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El grupo popular (en los asientos de abajo) y los de Vox y Ciudadanos (arriba), en el Pleno municipal. MIRIAM GIL-ALBERT
Roto el pacto en la Diputación, ¿qué pasará en el Ayuntamiento de Alicante?

Roto el pacto en la Diputación, ¿qué pasará en el Ayuntamiento de Alicante?

Ciudadanos revisa todos los acuerdos con los populares después del desplante provincial

Viernes, 17 de marzo 2023, 07:32

El abandono de Ciudadanos de los dos diputados provinciales Julia Parra y Javier Gutiérrez ha dejado tocado el proyecto liberal en la provincia de Alicante. Por la vía de los hechos, la formación naranja ha dejado de estar presente en la Diputación de Alicante, la principal institución provincial. Un destino que, no por esperado, ha resultado menos doloroso.

La propia presidenta de Ciudadanos en la Comunitat Valenciana, Mamen Peris, tiene claro que las últimas renuncias de cargos públicos de su formación son «una maniobra orquestada» por el exdirigente de la formación Emilio Argüeso. Antaño constructor de Ciudadanos en Alicante y, desde la entrada de Pablo Casado y Teodoro García Egea en el PP, desmembrador de la formación. «Aquí Emilio toca el pito y todos saltan», han llegado a expresar enrabietados desde la cúpula de la formación liberal.

Uno de los objetivos de los populares es aglutinar todo el voto del centro a la derecha para derribar al Botànic. En las últimas elecciones autonómicas de 2019 quedaron casi empatados: PP con 19 diputados y Ciudadanos, con 18. En total, 37 asientos en Les Corts que, si los populares consiguieran reunir pondrían al presidente del PPCV, Carlos Mazón, a las puertas del Palau.

El escenario ideal para los populares sería que Ciudadanos ni se presentara en municipios o, tan siquiera, a las autonómicas. La opción que propuso el presidente del PP en Sant Joan de acudir juntos a las elecciones se ha descartado por la dirección autonómica. Los populares están ahora en otra pantalla, más después del fiasco de Begoña Villacís en Madrid.

Ciudadanos estaría cerca de repetir en el Pleno municipal, según sus encuestas, y está dispuesto a hacer un esfuerzo extra en Alicante

El discurso ahora es otro. Los argumentos esgrimidos para abandonar Ciudadanos son bastante similares: el partido se ha escorado a la izquierda, son «mensajeros de Ximo Puig» como ha manifestado Parra o, incluso, «bolcheviques», que dijo Juan Córdoba en la Diputación de Valencia. Este hilo lo complementa Mazón al despedir a Ciudadanos deseándoles «buen viaje al sanchismo» y haciendo propias «las políticas centristas y liberales».

Este razonamiento se basa en las conversaciones que han matenido entre el PSPV y la nueva cúpula autonómica de Ciudadanos, dirigida por Mamen Peris, por la rebaja del listón electoral al 3% en lugar del 5% actual que marca el Estatuto de Autonomía. El primer porcentaje acercaría al partido naranja a tener representación en Les Corts, una amenaza sin duda para la victoria del Partido Popular. Porque en el PP creen que Peris sería más proclive a pactar con los socialistas y Compromís que con los populares y Vox si tiene una mínima posibilidad.

Por tanto, a pocos ha sorprendido ni el discurso de Julia Parra ni su decisión. Ha sido quizás pocos días antes de lo esperado, pero el resultado ha sido el mismo. En la dirección liberal son conscientes de que a no mucho tardar van a producirse más movimientos. En el radar, los primeros son Sant Joan y Xixona, municipios donde son concejales Parra y Gutiérrez.

El problema es que Ciudadanos no sabe cómo tapar esos agujeros en forma de cargos público que abandonan su formación, la mayoría camino del Partido Popular. Ha sido el caso de Pachi Pascual en San Vicente; Francisco Sánchez en Elda; Javier Mora en Granja de Rocamora... El Partido Popular de Carlos Mazón los recibe sin complejos y encantados.

Y tampoco es que tengan mucho margen de maniobra a poco más de dos meses de las elecciones municipales. Ciudadanos es un partido arrinconado, casi sin esperanzas demoscópicas y que tiene poco que ofrecer a sus cargos. «El problema es que tuviéramos una intención de voto del 15%, Gutiérrez seguiría», expresó el coordinador nacional, Carlos Pérez-Nievas, tras la reunión con Julia Parra.

