Marearock celebra su XX aniversario fusionando punk y electrónica en una edición histórica
El Noi del Sucre o Envidia Kotxina fueron algunos de los cabezas de cartel de este festival
Veinte años después de su primera edición, Marearock ha demostrado que sigue tan vivo como el primer día. El festival, que celebró este sábado su vigésimo aniversario, volvió al mismo lugar de una de sus ediciones más recordadas.
Entre el 26 y el 29 de junio, Ibi reunió a miles de asistentes con una programación que combinó lo mejor del punk estatal con una apuesta creciente por los sonidos electrónicos más vanguardistas. Una celebración con sabor a resistencia, sudor y orgullo de escena.
El cartel del escenario XX Aniversario no defraudó a los amantes del punk y el rock combativo. Desde el mismo jueves, la zona de acampada fue el escenario de los primeros conciertos con grupos como Anne Bonny, Desklate, Velocidad Absurda o Fuckop Family.
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Pero el plato fuerte llegó el viernes con grupos como Agua Bendita, un clásico que, tras unos años de parón, vuelve a los escenarios para celebrar su 30 aniversario. Himnos como 'Volar', 'A tu lado' o 'Billy Joe' resonaron entre un público que hacía frente al calor de las primeras horas de la tarde. Un cartel al que siguieron nuevas apuestas como Tensö y otras más consolidadas como Sense Yuma, Rat-Zinger o Mata-Ratas, que abrió el festival.
Uno de los momentos más esperados del sábado fue el espíritu combativo de Kaos Urbano, que desplegó su habitual potencia callejera y rindió homenaje a las víctimas de la Dana de Valencia con una bandera en su memoria. Uno de los momentos más emotivos de la jornada llegó cuando el hijo del cantante, un niño de unos 6 años, se unió al escenario para cantar en directo.
El primer día lo cerraron dos apuestas con estilo propio. Dakidarría llenó de energía gallega el escenario, con referencias a las lenguas cooficiales —también al asturiano— y una conexión inmediata con el público alicantino gracias a temas como 'Terra', 'Lume' o 'En Compostela'. Por su parte, Awakate fue una de las sorpresas de la noche: pusieron a bailar a los asistentes con ritmos fusionados e incluso se atrevieron a enseñar una jota en plena reivindicación de la cultura popular murciana.
El sábado, bandas como Ratizadas, Radiocrimen o Arpaviejas caldeaban el ambiente con directos sólidos y sin concesiones. Uno de los platos fuertes fue Envidia Kotxina, con un concierto lleno de clásicos como 'A ras de suelo' o 'En el país de Alicia'.
A partir de las 23:10, el público estalló con la esperada actuación de El Noi del Sucre, que ofreció un show teatral, cargado de simbolismo político y emoción. El momento más singular llegó cuando, tras cambiar su estética clásica ska con maquillaje de payaso por un traje verde —en homenaje a El Principito— cantó una emotiva versión de 'Resistiré'. Cerró, como no podía ser de otra forma, con su clásico 'Ni dios ni amo'.
El festival continuó con dos de las novedades del punk estatal, La Élite y el grupo vasco Bihotza. Para cerrar, el hardcore de Parkineos llevó al escenario grande lo más duro de la electrónica.
Savinar Stage: la electrónica se gana su espacio
La gran novedad de esta edición fue la consolidación del Savinar Stage, impulsado por el colectivo Savinar Records, que durante casi doce horas ofreció sesiones ininterrumpidas de música electrónica.
El arranque, bajo un sol implacable a las 17:00, lo protagonizó Atoymic Sound desde Murcia, desafiando el calor con sonidos contundentes.
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A medida que caía la tarde comenzaron los B2B —sesiones a dúo— que conectaron reggae y electrónica con un público entregado. El primero, entre Lokura Selecta y Pchy, puso a vibrar la carpa. Por el escenario pasaron DJs como Litence, Yuza Skiat o Kursiva, que convirtieron la noche en una sesión non stop.
El sábado arrancó con BNK y WJZZUP y su mestizaje sonoro en el que todo cabe. Le siguió la potente sesión de Kali Tek junto a Kiwitek 23, donde no faltó el drum and bass, jungle, ni los toques de salsa o reggae que emocionaron al público.
Para cerrar, sonó 'Everything all right', un broche calmado con raíces reggae tras una sesión frenética. La noche continuó con pesos pesados del DnB como Benny Page o Phibes. El cierre, ya al amanecer, fue para Lokura Selecta y Litence, que ofrecieron una sesión de neurofunk, techno y energía sin descanso.
Marearock: espíritu colectivo y cultura alternativa
Además de los dos escenarios principales, la zona de camping albergó conciertos y talleres durante toda la jornada. Desde actividades como Lo personal es político o ¡Y no podría!, hasta los conciertos matinales con Lady Freakuency o el colectivo Sistema de Entretenimiento, que cerró con Sin Bragas una afterparty tan irreverente como necesaria.
Veinte años después, Marearock sigue siendo más que un festival: es una declaración de intenciones. Música, denuncia, cultura, memoria y fiesta. Y todo indica que aún le queda cuerda para rato.
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