El genio que inventó el 'pincho' de las sombrillas de playa
José María Almira falleció a principios de julio, dejando una veintena de patentes registradas hasta su último aliento. «Todo lo que hacía era para ayudar a los demás»
Fueron muchas las noches que el ilicitano José María Almira García pasó en vela. Su preocupación se basaba en cómo podía ayudar a los demás con artilugios que facilitasen su vida o solventaran sus problemas. Toda su vida le ha fascinado la mecánica, a pesar de que su campo era la banca. Esto no supuso impedimento alguno y llegó a registrar más de 20 patentes con sello e invención propia.
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José María Almira, bien reconocido por ser el creador de los 'pinchos' de las sombrillas de playa, falleció el pasado 1 de julio a los 95 años. Su marcha ha despertado la pena en su familia, pero el orgullo de haber vivido con él innumerables anécdotas y momentos repletos de ingenio y vitalidad se sobrepone a este sentimiento.
Así lo demuestra su nieta Claudia Romero. Con una sonrisa de oreja a oreja rememora cada momento que pasó junto a su abuelito, a quien ayudó en sus creaciones hasta el último momento. «Como ya era muy mayor para hacerlo solo, empecé con él a diseñar» y pone de ejemplo el prototipo que creó para ayudar a Asunción, su esposa y compañera de vida.
Tras dañarse ella la rótula y varias costillas, le resultó dificultoso e imposible agacharse para vestirse. Por ello, José María Almira -siempre con ansia de ayudar a los demás- diseñó un soporte de aluminio con pinzas para ayudar a las personas con movilidad reducida a cambiarse la ropa interior, los pañales y los pantalones. «Le daba pena la situación e investigó para que pudiera vestirse sola», explica su nieta.
Este genio ilicitano «siempre ha sido una persona muy dada a ayudar a los demás» y manos a la obra para inventar «cualquier cosa que te hiciera falta». Hasta el punto de que «debías tener cuidado con lo que le decías. Si sabía que te hacía falta algo, no dormía. Se levantaba y seguía pensando en cómo ayudarte».
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Más valor sumaban sus ideas al carecer de acceso a internet. Una simple servilleta y un bolígrafo eran sus herramientas de trabajo, las cual utilizaba gracias a un prodigioso cerebro que llegó a sorprender al mundo. Otro de sus inventos fue un transformador capaz de convertir el agua en energía. Cuando fue patentarlo, «le dijeron que no podía porque estaba registrado en Canadá». He aquí la sorpresa que todavía perdura: «¿Cómo fue capaz de crear un generador eléctrico sin tener conocimiento de mecánica, ingeniería e informática?», se pregunta aún su nieta.
Así, tanto el 'pincho' de la sombrilla, el vestidor para personas con movilidad reducida y este transformador eléctrico son solo algunas de la veintena de patentes que José María Almira registró a lo largo de los últimos cuarenta años. «Todo lo hacía y pensaba a raíz de que alguien le pidiese ayuda. Intentaba hacerlo y le encantaba».
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Ese fue su detonante, cuando durante una jornada de playa una sombrilla salió por los aires e hirió a una niña. «¿Qué puedo hacer para ayudarla?» y su mente comenzó a maquinar. «Tardó solo tres días en diseñar el soporte de la sombrilla» y lo hizo, como era habitual, en una servilleta. Primero en plástico y, con el paso de los años, en nuevos materiales. En definitiva, José María Almira, un genio que siempre será recordado por su bondad, ocurrencias y aportaciones a la vida cotidiana de millones de personas.
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