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Las llegadas de migrantes irregulares se han disparado en Canarias y Ceuta. Reuters
Por qué es imposible detener la inmigración irregular

Por qué es imposible detener la inmigración irregular

El incremento en las llegadas de migrantes a España y el auge de la ultraderecha en Alemania reactivan el debate sobre el imparable flujo de personas que buscan una vida mejor

Miércoles, 4 de septiembre 2024, 10:52

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Cabe la posibilidad de que el año concluya con un récord de llegadas de inmigrantes irregulares a España, sobre todo en Canarias y Ceuta. Y lo que es un problema tan evidente como urgente, sobre todo en aquellos lugares donde la infraestructura de acogida reventó hace ya tiempo, se convierte en un arma arrojadiza para los políticos, que dicen y se desdicen según les conviene en cada momento. Francisco Candil, viceconsejero de Bienestar Social del Gobierno de Canarias, es honesto: «La política no está a la altura de esta situación, que se ha asumido como un asunto más para arrojarse todo tipo de improperios, obviando que es una crisis humanitaria y que como tal se tiene que solucionar».

Mientras tanto, el drama continúa y, más preocupante aún, nadie busca solución al fondo del problema, que no se encuentra tanto en Europa como en África. Lo explica muy bien el antropólogo social Jesús Prieto Mendaza, que demanda inversiones en origen para desarrollar el continente y evitar que la huida sea la única esperanza de una vida mejor, a la vez que reconoce el problema de integración que representan los inmigrantes irregulares, sobre todo los menores no acompañados. «Europa no puede acoger a todos los africanos que quieren entrar en ella», sentencia en una frase que parece de sentido común.

Desafortunadamente, esta compleja coyuntura se aborda únicamente desde el simplismo de los extremos ideológicos: desde el odio racista de la ultraderecha y el «buenismo Disney» de la ultraizquierda. Sucede en toda Europa y explica en parte el auge de la primera, sobre todo porque es la única que promete soluciones -aunque sean impracticables- mientras la segunda se limita a tachar de facha a cualquiera que muestre su disgusto -e incluso mera preocupación- por la situación.

Mientras tanto, la cooperación al desarrollo en África naufraga y solo aspira a poner parches, porque la corrupción endémica de los gobiernos en países de desarrollo, el negocio en el que se ha convertido muchas veces el Tercer Sector, y un cambio en el orden mundial que impulsa el protagonismo de China en el continente no permiten ir más allá.

Por eso, hoy nos centramos en esta coyuntura internacional que, una vez más, nos salpica aunque creamos que queda muy lejos.

Estos son las dos perspectivas que abordaremos:

  • La migración irregular no tiene solución.

  • La ultraderecha gana en Alemania y nadie se sorprende.

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  1. Imagen principal - La migración irregular no tiene solución
    Misión imposible

    La migración irregular no tiene solución

Occidente es rico porque ha conquistado y expoliado numerosos territorios. Y, por eso mismo, ahora tiene la obligación de acoger a quienes de allí salen en busca de una vida mejor y de desarrollar los países que ha desestabilizado para extraer todo tipo de materias primas.

Es una afirmación que se escucha a menudo en el ámbito de las ONG y de las instituciones destinadas al desarrollo global. Y basta un vistazo a cualquier libro de historia para que resulte difícil de refutar. Además, los expertos coinciden en señalar que el problema de la inmigración irregular solo se solucionará cuando no sea necesario huir de ninguna parte para disfrutar de una vida digna, algo que también parece lógico. No obstante, la consecución de ese objetivo es mucho más complicada de lo que se suele pintar. Y, en gran medida, eso se debe a la corrupción endémica que lastra a los países en vías de desarrollo y al negocio en el que también se ha convertido el Tercer Sector.

Las llegadas por mar suponen solo un 40% de todas las irregulares. Reuters

He tenido ocasión de ver en primera línea multitud de proyectos de desarrollo en toda Asia: desde programas de reconstrucción tras terremotos y tsunamis como los de Pakistán o el sudeste asiático, hasta planes a largo plazo para eliminar lacras sociales muy arraigadas, como la desnutrición en Laos, la violencia machista en India, o el fracaso escolar en Timor Oriental. En todos ellos existe siempre un objetivo loable, y nadie duda de que estos proyectos salvan algunas vidas y mejoran otras. Pero los resultados, sobre todo si se tiene en cuenta el coste-beneficio, son a menudo cuestionables. Y son totalmente insuficientes para solucionar problemas estructurales.

Las organizaciones -sobre todo las agencias de Naciones Unidas- suelen recalcar que su trabajo debe ser siempre aprobado, coordinado y supervisado por los gobiernos locales, algo que parece razonable. El problema surge cuando esos dirigentes ven en estos proyectos una oportunidad para engordar sus billeteras, cuando los países desarrollan una dependencia patológica de los fondos extranjeros, y cuando en torno a las ONG se genera un negocio que no siempre está justificado y acaba creando sus propias redes clientelares. Es el 'enseña a pescar, no des peces' de toda la vida.

