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Un estudio llevado a cabo por el Instituto de Neurociencias, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche, ha determinado que la proteína Kdm1a juega un importante papel en la conservación de la identidad de las neuronas.
Los resultados de este estudio, publicado en la revista Nature Communications, demuestran que eliminar Kdm1a en las neuronas del cerebro anterior en un modelo de ratón adulto provoca que comiencen a expresarse genes que normalmente no se deberían expresar en las neuronas, lo que compromete su identidad porque altera sus funciones.
Los investigadores comprobaron que en los ratones ancianos que mantienen la proteína también se produce la activación de genes observada en los ratones que han perdido Kdm1a, indicando que el envejecimiento natural reproduce los mismos defectos que la falta de Kdm1a, aunque a menor escala, por lo que comprobaron que eliminar esta proteína acelera el envejecimiento a nivel epigenético y altera la transcripción de genes. Estos hallazgos han sido correlacionados con datos de humanos.
Además, este trabajo pone de manifiesto que la función represora de Kdm1a mantiene la separación entre los genes que deben expresarse y los que no, a través de la estructura de la cromatina. Esta separación por «compartimentos» permite que se mantenga un orden durante toda la vida de la neurona, lo que es fundamental para mantener su identidad.
«Sabemos que el desorden tiene consecuencias muy nocivas, tanto en envejecimiento como en discapacidad intelectual, porque difumina la barrera entre lo que se debe expresar y lo que no», apunta Beatriz del Blanco, primera autora del artículo.
Beatriz del Blanco
Investigadora del Instituto de Neurociencia y primera autora del artículo
El estudio ha sido liderado por el laboratorio Mecanismos transcripcionales y epigenéticos de la plasticidad neuronal, que dirige Angel Barco en el Instituto de Neurociencias.
Para comprender el papel de Kmd1a en la compartimentalización, los investigadores llevaron a cabo un experimento, en colaboración con el investigador del The Jackson Laboratory for Genomic Medicine Yijun Ruan, en el utilizaron una técnica que permite observar cómo el DNA se pliega dentro de las células, y cómo se ordena en tres dimensiones.
Estos datos se contrastaron con imágenes obtenidas mediante técnicas microscópicas de súper resolución y lograron comprobar que los genes reprimidos empiezan a expresarse porque las barreras que delimitan zonas activas e inactivas de la cromatina van desapareciendo.
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