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Un grupo de enfermeras organiza el trabajo en el control de una planta hospitalaria. I. BAUCELLS

La mitad de las enfermeras han sufrido acoso sexual en su trabajo

Estas profesionales denuncian que padecen de forma reiterada comentarios sexistas, tocamientos indeseados o proposiciones sexuales

Martes, 18 de noviembre 2025, 12:37

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Una macroencuesta dada a conocer hoy desvela que más de la mitad de las enfermeras y fisioterapeutas españolas asegura que se tienen que enfrentar con demasiada frecuencia a situaciones de acoso sexual mientras ejercen su trabajo en consultas, centros de salud u hospitales. Sufren comentarios sexistas, tocamientos indeseados e incluso proposiciones sexuales con una alta regularidad. Son algunas de las conclusiones de la macroencuesta realizada por el sindicato de enfermería SATSE, que para este trabajo ha entrevistado a 7.400 profesionales de todas las comunidades del país en las últimas semanas.

Los relatos de las enfermeras indican que no se trata ni de hechos anecdóticos ni de situaciones puntuales sino más bien de ataques contra su libertad sexual que se producen de forma habitual y generalizada. La mitad de estas profesionales sanitarias indica que ha sufrido comentarios o chistes sexistas ofensivos mientras trataba de realizar su trabajo y a un tercio le han contado historias o bromas sexuales que le han resultado también ofensivas. De igual forma, a una de cada cinco, para llamar su atención mientras se mueve por su área de trabajo, han recurrido a silbidos o piropos ofensivos.

Pero las situaciones de acoso que describen las respuestas al macroestudio van mucho más allá de los comentarios y ofensas machistas. Tres de cada diez enfermeras o fisioterapeutas han padecido invasiones deliberadas de su espacio personal cuando realizaban su trabajo, una proporción similar ha tenido que aguantar miradas insinuantes o inapropiadas de carácter sexual, una de cada cinco ha sufrido contactos físicos no deseados ni solicitados y a otro 22% las han intentado tocar o rozar sin éxito con idénticas intenciones lascivas. Manos colocadas en su cintura, abrazos o tocamientos en los glúteos o en otras zonas íntimas, entre otros abusos.

El 85% no denuncia los hechos porque desconoce los canales para hacerlo o porque cree que no servirá de nada

El abanico de agresiones en el puesto de trabajo lo completan los intentos de lograr una cita con la enfermera e, incluso, las propuestas para mantener relaciones sexuales pese a los esfuerzos de disuasión de la trabajadora sanitaria. Han tenido que pasar por estos acosos machistas algo más de una de cada diez profesionales, el 11%. Al acoso sexual también se le unen abundantes situaciones de acoso o menosprecio laboral por razón de sexo en una escala profesional mayoritariamente femenina. Una de cada tres se han sentido menospreciadas en su trabajo por ser mujeres y cuatro de cada diez han percibido con claridad que se las trataba de manera diferente por idéntico motivo.

Toda esta larga lista de agresiones o situaciones de violencia de carácter sexual sufridas por enfermeras y fisioterapeutas no son, a la vista de sus respuestas, un disgusto esporádico sino algo reiterado. El 43% de las profesionales se ha tenido que enfrentar a este tipo de episodios vejatorios y machistas al menos entre dos y cinco veces y una de cada cuatro los ha padecido más de diez veces a lo largo de su vida profesional. Prueba de lo habitual de los acosos es que el 60% de las profesionales ha sufrido alguna de estas situaciones en los últimos tres años. «Las profesiones dedicadas al cuidado, como es la nuestra, han sido históricamente estereotipadas y sexualizadas, lo cual se agrava por la cercanía física que implica nuestro trabajo y por la percepción errónea de que estamos 'al servicio' de otras personas», lamenta Laura Villaseñor, presidenta de SATSE.

Silencio e impunidad

El segundo problema que detecta el macroestudio es que al final la mayor parte de estas agresiones sexistas o sexuales terminan por normalizarse en los establecimientos sanitarios, ya que se silencian y se invisibilizan, quedando los acosadores impunes. El 85% de las enfermeras admiten que no ponen estos ataques en conocimiento de la dirección del centro ni plantean denuncias contra los autores. Los dos causas que explican la mayor parte de los silencios son que buena parte de las sanitarias desconocen el procedimiento para comunicar los acosos y los derechos que las asisten y porque el resto no tiene confianza alguna de que su denuncia sirviese para algo.

SATSE considera que, ante la realidad que dibuja el estudio, empresas y administraciones públicas deben promover condiciones laborales que prevengan el acoso sexual y por razón de sexo a través del «cumplimiento exigente» de los planes de igualdad y protocolos ya existentes, instrumentos que deberían servir para su prevención, detección temprana y denuncia y para el apoyo y asesoramiento a las víctimas.

También reclaman medidas preventivas que promocionen una cultura de «tolerancia cero al acoso», mediante la difusión e información de los procedimientos existentes, la formación obligatoria para todo el personal y la realización de campañas de sensibilización permanentes.

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