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El presidente de Vox, Santiago Abascal, en un mitin este viernes EP
El Gobierno quiere aprovechar la moción de Vox para recomponer su unidad

El Gobierno quiere aprovechar la moción de Vox para recomponer su unidad

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha trasladado este lunes la decisión al Gobierno, a Vox y al candidato Tamames

Lunes, 13 de marzo 2023, 10:28

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ELa incógnita sobre el momento en el que tendría lugar la moción de censura registrada por Vox hace dos semanas ha quedado por fin despejada. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, anunció esta mañana que será debatida entre el martes y miércoles de la semana próxima. El 21 y 22 de marzo es una fecha consensuada con el presidente del Gobierno, que quiere aprovechar la ocasión para romper la inercia en la que ha entrado la legislatura, recuperar cierta imagen de cohesión tanto de la coalición como del bloque de investidura, después de la lacerante votación de la propuesta socialista de reforma de la ley del 'solo sí es sí', e intentar presentar al PP y Vox como un todo a dos meses de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo.

Desde que el pasado 7 de marzo se evidenció lo profundo de la fractura entre el PSOE y sus socios, Sánchez ha tratado de acelerar la agenda legislativa pendiente para sepultarla o al menos difuminarla. El acuerdo para la reforma del sistema de pensiones alcanzado el pasado jueves ya fue reivindicado por ambas partes como la muestra de que, pese a la desgastante discrepancia que aún arrastran por la que estaba llamada a ser una de las leyes estrella de la legislatura (y por otros muchos asuntos como la relación con Marruecos o el envió de armas a Ucrania), el Gobierno está en plenas facultades para seguir produciendo acuerdos de amplio calado social. Pero el panorama dista aún de ser idílico.

El pacto para la aprobación definitiva de la ley de vivienda se ve cerca pero, en la supuesta recta final de su larga y tortuosa tramitación, Podemos sigue sin ahorrar mensajes críticos a los socialistas. La líder de la formación y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, arguyó este lunes que sería necesario que el PSOE «deje de coger el teléfono a la patronal» y que si de verdad le preocupara la emergencia habitacional esta norma habría sido la primera de la legislatura. Tampoco parece que vaya a ser posible sacar adelante con los aliados parlamentarios la reforma de la 'ley mordaza', otra iniciativa cargada de simbolismo por lo que tiene de corrección de las leyes impuestas a la oposición por un PP con mayoría absoluta. ERC ya ha advertido de que la rechazará este martes en comisión salvo que haya cambios de última hora.

La portavoz de la dirección socialista, Pilar Alegría, situó este lunes las tensiones y los desmarques de sus socios en el actual contexto de precampaña electoral como estrategia para reivindicar posiciones propias. Pero los socialistas entienden que en la moción de censura todos volverán a unir fuerzas frente a un enemigo común: la derecha y la ultraderecha.

El hecho de que los populares hayan anunciado su abstención no disuade al PSOE de cargar las tintas contra Alberto Núñez Feijóo. De hecho, el plan es mostrar respeto hacia la figura del heterodoxo candidato al que decidió recurrir Vox, el economista y exdiputado del PCE Ramón Tamames, de 89 años, e intentar poner en evidencia la afinidad vergonzante entre el PP y el partido ultra. Alegría cargó este lunes contra Santiago Abascal. «Lo suyo, lo coherente y lo valiente habría sido que se presentara él en lugar de esconderse detrás de un político de experiencia dilatada», dijo. Pero también arremetió contra el líder de los populares, al que advirtió de que «cuando una persona se pone tantas veces de perfil acaba desapareciendo».

Los socialistas son conscientes de que el PP se frota las manos ante el espectáculo de división que, aderezado por el 'caso mediador', el Gobierno ha ofrecido las últimas semanas y han decidido sacar toda la munición a su alcance para erosionarlo. Lo demostró Sánchez el pasado martes cuando recordó su famosa foto en el yate del 'narco' gallego Marcial Dorado, en los años noventa. Desde entonces, no ha pasado un día sin que algún miembro del Gobierno no saque el asunto a colación. «Es pavoroso –insistió este lunes la también titular de Educación tras enumerar los casos de corrupción que salpican a los populares– cómo el señor Feijóo navega tranquilamente en aguas tan turbias».

Vox, por su parte, se daba este lunes por «satisfecho» con la fecha fijada por Batet para el debate de la que será la sexta moción de censura de la democracia española –los de Abascal habían dejado claro que no querían que se dilatase más allá de Semana Santa–, aunque sí reprocharon a la presidenta del Congreso el hecho de haberse enterado por una filtración a la prensa afín al Gobierno. El portavoz de Acción Política del partido, Jorge Buxadé, volvió a restar importancia a las diferencias ideológicas –cada vez más evidentes– con Tamames y definió como postura de «generosidad, altruismo y altura de miras políticas» el haber escogido al exdirigente del PCE como candidato.

La Presidencia de la Cámara Baja debe aún cerrar, este martes, el horario de la sesión y otros aspectos logísticos del debate en la Mesa y la Junta de Portavoces. Uno de ellos, el lugar que ocupará Tamames. Es probable que el también profesor, dado sus problemas de movilidad, se dirija al resto de grupos desde la parte baja del Hemiciclo –desde un atril o una mesa que se le asigne–.

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