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La vorágine del día a día resulta impredecible y hace que, ciertas actividades y situaciones, se queden fuera de agendas y calendarios varios. Eso que enseñan a los más jóvenes de planificar sus deberes del colegio parece que se va olvidando conforme pasa los años, y a muchos les gusta improvisar más que planificar.
En las finanzas, la planificación es casi tan importante como los propios números. Imagínense el peso que puede llegar a tener en unos presupuestos autonómicos que sustentan la economía de las provincias del territorio. Y más aun en Alicante, la gran olvidada de los otros presupuestos, los generales, y que necesita la inversión de la Generalitat como agua de mayo.
Una inversión que dejará en la provincia la mayor cantidad per cápita de la Comunitat, unos 160 euros por alicantino. Más de 311 millones de euros en inversiones directas territorializadas, es decir, cuentas cuyo destino final se conoce. Sin embargo, estas suponen tan solo un 40% del total presupuestado. Es decir, más de la mitad del monto previsto por la Generalitat para Alicante no se sabe en que proyectos acabará.
Esta opacidad y falta de transparencia sigue con la estela de los últimos años. Las inversiones presupuestadas en 2010 se situaban en un 75% del total, una cifra que ahora es 35 puntos porcentuales menor, tal y como expone el Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (Ineca).
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Óscar Bartual Bardisa
Una bajada sustancial que la organización alicantina achaca a la «falta de planificación» del Consell. Muchas de las consellerias no territorializan sus inversiones, un hecho que dificulta el seguimiento de los fondos, y su posterior análisis, así como saber su correcta aplicación en los proyectos previstos.
En este sentido, el presidente en Alicante de la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV), Joaquín Pérez, ha reclamado la mejora de herramientas de acceso a los datos de proyectos de la Comunitat, puesto que hay «planes avanzados y desconocemos su estado».
Si que se conoce el destino final de 311 millones de euros. Una cifra que ha aumentado en 52 millones respecto al anterior año, y casi el doble comparado con 2021, cuando comenzó a repartirse el dinero de la Generalitat en base a criterios poblacionales, tal y como se sigue reclamando desde las instituciones alicantinas al gobierno central.
Consellerias como la de Igualdad y Políticas Inclusivas o la de Vivienda y Arquitectura Bioclimática no definen a donde van a parar más del 95% del total que reciben en los presupuestos autonómicos. Casi 79 millones recibe la conselleria a cargo de la vicepresidenta y tan solo se saben donde irá destinados con certeza unos 3,8 millones.
Una cantidad que dista mucho y choca con otras consellerias más transparentes, como la de Política Territorial y Obra Pública, que ha territorializado el 90% de su presupuesto y que invertirá en Alicante unos 95 millones, la cifra más alta entre las demás provincias de la Comunitat.
No todas son tan extremistas. La conselleria de Sanidad, la que más dinero recibe de acuerdo al informe de Ineca, ha definido el destino definitivo de más de 330 millones, un 65% del total que invertirá. De esa cifra, 127 millones de euros irán a parar a Alicante, un 38% de lo presupuestado.
«Las administraciones deberían dar cifras detalladas para el seguimiento de inversiones autonómicas», ha asegurado el presidente de Ineca, Ignacio Amirola. El desconocimiento sobre el destino final genera desconfianza. La de planificación impiden, de acuerdo al instituto «conocer donde va cada euro».
Puede parecer que esto quede lejano a los ciudadanos, pero nada más lejos de la realidad. Esta infrafinanciación crónica que arrastra la provincia y que lleva lastrando su economía desde hace años se ve reflejada en distintos servicios regentados por la Generalitat.
Es el caso de, por ejemplo los médicos de familia por cada 100.000 habitantes. En España hay una media de 6,2 mientras que en Alicante hay 5,5. Una cifra baja que se repite en el caso de las enfermeras y que se reduce a la mitad del promedio de camas en residencias de la tercera edad. En el territorio nacional hay 4,1. Si uno se fija en Alicante, tan solo encontrará 2,4 por cada 100.000 habitantes. Un déficit sustancial.
Esta falta de transparencia se suma al bajo porcentaje de ejecución presupuestaria. Tan solo un 61% de las inversiones previstas se realizan, una cifra que se sitúa por debajo de la media nacional.
De hecho, esas inversiones olvidadas han ido acumulándose desde el 2000. El Ineca ha cifrado en 623 millones la cantidad que ha dejado de llegar a la provincia en los últimos 20 años. Un saldo negativo que dista enormemente de las inversiones que han recibido en este mismo periodo Castellón y Valencia, que incluso suman más de lo presupuestado.
La falta de transparencia puede hacer que los malpensados duden del destino final de las inversiones de unos presupuestos que enmiendan lo que hace tres años la Generalitat destinaba a la provincia. Aun así, desde Ineca aseguran que aun faltan medidas importantes por llegar como el TRAM Orihuela-Torrevieja o la línea de tranvía metropolitano en Elche. Acciones prioritarias que se descuelgan y que llevan arrastrándose años. Aunque estos presupuestos no puedan sustituir a los generales, seguro que Alicante agradece que alguien se acuerde de vez en cuando de la provincia.
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