zona cercana al Monte Tossal, donde se acumulan tiendas de campaña de personas sin hogar, en abril de 2023.
En su veredicto, el tribunal popular considera que Bouabdellah G. es culpable de los dos delitos de los que le acusa la Fiscalía y deberá cumplir 22 años y medio de prisión: 16 y medio por el asesinato y dos por cada delito de lesiones con instrumento peligroso al atentar contra la integridad física de otros tres ciudadanos con los que se cruzó antes de asesinar brutalmente con una piedra de unos 3 kilos a José S.J.
Además, deberá pagar una multa de 12 meses por agredir a un policía nacional durante su detención. En caso de no abonar la multa, algo probable puesto que era un 'sintecho', se cambiará por seis meses más de prisión.
El Ministerio Público y la acusación particular, ejercida por el abogado José Moreno Bernal en nombre de la familia de la víctima mortal, solicitaban inicialmente penas que sumaban 46 años de prisión para el autor material del crimen y 24 años para el cooperador. Al admitir los hechos por los que se le acusaba en la primera sesión del juicio celebrada el pasado lunes, 3 de junio, las partes acordaron reducir la pena a falta del veredicto del jurado.
Asimismo, el tribunal popular ha declarado culpable, por unanimidad, a Youssef A., su cómplice. El ahora condenado deberá cumplir seis años de prisión por los tres delitos de lesiones agravadas con uso de instrumento peligroso al dar a Bouabdellah G. el cuchillo con el que atacó a las otras tres víctimas. Además, se acuerda su expulsión del país una vez cumpla la pena acordada.
Cuando la Policía recibió una llamada el pasado 21 de abril que alertaba sobre una reyerta en los alrededores del Rico Pérez, no se esperaba la terrible escena que se iba a encontrar. Una vez llegaron los agentes al lugar de los hechos se toparon con un macabro suceso sacado de película: tres hombres sangraban abundantemente y uno de ellos yacía en el suelo inconsciente con heridas en diferentes partes de su cuerpo y la cabeza destrozada. Al ver la situación avisaron de inmediato a los servicios sanitarios, que intentaron salvar la vida de José, sin éxito. A los otras víctimas las trasladaron al Hospital General de Alicante.
Según relata el escrito de acusación, Bouabdellah -principal procesado- comenzó a lanzar piedras a Joan Sebastián S.M., el primer objetivo del ataque irracional que emprendieron contra todo aquel que se cruzaba en su camino, y se dirigieron hacia él. Cuando llegaron a su altura, Bouadbellah le lanzó varias piedras de gran tamaño que impactaron en varias partes del cuerpo.
A continuación, Youssef entregó a su compañero el cuchillo de grandes dimensiones que portaba. Este, con ánimo de atentar contra la vida de Joan, le lanzó varias cuchilladas que logró esquivar. Cuando le agarró para defenderse, recibió otra puñalada que le ocasionó un corte en la muñeca que requirió de nueve puntos de sutura.
Tras esta agresión, Joan huyó a la carrera hasta llegar a la altura de Francisco Javier A.B, a quien pidió auxilio. Francisco le asistió, le limpió las heridas y llamó a la Policía y a los servicios sanitarios. Tras el requerimiento de auxilio, se personaron de nuevo los agresores.
Bouabdellah portaba un cuchillo en una mano y una piedra en la otra. Francisco trató de tranquilizarle, pero no lo logró y Bouabdellah le atacó, primero lanzándole la piedra y segundo tratando de asestar varias puñaladas al cuello y al pecho que logró esquivar. Cuando intentó agarrar de la muñeca al agresor, este le lanzó otra cuchillada que le ocasionó un corte en la muñeca. La víctima también logró zafarse y huyó a la carrera.
Tras la última agresión apareció la víctima mortal y se encontró con el verdugo que le quitaría la vida minutos después. José fue apedreado. Se intentó defender como pudo, pero no logró huir, ya que tenía grandes dificultades de movilidad debido a que padecía una lesión en la cadera que le imposibilitaba correr. Eso no detuvo la sed de sangre de Bouabdellah, que aprovechó que la víctima estaba tendida en el suelo para ensañarse más si cabe con él. Le golpeó con una piedra de grandes dimensiones en la zona frontal hasta que le rompió el cráneo.
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