Expertos de la UMH recomiendan incluir la evaluación de la soledad en la historia clínica
La propuesta de los investigadores también incluye un enfoque interdisciplinario que integre trabajo social, psicología y medicina
«La soledad debe tratarse como un factor de riesgo equiparable a otros indicadores clínicos como la hipertensión o la diabetes». Con estas palabras se puede entender la magnitud de una problemática que se va abriendo paso cada vez más en nuestra sociedad.
La autora de esta afirmación es la profesora del Departamento de Psicología de la Salud de la UMH Mª Antonia Parra Rizo, primera firmante de un artículo en el que investigadores de la universidad ilicitana emiten recomendaciones para preparar a los futuros profesionales sanitarios frente a la soledad en la vejez.
El trabajo propone una estrategia formativa que incluye talleres sobre comunicación con adultos mayores, simulaciones clínicas y un enfoque interdisciplinario que integre trabajo social, psicología y medicina.
Hoy sabemos que la soledad puede agravar muchas enfermedades, como la depresión o los problemas cardiovasculares y que dificulta el seguimiento de tratamientos médicos, por ejemplo, cuando una persona mayor deja de tomar la medicación porque no tiene con quién hablar de sus dudas», apunta la experta, quien lamenta que, a pesar de su impacto, los protocolos sanitarios no suelen incluir preguntar sobre la soledad ni evaluarla como parte de la atención clínica.
Costes asociados a la soledad
En ese sentido, el equipo propone un programa modular de entre 8 y 12 semanas que aborde desde la definición de la soledad hasta intervenciones clínicas y comunitarias. En su plan de formación destaca el papel de los tutores clínicos en la formación de residentes y aboga por incluir la evaluación de la soledad en la historia clínica como parte de la atención integral.
Para el profesor de Fisioterapia de la UMH Sergio Hernández Sánchez, también autor de la publicación, afirma que «para mejorar la detección precoz de la soledad y su manejo efectivo, sería esencial el trabajo conjunto entre profesionales de medicina, psicología, trabajo social y enfermería». A tal fin, su propuesta incluye actividades como juegos de roles, debates éticos, casos simulados y evaluación mediante ECOEs (exámenes clínicos objetivos estructurados).
Estudios recientes han demostrado que la soledad incrementa el riesgo de depresión, deterioro cognitivo, enfermedades cardiovasculares, hospitalizaciones y mortalidad prematura. Además, según se pone de relieve en la publicación científica de la UMH, la soledad de las personas mayores acaba por elevar los costes sociosanitarios y complica la adherencia a los tratamientos. Por eso, los autores sostienen que su detección y abordaje debe ser una competencia básica en la formación del personal sanitario.