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La declaración de Salomé Pradas ha comenzado a las 10.15 horas. Los retrasos son habituales y más en comparecencias de esta naturaleza donde las acusaciones particulares y populares superan ampliamente la decena. La llegada de la exconsellera de Emergencias ha estado marcada por una enorme tensión, entre gritos de «asesinos» y de «Mazón dimisión». Una nube de informadores rodeaba a la dirigente del PP. El cordón policial, demasiado próximo a la puerta, no rebajó la tensión. Algún día ocurrirá un accidente.
La defensa de la exdirigente ha pedido que la comparecencia no se grabara. En las declaraciones de investigados, cada juzgado opera de una forma. Finalmente este se grabará, pero las partes no tendrán acceso de manera directa. Sólo se podrá visionar desde el juzgado. Pero también se tendrá acceso a una transcripción en papel de lo declarado.
De igual modo, anunció que no respondería a las acusaciones, sólo a su abogado. Una posición entendible desde el punto de vista judicial, pero no desde un político que busca aclarar qué ocurrió aquella jornada y que, en teoría, debería actuar movido por la transparencia.
Pradas no ha tardado en derrumbarse ante la magistrada. Es lógico debido a la enorme carga emocional que arrastra y más en una declaración como investigada. La exdirigente popular no ha podido contener el llanto durante el interrogatorio de su letrado. Ha admitido, por ejemplo, que carecía de experiencia en emergencias y que tampoco tenía un asesor para estos cometidos tras detallar los componentes del Cecopi, la reunión del dispositivo de emergencias que comenzó a las 17 horas pese a las alarmantes previsiones desde primera hora.
La dirigente ha asegurado que ella no dirigía nada y ha apuntado que la responsabilidad en este ámbito era del exinspector jefe del Consorcio Provincial de Bomberos, José Miguel Basset, que se ha jubilado recientemente. Destacó, de igual modo, que existen muchos técnicos que se tienen que coordinar entre ellos como explicación, quizá, al retraso que hubo en el envío del mensaje o la falta de diligencia de otras medidas preventivas.
Pradas ha rechazado asumir cualquier tipo de responsabilidad y ha insistido en una de sus tesis defensivas: «Nadie nos avisó del barranco del Poyo». De hecho, el SMS masivo que se envía a las 20.11 responde a la alerta por la rotura de la presa de Forata. Las críticas se han sucedido ante diferentes organismos, en la línea del Gobierno valenciano. Por ejemplo, ha arremetido contra la Confederación Hidrográfica del Júcar, Aemet y la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé.
La dirigente ha aportado también el listado de llamadas que emitió y recibió ese día en las que, tal y como ya adelantó el presidente Mazón, existen varias comunicaciones. Más de un centenar de comunicaciones esa jornada -donde habló también con altos cargos de Presidencia- que terminó en un fatal desenlace. Ha negado que el envío del mensaje de Es-Alert se retrasara por culpa de Mazón o a la espera de instrucciones del presidente. Pradas achaca la demora en ese SMS a la falta de acuerdo de los técnicos.
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