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La farmacia podría aligerar la carga de los hospitales y las listas de espera. Se trata de la principal conclusión del FEFE Onedeay, el evento organizado por la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE) y la Asociación Provincial de Empresarios Farmacéuticos de Alicante (APEFA) este martes en Alicante, en el que se han abordado los futuros retos que afronta el sector farmacéutico.
Los responsables del evento alertan que la farmacia es un centro sanitario que está «infrautilizado», y recuerdan que hay más de 22.000 en toda España y cada día son visitadas por tres millones de personas. «Podrían asumir tareas que aligerarían la carga que soportan médicos y hospitales saturados y contribuir a la reducción de las listas de espera», reconocen en un comunicado.
En ese sentido, aluden a tareas que podrían asumir las farmacias como «administrar vacunación y realizar las pruebas analíticas y cribados sencillos, sin necesidad de prescripción médica, como llevan a cabo nuestros colegas de los países europeos vecinos».
Otro de los temas sobre los que se debatió en el evento fue el desabastecimiento de medicamentos. José Manuel Zaragoza, presidente de los farmacéuticos de Alicante, afirmó al respecto que «es escandaloso; ciertas presentaciones y medicamentos faltan y cuesta Dios y ayuda conseguirlos. El día a día se hace duro para nosotros y para los pacientes».
Como ejemplo citó el caso del Ozempic, desabastecido para pacientes diabéticos por su uso para adelgazar: «Ha habido que ejercer un poco de control porque si le quitas a un diabético ciertos medicamentos estás poniendo en riesgo su vida». También citó el déficit de bolsas de recogidas de orina, «necesarias para que muchos pacientes puedan tener una vida decente, por lo que es un problema bastante serio».
José Manuel Zaragoza
Presidente de los farmacéuticos de Alicante
En este sentido, piensa que gran parte del desabastecimiento tiene que ver el precio del medicamento, que en España es muy barato. «Los laboratorios tienen que cumplir con un stock mínimo para que los países estén cubiertos, pero al final es un negocio. Entiendo que la Administración hace su papel de ahorro pero debe ponerse las pilas porque hay medicamentos que al final producirlos les cuesta dinero a los laboratorios».
En su opinión, el Gobierno debería regular a la baja o al menos llegar a un punto de equilibrio en el que todo el mundo salga beneficiado. «Al final, la bajada de precio crea una problemática, que es lo que está pasando, porque no es normal que una caja del mismo medicamento aquí valga tres euros y en Europa valga veinte. Al final las farmacéuticas no dejan de ser empresas, y quieren también velar por su economía.
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