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Rosa, Ana y los alumnos abren la cápsula del tiempo, cinco años después. SHOOTORI

Una cápsula del tiempo sellada en Alicante tras la pandemia revive los sueños de una clase de primaria

La promoción 2020 del colegio El Palmeral, en el barrio de San Gabriel, desentierra los recuerdos que dejaron escritos durante el año del confinamiento

Adrián Mazón

Alicante

Domingo, 6 de julio 2025, 07:21

Cinco años han pasado desde que dijeron adiós a su colegio de infantil y primaria. Tras este tiempo, una veintena de alumnos del CEIP El Palmeral de Alicante se ha vuelto a reencontrar con la excusa de recordar aquel año, el de la pandemia. Aquel atípico curso quedó sellado en una cápsula del tiempo que, en el inicio de las vacaciones, han aprovechado para reabrir.

Es el primer lunes después de las Hogueras de Alicante. El colegio está abierto y decenas de escolares acuden para participar en la escuela de verano. Todos se mezclan con el equipo docente, que reordena las aulas y prepara el próximo curso. Entre el trajín, aparecen caras conocidas.

La primera, Rosa Pinto. Ya jubilada, hasta hace poco era docente y directora de este colegio de Alicante. El primer reencuentro lo tiene con sus antiguos compañeros y, en especial, con Ana, profesora con la que compartió las tutorías de quinto y sexto curso de primaria entre 2018 y 2020. Es ahí cuando sacan del armario su botín: la cápsula del tiempo custodiada a buen recaudo durante el último lustro.

Cápsula del tiempo de la promoción 2020 del CEIP El Palmeral. SHOOTORI

Esta caja va nutrida de recuerdos de distintas etapas. Y es que Rosa fue tutora de esta promoción tanto en la recta final de primaria como en su clase de cinco años, a la que apodó como 'los gatitos'. De ahí que las sorpresas fueran totalmente inesperadas. Tras llenarla durante el fin de curso de 2020 -un día que, por grupos y con mascarilla, acudieron al centro para recoger sus notas y materiales-, la idea era enterrarla. Descartaron esta opción por el riesgo de inundación y la posibilidad de perder los recuerdos.

No obstante, estos se han mantenido. Y con muchas incógnitas. Así lo han demostrado los alumnos de la promoción 2020 de El Palmeral que, por grupos, llegan al centro donde crecieron. El punto de reunión fue el aula que los albergó durante su último año en el colegio, la de sexto. Ya no caben en los pupitres, pero esto no impide que se sienten donde cinco años atrás aprendían de Rosa y Ana.

Conforme van entrando al aula, llegan las risas y los abrazos. «Cuánto tiempo, cuánto me alegro de verte, ¿cómo estás?», fueron las primeras conversaciones con Rosa y Ana. Después, la charla sigue entre los propios alumnos, hasta que las docentes colocan sobre la mesa esta cápsula del tiempo de la que muchos desconocían -por olvido- aquellos papeles y materiales que incorporaron.

La apertura de la cápsula

«¿Os acordáis de todo lo que guardamos en ella?», pregunta Rosa a sus antiguos alumnos al colocar, junto a Ana, la cápsula del tiempo sobre la mesa. La pandilla, con mucho interés reconoce que no y se apresuran a destaparla para, poco a poco, desgranar su contenido. Primero, salen las fotografías de cuando tenían cinco años. Las mejores caras son las que ponen al reconocerse y recordar aquella etapa.

Rosa y Ana abren la cápsula del tiempo. SHOOTORI

Mientras, de unos a otros pasan el papel, Rosa y Ana continúan revelando el misterio. Libros de preescolar, recetas, más fotografías de su último año en primaria, otros trabajos… Hasta que, al fin, llegan las redacciones. Van en dos tandas, unas escritas en febrero antes del confinamiento y otras en junio, antes de la despedida en El Palmeral.

Uno de los trabajos guardados durante cinco años. SHOOTORI

Rosa y Ana se reparten los folios. Leen los nombres y hacen entrega a cada exalumno. Sin embargo, aparece una hoja sin nombre. «¿De quién es esta letra?», hasta que aparece su legítimo propietario con otra sorpresa más. «Es mío», salta antes de entrarle la risa floja al confesar que «no puede ser que escribiera esto». No en cuanto al contenido, sino en la forma, en su caligrafía. El resto ríe pero tampoco esconde la vergüenza del recuerdo, a la que suman caras de asombro y alguna que otra lágrima al leer sus textos.

¿Qué pasará en cinco años?

En estos papeles escribieron sus metas y objetivos de cara a los próximos cinco años, es decir, de 2020 a 2025. Así, un lustro después han recordado todo aquello. Primero, las notas amarillas guardadas en un tarro, esas que plasmaron en el febrero previo a la pandemia. «Quiero ganar en la consola». «Quiero tener la mejor plantilla en el FIFA». Estas son solo dos de las más anecdóticas, tanto para ellos como para las docentes.

Apertura del tarro con los papeles amarillos, previos al confinamiento. SHOOTORI
Imagen principal - Apertura del tarro con los papeles amarillos, previos al confinamiento.
Imagen secundaria 1 - Apertura del tarro con los papeles amarillos, previos al confinamiento.
Imagen secundaria 2 - Apertura del tarro con los papeles amarillos, previos al confinamiento.

No obstante, la emoción llega al poner la vista sobre los manuscritos de junio. Uno de ellos es el de Marta, por partida doble al redactarlo en castellano y valenciano. Esta joven no ha podido acudir a la cita, pero su deseo ha sido descubierto: «Que se encuentre la vacuna y el remedio a la pandemia de la covid-19».

El 'bicho' apareció en otros tantos, como el papel de Yaiza donde escribió que «en cinco años me veía poniéndome la vacuna». Otro de los papeles confiesa que «pensaba que seguiríamos igual», con la pandemia a cuestas; mientras Andrea deseó que «toda la gente que conozco esté bien dentro de cinco años».

Las metas de Marta. SHOOTORI
Las metas de Paz. SHOOTORI
Las metas de Elena. SHOOTORI

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Las metas académicas también se plasmaron en esta actividad, bajo custodia durante cinco años. Aroa escribió que se veía estudiando bachillerato y, después, cursando Administración; mientras que Altea señaló que sus objetivos eran estudiar y leer más, y viajar a Londres, algo que ya ha cumplido.

En el caso de Elena, ya dejó claro en su papel que quería ser profesora y «creo que se va a cumplir». También salieron a la luz los de Juan. «Quiero llegar a bachillerato sin repetir», igual que Nico. Fran, por su parte, añade que quería «seguir con el fútbol», algo que también comparte con Javier, quien ya está buscando equipo.

Entre otros objetivos destacan los de Abel que quería aprender a cocinar, algo que Rosa y Ana le animan a que haga cinco años después. Y es que para algo está la cápsula del tiempo. Un lustro de espera para recordar que la vida sigue, es breve y, sobre todo, que los sueños están para cumplirse.

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