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M. Pérez
Miércoles, 2 de octubre 2024, 10:45
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Israel ha movilizado la 36 División del ejército que mantenía estacionada junto a la frontera en dirección a Líbano, donde este miércoles ha urgido a los habitantes de dos docenas de localidades a evacuar sus casa. Cientos de blindados, tanques y excavadoras se dirigen hacia el territorio vecino para unirse a la 39 División que se desplegó el lunes por la noche para iniciar las «incursiones limitadas, localizadas y específicas» con las que Tel Aviv quiere destruir la infraestructura de Hezbolá.
La 36 División, conocida popularmente como Ga'ash (Rabia en su traducción al español), ha permanecido estas últimas horas ejecitándose a la espera de entrar en acción. Se trata del contingente acorazado y de infantería más poderoso de todo el ejército, lo cual viene a confirmar la determinación del Gobierno de Netanyahu de reducir a la nada todas las bases y plataformas de lanzamiento de cohetes de la milicia chií que puedan amenazar la seguridad del Estado hebreo. Es un batallón longevo, fundado en 1956, y veterano, que ha participado en la Guerra de los Seis Días y en la de Yom Kippur. Se desplaza hacia el sur de Líbano bajo la cobertura de la artillería y la fuerza aérea, que esta madrugada han sido pródigas en bombardear las posiciones de la milicia.
Aun así, la respuesta de Hezbolá ha sido instantánea. Desde el amanecer, la milicia ha disparado un centenar de cohetes hacia el norte de Israel. Varios se han cebado en la ciudad de Metula, evacuada casi en su totalidad, donde una decena de edificios han quedado destruidos, Las sirenas de alarma siguen sonando en las localidades de la Alta y Occidental Galilea.
Las Fuerzas de Defensa parecen parece decididas a aislar los territorios del sur libanés a tenor de su último mensaje a los civiles: «Atención, no os mováis hacia el sur. Cualquier movimiento hacia el sur podría poner en peligro vuestra vida». Decenas de miles de personas se desplazan lejos del foco de la guerra y la ONU ha pedido acelerar la ayuda internacional para instalar campamentos y suministrar material humanitario a los nuevos desplazados. El esquema resulta muy parecido al utilizado por las Fuerzas de Defensa en la ocupación de Gaza.
El nuevo movimiento militar se produce apenas doce horas después de que Irán lanzara 180 misiles de largo alcance contra el Estado hebreo. El ataque fue neutralizado por el escudo antiaéreo israelí, causó daños mínimos y dos heridos leves, pero indudablemente eleva un paso más el riesgo hacia una escalada total en la región. Los ciudadanos se encuentran en estado de shock todavía después de haber pasado tres horas angustiosas encerrados en túneles, refugios y otros búnqueres en la tarde del martes.
La operación en Líbano prosigue a la sombra de este nuevo frente abierto con el régimen islamista. Mientras se está a la espera de la respuesta severa que el primer ministro Benjamín Netanyahu ha prometido dar, el jefe de la oposición, Yair Lapid, ha exigido una réplica «dura» porque «hay algo que debe quedar claro para nuestros enemigos: Israel saldrá victorioso», afirma en un comunicado. El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, ha explicado por su parte que las autoridades del régimen han advertido a Estados Unidos «de que debe mantenerse al margen de este asunto y no intervenir». El Consejo de Seguridad de la ONU aborda hoy el agravamiento de las tensiones en la región.
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