Pedro Sánchez durante su reciente visita a Gambia. AFP

Es cierto que los indicadores socioeconómicos mejoran también en el conjunto de África. Pero habría que preguntarse si no lo habrían hecho también con menos de estos programas de cooperación, o aplicando recetas diferentes. Puede que lo veamos pronto, porque el continente vive ahora un momento de cambio. Las potencias coloniales tradicionales se están batiendo en retirada -sobre todo Francia-, dejando espacio a potencias emergentes como China, que llega con una mentalidad muy diferente. Más de inversión que de caridad, con las expectativas de retorno y la exigencia de trabajo que ello conlleva. Desde Pekín se subraya que el gigante asiático puede dar un gran impulso al desarrollo del continente, ya que construye las infraestructuras básicas sin las cuales no se puede dar.

China es ya el mayor socio comercial del África subsahariana. «Caminar de la mano hacia la modernidad», tiene como lema la cumbre Sino-africana que se celebra entre hoy y el viernes en Pekín con representantes de 50 países africanos. Conviene que tomen nota, porque los chinos saben de qué hablan. Al fin y al cabo, han protagonizado el mayor milagro económico de la historia sin gran ayuda extranjera.

Uno de los asistentes a la cumbre sino-africana que arranca hoy en Pekín. AFP

Rusia, por otro lado, se dedica más a pegar tiros, apoyar a dictadores y a recoger materias primas por África. Junto a China, tienen en común con la mayoría de gobiernos africanos su desprecio por los valores democráticos y los derechos humanos, y su tendencia a dar sobres por debajo de la mesa. Quizá por eso se entienden bien. Desafortunadamente, no parece que la población esté beneficiándose de este nuevo orden mundial, razón por la que, sumado todo a una creciente inestabilidad política y militar en el Sahel, aumentan las salidas hacia Europa.

Es el caldo de cultivo ideal para la migración irregular. Mendaza sostiene que la única solución es desarrollar África, y tiene razón. El problema es que se trata de una misión imposible, al menos a medio plazo y con las recetas occidentales. Es un objetivo que no se logrará con injerencias extranjeras ni discursos victimistas, sino creando el entorno apropiado para que florezca el empuje emprendedor de la población más joven del planeta y que sus gobiernos respondan a los intereses de la mayoría y rindan cuentas si no lo hacen. Sí, ya sé que es fácil decirlo.

  1. Imagen principal - La ultraderecha gana en Alemania y nadie se sorprende
    Elecciones en Alemania

    La ultraderecha gana en Alemania y nadie se sorprende

La ultraderecha está en auge en toda Europa, y Alemania es el último país en el que ha quedado patente, además de forma contundente: AfD se ha impuesto como primera fuerza política en Turingia y ha quedado segunda en Sajonia. No ha sorprendido a nadie, a pesar de que es la primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial que un partido de esa ideología gana unos comicios en el país germano. Es cierto que no gobernará debido al cordón sanitario que le aplican el resto de partidos, pero cada vez es más evidente que esta medida solo tiene un éxito temporal.

Si no se da respuesta a las razones que propician este auge, su fuerza continuará creciendo hasta que no haya cordón que la contenga. Ha sucedido en Francia, Suecia o Eslovaquia, y si la ultraderecha ha perdido parte de lo ganado en la última década en lugares como Dinamarca, solo ha sido porque otros partidos más centrados han adoptado algunas de sus políticas.

Los líderes de AfD, Alice Weidel y Tino Chrupalla Reuters

En Alemania sorprende que el 38% de los votantes entre 18 y 24 años hayan dado su apoyo al AfD, el doble que a la izquierda de Die Linke. Y los analistas coinciden en que la inmigración es una de las principales razones que explican este crecimiento. Con casi un 19% de migrantes en su población -y el segundo país con mayor número absoluto, solo por detrás de Estados Unidos-, es uno de los estados europeos con mayor tasa de habitantes nacidos en el extranjero. Pero también uno de los que más tiempo lleva lidiando con su integración, sobre todo con la de origen turco. No es un fenómeno tan nuevo como en España.

Precisamente, que la tensión explote en países con más tradición migratoria, como también son Francia o Reino Unido, es lo que dibuja un horizonte oscuro en lo referente a la capacidad de crear una sociedad multicultural que conviva en paz. Escandinavia es un buen ejemplo: los problemas son sustancialmente más acusados en Suecia, que se abrió a los refugiados y cuenta ya con un 20% de población migrante, que en las vecinas Noruega y Finlandia, donde la población es más homogénea.

Los más agoreros aseguran que España se encamina hacia la tensión que vive Francia, mientras que otros señalan que el mayor peso de la migración latinoamericana -con la que se comparten más valores y costumbres- evitará ese extremo. Desafortunadamente, tampoco se ha encontrado aún la fórmula mágica para crear esa arcadia multicultural feliz que el mundo desarrollado ansía.

Es todo por hoy. Espero haberte explicado bien algo de lo que está ocurriendo en el mundo. Si estás suscrito, recibirás esta newsletter todos los miércoles en tu correo electrónico. Y, si te gusta, será de mucha ayuda que la compartas y la recomiendes.

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