Expertos de Madrid y Elche dan nuevas claves para curar el alcoholismo
Proponen terapias dirigidas a los valores después de superar la fase de la medicación
Inés Rosique
Alicante
Viernes, 11 de julio 2025, 13:11
Si pensamos en terapias para dejar el alcohol, lo normal es hacerlo en psicólogos y pastillas, pero ahora sabemos que hay algo más. Además de esto es importante que los pacientes reciban una educación en valores que les ayude a salir de su situación.
Un estudio liderado por el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Gabriel Rubio, en colaboración con el catedrático de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) Jorge Manzanares, ha demostrado que es momento de revisar y reenfocar los tratamientos para acabar con el alcoholismo.
El cortisol es una hormona que libera el cuerpo en situaciones de estrés. Según han explicado los investigadores, el estudio versa sobre la respuesta de esta hormona cuando los pacientes observan imágenes relacionadas con el alcohol.
Se ha recogido información de 154 pacientes del Programa de Tratamiento del Alcoholismo del Hospital Universitario 12 de octubre, en Madrid. Rubio y Manzanares se han centrado en dos momentos de la enfermedad: el inicio del tratamiento y dos años después de finalizarlo.
Analizando los dos momentos se observa que los síntomas de ansiedad, depresión e impulsividad disminuían. Por el contrario, los niveles de cortisol se mantenían estables ante los estímulos visuales relacionados con el alcohol. Además, las diferencias ante esto eran marcadas con respecto a un grupo de personas sin problemas de adicción.
«El cortisol es un buen indicador del impacto que tiene un estímulo en nuestro cuerpo y hemos observado que su concentración aumenta cuando una persona se expone a imágenes o situaciones que su cerebro relaciona con el alcohol», explica el profesor Manzanares, quien realiza su investigación en el Instituto de Neurociencias, centro mixto de la UMH y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Además, demostraron que las reacciones de cortisol eran más elevadas en las personas que habían sufrido recaídas, lo que significa que la vulnerabilidad en situaciones de estrés se mantiene con el tiempo.
Proponen ambos que la solución no está solo en dejar de beber alcohol. Sino que es necesaria una terapia psicológica adaptada a cada paciente y que dure, al menos, cinco años. También destacan que es crucial implementar iniciativas de atención continuada que brinden apoyo a estas personas en su entorno cotidiano. Así se evitarán recaidas y se consolidará la recuperación basada en valores.