Pero igual por eso es más peligroso Ciudadanos. A pocas fechas de las elecciones, necesita un golpe de impacto que le distancie del Partido Popular y le permita tener algo de visibilidad y hueco mediático. Un poco por esto y otro por el humano sentimiento del desagravio, la dirección naranja revisa todos los pactos en la provincia y echa sus cuentas.

En el punto de mira está el Ayuntamiento de Alicante, donde gobierna el Partido Popular con Ciudadanos y el apoyo externo de Vox. Los populares tienen 9 concejales (los mismos que el PSOE) por 5 los naranjas. No les dio para la mayoría absoluta, pero el equipo de gobierno ha funcionado de manera estable toda la legislatura, hasta este último momento.

La cercanía de las elecciones y la necesidad de todas las formaciones de marcar territorio no ha permitido aprobar unos presupuestos municipales como sí ha ocurrido en años anteriores. El alcalde, Luis Barcala, intentó negociar con la oposición, pero cada grupo político salió con una excusa diferente o una petición a cada cual más imposible: la eliminación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE); el cese de la concejal de Acción Social; la retirada de la Ordenanza de Mendicidad...

La vicealcaldesa, Mari Carmen Sánchez, con el alcalde, Luis Barcala. MIRIAM GIL-ALBERT

Perdidos los presupuestos, el Ayuntamiento, como el resto de administraciones, está en el tiempo de descuento político. Poco queda más por gestionar y, a partir de ahora, todo es campaña electoral. Comienzan ahora a aflorar la división de opiniones entre grupos, como ha ocurrido hace esas días con la ubicación de la estación de autobuses en la Intermodal. Mientras Urbanismo (Ciudadanos) ha presentado un documento en el que deja fuera a los autobuses, el concejal de Transportes (PP) ha anunciado que el Ayuntamiento no renuncia.

Pequeñas diferencias que ponen de manifiesto la proximidad de las elecciones, donde cada cual busca su sitio. El ambiente es peliagudo en el Ayuntamiento de Alicante. La ruptura en la Diputación podría acelerar un movimiento calculado por unos y por otros. No hay que olvidar que, aparte del alcalde, Carlos Mazón es concejal del Pleno, aunque sin competencias.

Ciudadanos atesora cinco concejales, de los cuales cuentan que hay tres del lado de Argüeso y, por tanto, del PP: la vicealcaldesa Mari Carmen Sánchez y los ediles de Cultura e Igualdad (Antonio Manresa y María Conejero); en el otro lado, el edil de Urbanismo y candidato naranja a la Alcaldía, Adrián Santos. El quinto sería José Luis Berenguer, responsable de Deportes.

Berenguer no continuará en política, una decisión que tomó hace ya meses. En una reunión en el Casino con el coordinador nacional, Carlos Pérez-Nievas, manifestó su voluntad de apoyar el proyecto liberal a pesar de no seguir en la vida pública. En la dirección cuentan con él.

De tener que forzar una ruptura del pacto de gobierno, Ciudadanos contaría con Santos y Berenguer. Aunque los otros tres concejales se fueran al grupo de los no adscritos, el gobierno municipal se quedaría en minoría (12) y no llegarían a la absoluta ni con Vox. A poco más de dos meses de las elecciones, esto no supondría ningún problema en la gestión municipal, toda vez que la oposición ya ha dicho que apoyará las modificaciones de crédito necesarias para que no se pierdan las obras financiadas con fondos europeos.

Tampoco parece probable que la minoría del equipo de gobierno se exponga a una moción de censura que cambie la Alcaldía. Se trataría más de un movimiento de marcado carácter político con dos objetivos: remover el escenario preelectoral y marcar territorio frente al PP. Más después del último episodio en la Diputación.

Ciudadanos tiene entre ceja y ceja Alicante. La ciudad es una de las capitales de provincia en España donde la formación liberal conserva más posibilidades de entrar en la Corporación, según sus encuestas internas, y donde realizarán un esfuerzo extra. La entrada de Ciudadanos en el Pleno desequilibraría el escenario municipal, sin duda alguna.

Todavía está caliente el cadáver de la Diputación Provincial. Y en caliente es difícil tomar decisiones, menos en política. Pero la herida no para de sangrar y Alicante sería, sin duda, un gran golpe de efecto.

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