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Tamara con su hijo Jesús rodeada del equipo del Clínic de Barcelona, donde se llevó a cabo el trasplante de útero. Clinic
«Es un sueño», dice la madre del primer bebé nacido en España tras un trasplante de útero

«Es un sueño», dice la madre del primer bebé nacido en España tras un trasplante de útero

Tamara recibió la matriz de su hermana y dio a luz el pasado 10 de marzo en el Clínic de Barcelona a Jesús, que este lunes ha sido dado de alta junto a su madre «feliz»

Lunes, 22 de mayo 2023, 12:51

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Desde que siendo una adolescente supo que no podía ser madre, Tamara Franco, una murciana de 34 años que nació sin útero funcional, ha llorado «mucho». Pero tantas lágrimas de pena lo fueron de alegría el pasado 10 de marzo cuando dio a luz en el Clínic de Barcelona a Jesús, el primer bebé que nace en España fruto de una donación de matriz, en este caso de su hermana Bárbara. Se trata de un hito médico que sitúa al Clínic en una selecta lista: solo diez hospitales de todo el mundo realizan esta técnica.

El trasplante uterino se hizo en el hospital público barcelonés hace dos años y medio bajo la batuta de los doctores Francisco Carmona, jefe de Servicio de Ginecología, y Antonio Alcaraz, jefe de Servicio de Urología y Trasplante renal. Este lunes, tras el alta recibida por madre e hijo, el Clínic daba a conocer todo el proceso en el que se han involucrado un centenar de especialistas y que ha terminado con el más feliz de los finales.

Tamara es la primera española trasplantada de útero en dar a luz a un bebé sano. Hay otra mujer, una canaria de nombre Mayra, que también se sometió a mediados del año pasado a esta intervención en el mismo centro, pero aún no ha sido madre.

«Siempre he querido ser madre, de niña era de las que pedía a los Reyes un carrito con un bebé. Por eso cuando me enseñaron a Jesús no me lo creía»

Tanto Tamara como Mayra sufren el síndrome de Rokitansky, un trastorno congénito del aparato reproductor femenino que afecta a una de cada 5.000 mujeres en el mundo. Estas pacientes nacen sin útero y sin trompas de Falopio (no pueden quedarse embarazadas), tienen ovarios y deseo sexual, pero no tienen la regla.

Jesús, que vino al mundo a los siete meses de gestación, ha cumplido el sueño de Tamara, que se había sometido antes a varios procesos de reproducción asistida. «Ha sido muy duro, pero a la vez muy bonito», dice la emocionada madre en un vídeo-reportaje remitido por el Clínic en el que presenta a su hijo junto a su marido, Jesús, y el equipo médico del hospital. El bebé nació por cesárea, pesó 1,125 kilos y ha permanecido 74 días ingresado, 43 de ellos en la UCI de Neonatología.

«Siempre he querido ser madre. Yo era de las que pedía a los Reyes un carrito con muñeca», recuerda Tamara, que con 15 años supo que no podría quedarse embarazada, por eso cuando dio a luz y le enseñaron a su hijo no se lo podía creer. «Tanto tiempo persiguiéndolo, que ver a mi niño era cumplir un sueño».

Una noticia en la tele en 2014

Tamara conoció por televisión que una mujer sin útero había dado a luz en Suecia en 2014. Buscando en internet averiguó que el Clínic de Barcelona se estaba preparando para realizar un trasplante de útero y envió un correo electrónico al doctor Carmona contándole su situación. Al día siguiente ya obtuvo la primera respuesta y empezó todo un periplo de pruebas para ella y su hermana -que es más joven y ya es madre-, quien le acabó donando su matriz. El 5 de octubre de 2020 se realizó el trasplante. La cirugía duró 20 horas y resultó un éxito. Tamara se convirtió en la primera mujer en España a la que se le practicaba un trasplante de útero. Y ahora es la primera en dar a luz tras esa intervención.

Dos meses después de aquella operación, Tamara tuvo la regla por primera vez, aunque hubo que esperar seis meses para poder realizar la transferencia de embriones. Se quedó pronto embarazada, pero sufrió un aborto en la octava semana de gestación. «Me desanimé, pero también eso me dio muchas fuerzas para seguir adelante», confiesa.

Tras recuperarse del aborto, se contagió de covid por lo que hubo que esperar unos meses más antes de realizar otro intento con nuevos embriones. Finalmente en esta nueva fecundación, se quedó encinta.

El embarazo de Tamara se siguió por un equipo multidisciplinar de ginecología y medicina maternofetal del Clínic. El proceso se complicó con una disfunción del endotelio, por lo que el equipo médico decidió programar una cesárea convencional en la semana 30 de gestación. Esta se realizó sin complicación alguna y Jesús, sietemesino, nació con un peso de 1.125 gramos. «Durante el embarazo he pasado mucho miedo, mucha ansiedad por si algo iba a mal, por eso al ver a Jesús fue como ¡Madre mía, ¿esto es mío? Fue un sueño!», exclama Tamara. Y su marido, que se llama como el bebé, remacha: «Ves a esa criaturita fruto de un amor tan grande y no te lo puedes creer».

El doctor Francisco Carmona, encargado de coger a Jesús y ponerlo en brazos de su madre, nunca olvidará ese momento. «Todo este proceso lo he vivido con mucha responsabilidad, mucha alegría, mucha angustia y mucha ilusión. Ha sido un orgullo». Su colega el doctor Antonio Alcaraz no lo puede resumir mejor: «Estamos acostumbrados a curar tumores o mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero esto es un paso más porque en este caso estamos creando vida».

Un día de celebración

Para Josep Maria Campisol, director general del hospital Clínic Barcelona «hoy es un día de celebración que pone en valor nuestra Sanidad y nuestro hospital, que intenta ser pionero e innovador y fomenta la visión y capacidad de los profesionales de lograr nuevos retos».

El nacimiento de Jesús ha sido posible gracias a un equipo interdisciplinario formado por más de cien personas que han intervenido tanto en el trasplante como en el seguimiento del embarazo y el nacimiento. «Y también ha sido gracias a la determinación y la confianza de Tamara en nuestro hospital y en nuestro equipo», apostilla Campisol.

Sin permiso de la ONT y con una «razonable» relación entre el riesgo y el beneficio

El trasplante uterino a Tamara no ha estado exento de cierta polémica ya que se hizo sin la autorización final de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Dado su carácter experimental, la comisión consultiva de ese organismo -cuyos acuerdos no son vinculantes- solicitó al Clínic algunas modificaciones en el proceso. En el caso de Tamara no se llevaron a cabo (fue en 2020, el año del covid), pero éstas sí se efectuaron con la canaria Mayra, la segunda mujer en recibir un trasplante de útero, que también se sometió a la intervención en el hospital barcelonés. En esta línea, la Comisión de Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC) recuerda que la donación entre vivos es una técnica en la que, tanto la donante como la receptora, deben participar libremente, «exigiéndose, además, que exista una relación razonable entre el riesgo y el beneficio para receptora y donante», señala el presidente de la comisión, el doctor José María Domínguez. El código deontológico exige que el proceso de información sea claro y no medie coacción que condicione el consentimiento. «Y también recomienda una previa consulta a un comité de ética asistencial, como se ha realizado en este caso», apostilla el médico.

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