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Una mujer fuma de un cigarrillo electrónico. R. C.
Los médicos denuncian el vapeo como la «puerta de entrada» al tabaquismo juvenil

Los médicos denuncian el vapeo como la «puerta de entrada» al tabaquismo juvenil

Uno de cada cinco adolescentes usa ya cigarrillo electrónico y los fumadores de 19 a 24 años se han disparado hasta el 32%

Martes, 23 de mayo 2023, 12:30

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Los médicos de familia españoles han decidido dar la voz de alarma y expresar su preocupación sin medias tintas. El vapeo, advierten, es el caballo de Troya de la industria del tabaco para enganchar a los adolescentes. El cigarrillo electrónico y las cachimbas, «dispositivos perjudiciales para la salud por sí mismos», ejercen además «de puerta de entrada» al consumo de tabaco entre los más jóvenes, asegura Susana Morena, de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).

El chequeo que estos especialistas realizan anualmente desde sus consultas, encuesta en la que este año han participado casi 10.000 ciudadanos de todo el país, confirma con datos lo que ya era una sospecha de la profesión médica, que los adolescentes llegan al hábito tabáquico a través de la moda y el marketing colorista y aromático del vapeo y las 'shishas' y de ahí dan el salto casi de inmediato al cigarrillo. El resultado es un retorno a porcentajes escandalosos de jóvenes fumadores.

No es una intuición, así lo indica su muestreo sobre el tabaquismo. Uno de cada cinco adolescentes españoles, el 19,2%, fuma. Utilizan distintos procedimientos, pero el más extendido entre los 14 y 18 años es el vapeo, que practica el 20,8%, seguido por la aspiración del humo de pipas de agua (14,3%), con los cigarrillos clásicos en tercer lugar (13%) y los porros de cannabis en cuarto (6,7%).

Seis de cada diez españoles prohibirían fumar en las playas y el 72% expulsaría el humo de las terrazas y paradas de autobús

Pero lo que documenta la encuesta es que con el paso de los meses, cuando los especialistas ponen la lupa sobre los chicos de 19 a 24 años, se observan dos hechos alarmantes. El primero es que la transición al tabaquismo se completa. Los porcentajes previos se invierten. Los que fuman cigarrillo tradicional ya son el 19% y los que vapean bajan al 13,8%, con los aspiradores de la cachimba en el 11,5% y los fumadores de canutos en el 6,7%. La segunda certeza es que un tercio de los jóvenes, el 32%, se convierten en fumadores, un hábito que mata a unas 60.000 personas todos los años en España, una cada once minutos.

Es el éxito, explica Morena, de la «falsa sensación de inocuidad de estos dispositivos (vapeadores y 'shishas'), que se ha divulgado mediante campañas de marketing con intereses comerciales dirigidas especialmente a los jóvenes», muchas de ellas basadas en publicidad encubierta de músicos, series o 'influencers'. Cuatro de cada diez usuarios de cachimbas ni siquiera saben que este instrumento es perjudicial para su salud haya o no tabaco de por medio, porque en cualquier caso inhalan los humos de la combustión y los colorantes y porque el agua que bulle no filtra ni la nicotina ni ningún otro tóxico.

Millones de fumadores pasivos

Pero los malos humos no son solo un problema de fumadores. Hasta el 85% de los españoles tienen con más frecuencia de la deseable una exposición no buscada al humo del tabaco o sus derivados. Los puntos negros son las terrazas hosteleras, los lugares donde se hacen actividades al aire libre, las paradas del autobús y las colas callejeras y el colectivo más afectado por el humo ambiental es justo el más vulnerable, los más jóvenes, a los que causa más lesiones y que corren el riesgo de normalizar un hábito tóxico.

La generalización de estas inhalaciones tóxicas en lugares públicos ha hecho que nueve de cada diez ciudadanos estén a favor de que las autoridades estatales y autonómicas amplíen los espacios libres de humos. La demanda de prohibición casi unánime, del 82%, es la de impedir fumar junto a colegios, pero hay otras tres con altos consensos. Impedir el vapeo y los cigarrillos en las paradas callejeras de autobús lo apoya un 70% y aún dos puntos más (71,6%) están a favor de sacar el humo de las terrazas de los bares, demanda que sube al 85% de quienes no fuman, pero incluso respaldan el 28% de los fumadores y el 40% de los adictos ocasionales. La tercera prohibición que cada vez acumula más defensores es la de impedir el tabaco y el vapeo en las playas. Ya lo defiende el 61%, seis puntos y medio más que hace un año, y ni siquiera le parece mal al 30% de fumadores.

Impuesto ecológico a las tabaqueras

Médicos y pacientes coinciden en que las tasas de tabaquismo están de nuevo disparadas en España, sobre todo entre los jóvenes, y que es preciso intensificar las campañas preventivas, pero también la adopción de una nueva batería de medidas de choque y prohibiciones, la misma que el Gobierno promete desde hace años, pero no termina de adoptar. Las medidas que más apoyo tienen son llevar las campañas antitabaco hasta los colegios e institutos, ampliar los espacios sin humos, encarecer de forma notable el precio de cigarrillos clásicos y electrónicos, extender las mismas prohibiciones y limitaciones de los cigarrillos al resto de los nuevos usos del tabaco y erradicar la publicidad encubierta de estos productos en televisión, internet y redes sociales.

Ocho de cada diez españoles, en este caso prácticamente sin distinciones entre fumadores o no, también son partidarios de que los gobiernos obliguen a las multinacionales del tabaco a pagar los gastos de recoger los millones de colillas que contaminan y ensucian los parques y espacios naturales.

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