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Habían pagado hasta 2.500 euros al patrón de una patera para viajar de manera clandestina desde Argelia a las costas españolas el pasado septiembre; un trayecto que tenía una duración prevista de entre cuatro y ocho horas pero que se convirtió en una travesía agónica que estuvo a punto de acabar en tragedia.
La embarcación precaria, de seis metros y medio de eslora y que no disponía de equipos de seguridad ni de víveres o agua potable para el trayecto, sufrió una avería en el timón y quedó a la deriva, sin combustible ni remos, por lo que el viaje se prolongó cuatro días en los que los navegantes pasaron «hambre, frío y calor».
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Alicante condenó el pasado enero al patrón de la peligrosa travesía que estuvo a punto de cobrarse un total de 14 vidas, incluyendo la suya, a cuatro años de prisión por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.
El agónico viaje comenzó el pasado 2 de septiembre. Dos mujeres, dos adultos y un menor de edad -todos argelinos- embarcaban en una patera y zarpaban desde la la zona costera de playa de Tipaza (Argelia) con la premisa de llegar a España.
El patrón no disponía de ninguna titulación que acreditara conocimientos para gobernar un barco. Lo hizo ayudado únicamente de una brújula/GPS, a diferencia de la forma de operar de las mafias más poderosas, que utilizan embarcaciones semirrígidas de unos ocho metros de eslora, con teléfono satelitales y motores de 300 caballos que alcanzan los 130 km/h. Unos viajes en 'business' que cuestan cuatro veces más.
Los contratiempos llegaban en las primeras horas. El timón decía adiós, lo que obligó a gastar las garrafas de gasolina el primer día. Las horas pasaban y la situación se complicaba. Tan solo habían navegado 180 kilómetros y el mar amenazaba con hundir la embarcación. Los navegantes achicaban el agua para evitar el naufragio en condiciones de «hacinamiento», según recoge la sentencia de la audiencia alicantina.
Afortunadamente, la patera fue localizada en mitad del mar el 6 de septiembre, a 123 kilómetros de la costa española más cercana: el Cabo de Palos -Murcia-. Los ocupantes fueron rescatados, nueve en helicóptero y los otros cinco en una nave de Salvamento Marítimo, debido a la imposibilidad de remolcar la embarcación a tierra. Los expatriados fueron trasladados hasta el Centro de Atención Temporal de Extranjeros del puerto de Alicante.
Es uno de los muchos casos de pateras abarrotadas de inmigrantes que se juegan la vida para llegar a la provincia de Alicante. Un negocio que llena los bolsillos de las redes criminales que se lucran con el tráfico de personas.
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