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Una joven con un trastorno alimentario.
Morir de anorexia pesando 22 kilos y creer que estás gorda

Morir de anorexia pesando 22 kilos y creer que estás gorda

Las mujeres sufren nueve de cada diez casos de trastornos alimentarios, que se detectan hasta en niños y niñas de seis años y que pueden provocar la muerte del 10% de los pacientes

Álvaro Soto

Madrid

Viernes, 29 de noviembre 2024, 17:38

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Las mujeres sufren casi nueve de cada diez casos de trastornos alimentarios, unas enfermedades que también padecen cada vez más hombres y que aparecen a edades más tempranas: los especialistas ya tratan a menores de entre 6 y 11 años con estos problemas de salud, según expone la Real Academia de Medicina de España (Ranme) en la víspera del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, que se conmemora este 30 de noviembre.

La anorexia y la bulimia son los dos trastornos más conocidos, pero el atracón es el que tiene una mayor prevalencia, ya que afecta al 3% de la población. «El atracón puede contribuir al desarrollo de la obesidad, aunque la que conlleva un mayor riesgo de mortalidad es la anorexia nerviosa, seguida de la bulimia nerviosa», explica la profesora Mónica Marazuela, académica de la Ranme y jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de la Princesa de Madrid.

Los expertos dan la voz de alarma ante unas enfermedades que se han expandido a la vez que las redes sociales. «Muchos adolescentes se obsesionan con lo que puedan pensar los demás de ellos en relación a su físico o por los 'likes que' tienen en las redes. No son capaces de valorarse por su inteligencia, su bondad, sus aptitudes y valores, sino que se quedan en el aspecto superficial», subraya el profesor Celso Arango, académico de Psicología, que ha conocido historias extremas de trastornos alimentarios.

«He visto morir a pacientes en la UCI después de muchos años con un trastorno de conducta alimentaria de tipo restrictivo, con 22 o 23 kilos que son hueso y piel, y que seguían estando absolutamente convencidas de que les sobra peso de los glúteos, las piernas o los brazos. Esto se debe a que no solamente tienen miedo patológico a la ganancia de peso, sino que también sufren una distorsión cognitiva de su imagen y una incapacidad para percibir su cuerpo de forma objetiva», lamenta Arango. Estos trastornos se asocian a enfermedades sistémicas, arritmias cardíacas, problemas hormonales y de todos los órganos (tiroides, hígado o riñones) que acaban provocando un 10% de fallecimientos entre los enfermos.

El también jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y Adolescente del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid recibe a pacientes cada vez más jóvenes, incluso alguno con seis años, cuando «antes aparecían a partir de los 12». «En este tipo de enfermedad, cuanto antes aparecen, mejor pronóstico tienen, pero si no se tratan a tiempo, en el caso de las niñas ni siquiera van a poder tener su primera regla», reseña Arango.

Entre los chicos, los profesionales avisan del aumento de la vigorexia, una variante de los trastornos alimentarios. «Se trata de una distorsión de la imagen corporal provocada por la obsesión de tener un cuerpo 'culturista'. Ellos no quieren estar delgados, sino muy fuertes, y todo gira en torno a esto, lo que se convierte en una adicción al gimnasio», subraya Arango.

Los pacientes de trastornos alimentarios suelen ser personas perfeccionistas, meticulosas, obsesivas, autopunitivas, autoexigentes y rígidas, según el perfil que trazan los sanitarios; factores a los que se une la posibilidad de tener algo de sobrepeso y de haber sufrido acoso escolar por motivo de su apariencia. A partir de ahí, se dan cuenta de que pueden perder peso controlando la ingesta de alimentos, van perdiendo cada vez más hasta que se les va de las manos y aparece el miedo patológico a ganar peso, lo que les hace sufrir una distorsión cognitiva.

Los especialistas inciden en la importancia del aprendizaje socio-emocional en las escuelas para poner el énfasis en los valores que tengan que ver con la persona, no con lo que aparenta ser ni cómo es vista por los demás. Además, recuerdan que el tratamiento de los pacientes debe afrontarse desde basarse en una combinación de terapia psicológica, asesoramiento nutricional, intervención médica, tratamientos en grupos de apoyo y, en algunos casos, fármacos que les ayuden a establecer una relación sana entre la comida y el cuerpo

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