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No hay dietas milagros ni tampoco 'superalimentos'. Lo que comemos nos define y si alguien no acaba de entender esta premisa sepa que el cuerpo humano es «como una empresa. Tenemos una serie de ingresos y gastos» y lo que cuenta es el equilibrio. Con esta frase, el médico y catedrático de Nutrición Deportiva y especialista en Endrocrinología de la UCAM, Antonio Escribano, se podría resumir gran parte de la conferencia que ha impartido esta mañana en la Universidad de Alicante.
Durante la jornada de 'Fake&Business' de la cátedra la Marca Corporativa, se han puesto sobre la mesa la cantidad de noticias falsas que en la actualidad circulan sobre la alimentación. En realidad, hay varias poderosas industrias, algunas de las cuales son, por desgracia, peligrosas para la salud y con terribles consecuencias.
Antonio Escribano ha sido directo, ha puesto nombre y apellidos a los productos, complementos alimentarios y dietas a las que se tienen acceso. Uno de los focos lo ha puesto sobre los 'influencer' y todas aquellas personas que recomiendan con un total y absoluto desconocimiento. Aquí la variedad es muy amplia y va desde determinadas prácticas deportivas a productos.
«La dieta de la respiración profunda« o de algunos alimentos específicos tienen consecuencias negativas. Como exponente perjudicial, la del algodón, donde la ingesta de algodón se combina con trozos de frutos y acaba provocando «parálisis intestinal».
Este especialista, autor de «Come bien, vive más y mejor», sostiene que la «alimentación deportiva es otra moda». «La gente olvida que lo que hay en píldoras en algún momento salió de un alimento. Todo es mentira», apunta Escribano. En la relación de equipos y dispositivos, el que también fuera asesor nutricial del Sevilla Club de Fútbol o de la Federación Española muestra «fajas adelgazantes, anillos adelgazantes, zapatos tonificantes, parches, jabones, pantalones saunas», entre otros.
Cada producto que comentaba era reflejado en la pantalla, pues todos se pueden adquirir por Internet, es decir, están al alcance de cualquiera. En este sentido, el catedrático ha celebrado que determinados aparatos como los electroestimuladores eléctrico o los equipos de vibración se empiecen a prohibir. Además ha puesto el ejemplo de cómo una persona sufrió un desprendimiento de retina tras un uso de este último producto.
También está el caso de la «semaglutida», que quita el apetito. «La FDA, principal autoridad sobre alimentación en Estados Unidos, ya la está prohibiendo porque se están produciendo parálisis intestinales», pero recordemos que fue esta autoridad quien aprobó su uso.
Ante un público mayoritariamente estudiantil, Escribano ha sido un torrente informativo. El experto ha querido demostrar que sólo mostraba una parte de las muchas informaciones engañosas existentes, que vienen de tiempo atrás (lo ha recordado con viejos anuncios). Aunque en su opinión, las redes han multiplicado los bulos y ha empoderado a los «ignorantes, que cada vez son más soberbios».
En su opinión, otro tema peligroso son los denominados «quemadores de grasa» y donde hay toda una literatura. En el foco está el vinagre de manzana, pomelo, píldoras, tes, L-camitina que está de moda« e incluso se sigue comercializando clandestinamente unas píldoras con gusanos que, en realidad, se demostró que eran tenias.
«El 60% de los consumidores se dejan influenciar. La desinformación sobre alimentos siempre ha existido, pero ahora vivimos un 'tren de borrascas' y de bulos», ha destacado.
Para el especialista en nutrición, «los inventos, las ocurrencias» son incesantes y ha citado los casos de los superalimentos o los denominados de «calorías negativas». «No hagan ni caso». En este punto, ha recordado como parte de esa información también se oficializa y ha mostrado su contrariedad a iniciativas como «Nutri-score». «Esto es ideología», ha matizado, para exponer cómo aparece calificado el aceite de oliva con la letra D y la Coca-Cola con la B (es decir, mejor).
«La carne, la leche y los huevos son alimentos maltratados», ha señalado. «Otro demonizado es el aceite de oliva. Todos los informativos dedican minutos y minutos a explicar lo caro que está», ha añadido para a continuación detallar el precio de los 35-45 mililitros que sería aconsejable tomar al día y que suponen 40 céntimos. «Al mes son once euros, ¿cuánto nos cuesta una copa o unas cañas?».
También ha desmontado el mito de beber dos litros al agua para adelgazar. «A día de hoy se muere más por exceso de agua que por escasez«, ha indicado en referencia a la potomanía.
Por último, ha sostenido que los «ultraprocesados» es un término inventado. Pues al igual que sucede con los «ecológicos» no se ha demostrado científicamente que su valor nutricional sea superior.
Para acabar ha recordado dos grandes verdades. La primera es el índice de calidad de alimentos, que va de una escala del cero al 100 y lo editó la Universidad de Yale y su apuesta por el equilibrio calórico. «No se debería pasar del 17% de grasa en el cuerpo».
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