'Cazadores de herederos': el negocio millonario que busca en Alicante dueños de fortunas perdidas
Compañías como Coutot-Roehrig se encargan de conectar herencias con sus legítimos beneficiarios mediante exhaustivas investigaciones para dar con ellos, estén donde estén
Legítimos herederos distribuidos por distintas partes del mundo que no conocen que les corresponde una suculenta herencia. Podría parecer la sinopsis de una serie de televisión o una película, aunque es el día a día de los conocidos como 'cazadores de herencias', abogados expertos en geneología que investigan para dar, en Alicante y en cualquier otro lugar del globo, con los herederos legítimos de fortunas que se han quedado sin reclamar.
A ello se dedica la compañía internacional Coutot-Roehrig, con sedes en Francia, Estados Unidos o España, entre otros países. La empresa busca dinero entre los muertos para hacérselo llegar a los vivos, a aquellos a los que les corresponde por derecho de sangre.
La empresa, fundada en 1984 en París, se encarga de conectar herencias con sus legítimos destinatarios. Para ello llevan a cabo minuciosas investigaciones a través de los árboles genealógicos en herencias sin reclamar. tanto conocidos como desconocidos, cuyo paradero o existencia es incierto y que tienen derecho a una herencia dondequiera que se encuentren. Con unas 7.000 herencias anuales tramitadas, la empresa calcula que ha repartido un promedio de 500 millones de euros entre 30.000 beneficiarios.
Para ello los abogados y genealogistas sucesorios de la compañía bucean en los árboles genealógicos hasta dar con los herederos. Con una base de datos propia acumulada a lo largo de 130 años, que contiene más de 1.300 millones de datos digitalizados, la empresa distribuye anualmente unos 500 millones de euros entre aproximadamente 30.000 beneficiarios con derecho a heredar.
«El objetivo de la genealogía es encontrar a los llamados a la herencia, con derecho a una herencia, de personas que han fallecido sin dejar testamento, para que así se puedan tomar posesión de los bienes y derechos que le tocan por ley», explica el director ejecutivo de Iberia de Coutot-Roehrig, Marco Lamberti.
Un trabajo que requiere «mucha paciencia», expresa Lamberti, quien destaca que hay también «muchas fuentes de información de acceso público que nos ayudan a localizar a quien estamos buscando». Esto sucede cuando una persona fallece sin dejar herencia y sin descendientes directos. Aquí comienza el 'reto': «Es momento de indagar para rastrear y encontrar a quellos familiares o parientes con derecho de heredar», afirma el directivo.
Con casos de «amplios metros de longitud en sus árboles genealógicos», el trabajo se puede complicar mucho. Para ello también usan el Registro Civil, uno de los santos griales de los expertos de Coutot-Roehrig. «Es el punto de partida de todas nuestras investigaciones, permitiendo acreditar los vínculos de parentesco», subraya Lamberti.
A los trabajos hincando codos en bibliotecas y archivos se le suma el conocido como «trabajo de campo» en la jerga de los cazadores de herederos. Este se lleva a cabo en cementerios, que se han convertido «en un espacio habitual donde recabar información, ya que las lápidas también cuentan muchas cosas sobre el causante y su familia», explica el directivo de la compañía, quien añade que «dan pistas que ayudan a seguir tirando del hilo y otorgan detalles que suelen ser pistas importantes para continuar la investigación».
«El objetivo de la genealogía es encontrar familiares vivos, con derecho a una herencia, de personas que han fallecido sin dejar testamento»
Marco Lamberti
Director ejecutivo Iberia Coutot-Roehrig
Una vez encontrado el heredero o los herederos, desde Coutot-Roehrig se ponen en contacto con ellos, ofreciéndoles sus servicios. Será la empresa la que corra a cargo de gastos e impuestos, con la condición de cobrar el 30% de la herencia tras reclamarla, un proceso que puede durar años. Eso sí, en su contrato aseguran a los clientes que estas herencias arrojan resultados positivos, aunque no lo desvelan hasta el final, una vez firmado el contrato.
Un mundo de muchos millones
Uno podría pensar que hay más dinero en el mundo de los muertos que en el de los vivos, y así es. Según estimaciones de la compañía, «aproximadamente unos 100 millones de euros de caudal hereditario anuales no encuentran herederos», explica el director ejecutivo de Iberia de Coutot-Roehrig, Marco Lamberti.
«Las lápidas también cuentan muchas cosas sobre el causante y su familia»
Marco Lamberti
Director Ejecutivo de Iberia de Coutot-Roehrig
A pesar de ello, en 2021 se rechazaron 56.557 herencias por 365.649 aceptadas, según el Consejo General del Notariado. En los últimos años el porcentaje de renuncias ha ido subiendo respecto al de aceptaciones, pasando de un 8% a un 15% en la última década.
En caso de no encontrarse herederos, o de no querer nadie la herencia, el Estado se quedaría con este legado. Lamberti expone que «si nadie hasta cuatro grados de consanguinidad reclama y si el causante no ha dejado su voluntad en un testamento, el heredero legítimo de esos bienes pasa a ser la Administración Pública».