La cerceta pardilla, especie en peligro crítico, protagoniza un estudio de seguimiento liderado por la UMH. UMH

Un estudio de la UMH revela los movimientos transmediterráneos de la cerceta pardilla

La investigación muestra diferencias entre poblaciones y plantea mejoras en los programas de conservación

Ismael Martinez

Elche

Lunes, 29 de septiembre 2025, 13:43

Investigadores de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) han descrito por primera vez los movimientos de larga distancia de la cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) y los factores que impulsan a estas aves a cruzar el Mediterráneo hacia África. El trabajo, liderado desde el Centro de Investigación Agroalimentaria CIAGRO-UMH, se ha desarrollado desde 2018 con la colaboración de la Generalitat Valenciana y la Junta de Andalucía.

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En este periodo, se han marcado más de un centenar de ejemplares con dispositivos GPS que transmitían datos a través de telefonía móvil. La especie, que fue abundante en los humedales ibéricos durante el siglo pasado, se encuentra hoy en peligro crítico de extinción, una categoría de amenaza superior incluso a la del lince ibérico o el oso pardo.

Los resultados reflejan un patrón migratorio muy variable. «A pesar del gran esfuerzo de seguimiento, sólo pudimos registrar 18 aves que cruzaron el Mediterráneo, lo que da una idea de las múltiples presiones que sufre la especie y que limitan su supervivencia», explica la investigadora Irene Pacheco, autora principal del estudio.

Según los datos, los individuos del Guadalquivir se desplazaron principalmente en primavera, mientras que los de Alicante lo hicieron en otoño, tras la reproducción.

El trabajo científico busca mejorar la conservación de la cerceta pardilla en la Península Ibérica y África. umuh

Esto rompe con los patrones migratorios clásicos, ya que los movimientos de la cerceta pardilla son diversos y, en muchos casos, casi únicos para cada ejemplar. Algunos regresaron a la Península a los pocos días de cruzar, otros recorrieron humedales de Argelia y Marruecos, e incluso algunos se asentaron en zonas aisladas del Sahara.

«Este comportamiento y el propio movimiento parecen responder a cómo la especie percibe y se adapta a las condiciones de su hábitat óptimo, los humedales temporales. De hecho, este comportamiento se asemeja al de aves consideradas nómadas», detalla Pacheco.

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El estudio también revela diferencias entre ejemplares silvestres y criados en cautividad: los primeros realizaron más cruces que los segundos. «El contacto con sus congéneres silvestres podría mejorar la capacidad de respuesta de los criados en cautividad y reforzar la eficacia de los programas de reintroducción», concluye la investigadora.

El proyecto ha contado con financiación de la Generalitat Valenciana, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la Fundación Biodiversidad, el programa LIFE Cerceta Pardilla, así como fondos FEADER gestionados por la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía.

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