Borrar
Kamala Harris se dispone a tomar el 'Air Force 2' en el aeropuerto de Detroit. Brendan McDermid/Reuters
Kamala Harris se deja la piel en la recta final

Kamala Harris se deja la piel en la recta final

La candidata demócrata hace campaña en Estados no competitivos, mientras que Trump se ha tomado libre la semana de antes del debate

Mercedes Gallego

Corresponsal. Nueva York

Martes, 3 de septiembre 2024

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

Se acabó la temporada de verano, comienza la recta final de la campaña electoral. Tradicionalmente, los que no están particularmente interesados en política empiezan a poner atención tras el puente del Día del Trabajo, que EE UU celebró el lunes. Con los candidatos prácticamente empatados, se multiplican los anuncios de televisión y los mítines, que Kamala Harris da estos días en una gira de autobús por Florida.

El Estado de Trump no está en juego, las encuestas se lo atribuyen, pero Harris está dedicando tiempo a un puñado de bastiones en los que tiene pocas posibilidades de ganar, por aquello de no dar nada por perdido. En Florida, el referéndum sobre el aborto para rechazar la ley que lo limita a seis semanas de gestación le ofrece la oportunidad de rentabilizar el voto de las mujeres.

Según una encuesta de Siena College para el 'New York Times', la candidata demócrata ha cambiado el voto de muchas jóvenes entre 18 y 29 años que no iban a votar por Joe Biden. El 10% se siente más inclinada a apoyarla en las papeletas, frente al 5% de los jóvenes, pero el resultado no es el mismo: las mujeres se inclinan por Harris 67% a 29%, mientras que los hombres lo hacen por Trump 53% a 40%.

Harris tiene en sus arcas los 540 millones de dólares recaudados en su primer mes, por lo que planea distribuir 24,5 millones a los grupos demócratas que apoyan referendos afines, así como diez millones para las candidaturas legislativas al Congreso. Al igual que Nancy Pelosi temía que el desgaste de Biden arrastrase la exigua mayoría demócrata en la Cámara Baja, su retirada ha devuelto la vida a asientos competitivos que parecían perdidos. Se trata del 13 distrito al Congreso de Ohio y el quinto de Oregón, además de la candidatura al Senado de Minnesota, donde el ex gobernador de Maryland, Larry Hogan, presume de ser uno de los pocos republicanos que nunca ha cedido ante Trump.

La candidata demócrata encuentra su mejor nicho entre los republicanos antiTrump, especialmente los votantes de Nikki Haley que agonizaban entre votarle o apoyar a Biden. Por mucho que la campaña del magnate intente pintarla como una extremista radical de izquierda, aún no ha tenido suficiente tiempo como para tatuar eso en el electorado. La de Harris planea combatirlo con 370 millones de dólares en publicidad de aquí al 5 de noviembre.

Junto a Biden

El lunes, Día del Trabajo, mientras Trump y su vez vicepresidente descansaban, sin que el magnate tenga ningún mitin previsto esta semana, Harris se unió por primera vez desde que es candidata al presidente Biden en un mitin celebrado en Pensilvania. Toca adoptar el proteccionismo a la hora de vetar la compra de la acería US Steel por la empresa japonesa Nippon Steel, que ha ofrecido 15 millones de dólares por ella. «US Steel seguirá siendo estadounidense», prometió a los sindicatos.

La campaña ha entrado en la autopista. El martes, en Filadelfia, Harris y Trump debatirán por primera vez, justo a tiempo de influir a los habitantes de Pensilvania, que podrán votar por correo a partir del 16. O a los de Minnesota y Virginia, que lo harán presencialmente a partir del 20, gracias al voto anticipado.

La botella está medio llena o medio vacía, según se mire. Harris ha devuelto a la competición Estados como Nevada y Georgia, en los que colea dentro del margen de error, y lleva una ligera ventaja en Carolina del Norte y Arizona. Según la encuesta de Siena College, entre los hispanos ha neutralizado el dominio de Trump en la economía y la delincuencia, pero otra encuesta nacional de ABC indica que no habría obtenido ninguna ventaja sustancial tras la convención del partido demócrata, ya que en la media nacional sigue cuatro puntos por delante.

Ambos buscan el desmarque con estrategias sustancialmente diferentes. El expresidente, más relajado, confía en sus capitanes para movilizar a los grupos afines, pero apáticos. Harris, dejándose la piel por los Estados de batalla con mítines y visitas por cafés y comercios. Habrá que esperar al 5 de noviembre para saber qué fórmula funciona.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios