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Pedro Sánchez Pérez-Castejón es el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE de manera indistinguible. Este sábado lo vovió a demostrar en la primera jornada del congreso que el PSPV celebra en Valencia y que ha vuelto a elegir a Diana Morant como su líder por segunda vez en poco más de un año.
El discurso de Pedro Sánchez en Valencia demuestra que no hay diferencia entre el representante de todos los españoles y el líder del PSOE. Cargó contra el máximo representante del Estado en la Comunitat Valenciana, que no es la delegada, Pilar Bernabé, sino el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. Del «querido presidente» con el que el alicantino recibió al jefe del Ejecutivo central un día después de la tragedia se ha pasado a un escenario de confrontación entre administraciones en clara ascendencia.
Sánchez le ha dedicado parte de su discurso de este sábado a cargar contra la gestión de la dana por parte del Consell de Mazón, en una llamada a los socialistas a derrotarle en las urnas. Cuando entras al Palacio de Congresos de Valencia al grito de «Mazón, dimisión» ya sabes a qué escenario te subes y qué es lo que espera el auditorio oír.
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El presidente del Gobierno ha denunciado que el PP «no estuvo durante la tragedia» y ahora «no está en la reconstrucción». «¿Dónde está el Partido Popular de la Comunitat Valenciana? Ni está ni se les espera nunca», ha aseverado. Todo ello cuando el vicepresidente de la Generalitat para la Reconstrucción, Gan Pampols, y el alto comisionado del Gobierno para lo mismo, José María Ángel, todavía no se han reunido oficialmente.
Gobierno y Generalitat trabajan en paralelo para la reconstrucción de Valencia, cada uno otorgando ayudas por su cuenta y reclamando al otro por las que no llegan. Pero Sánchez no vino este sábado a anunciar más ayudas ni planes del Ejecutivo (no sería la primera vez que lo hace desde un atril del PSOE), sino a espolear a un PSPV taciturno desde el 23J; a arengar a un partido fundamental para sostener Moncloa en futuras elecciones, sean cuando sean.
La Comunitat Valenciana tiene en juego 33 diputados, un botín demasiado jugoso para que Sánchez no lo tenga en cuenta en su momento. Con Andalucía y Madrid perdidas para el socialismo, a Sánchez le quedan Cataluña y la Comunitat Valenciana como opciones propias, más allá de los nacionalistas y lo que pueda pasar con Podemos más que con Sumar. Illa ya trabaja en arrastrar votos del nacionalismo moderado y ahora le tocará a Morant hacer lo mismo.
Sánchez ha puesto en el juego al PSPV con la clara misión de ganarle votos. Para qué y para cuándo. Esas son las grandes preguntas. Las encuestas publicadas desde noviembre dan a los socialistas valencianos con posibilidades de recuperar la Generalitat un año y medio después de perderla. Pero antes deberían producirse elecciones autonómicas y Mazón no es nada partidario de celebrarlas precisamente por eso, porque podría perderlas. Al igual que Sánchez no convoca elecciones a pesar de la inestabilidad del Gobierno en cada votación del Congreso. Porque podría perderlas.
Los populares están convencidos de que antes de verano habrá elecciones generales y los socialistas han iniciado el congreso del PSPV para preparar unas hipotéticas autonómicas para otoño. De ahí que Sánchez pusiera ya al partido en modo precampaña.
Mazón y Sánchez; Sánchez y Mazón. Dos presidentes haciendo equilibrios. ¿Quién aguantará más?¿Cuál de los gurús tendrá razón?
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