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Las periodistas Rosa Belmonte y Emilia Landaluce, que debutan como novelistas. Carlos Ruiz
«Hay guerra sucia por el clic»
Rosa Belmonte y Emilia Landaluce

«Hay guerra sucia por el clic»

En 'La mala víctima', novela escrita al alimón, abordan la tragedia de las mujeres violadas y su escabroso tratamiento en los medios. «Sin maldad no se puede escribir, el periodismo algodón de azúcar no tiene sentido»

Lunes, 15 de mayo 2023, 18:03

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Belmonte y Landaluce podrían anunciarse mano a mano como toreras fajadas en las lides periodísticas. O presentarse como las Thelma & Louise del oficio de contar. Y es que Emilia Landaluce (Madrid, 1981) y Rosa Belmonte (Murcia, guarda con celo leonino el secreto de su edad) son pareja literaria de hecho y firman al alimón 'La mala víctima' (Espasa). Es una intriga con tintes de comedia amarga que aborda la tragedia de las violaciones y la revictimización de muchas de las mujeres que las sufren. También un cáustico retrato del oficio que tanto aman y que creen en horas difíciles, sometido a la «dictadura y la guerra sucia del clic».

El título es una declaración de intenciones para el lector. «La novela encierra dos acepciones de mala víctima: aquella a quien los prejuicios sociales hacen que no sea muy buena víctima para presentarse ante un tribunal, y la que no recibe la justicia que necesita», apunta Belmonte. Víctimas que sufren juicios paralelos, mediáticos o populares, «que por desgracia no son nada nuevo. Ahí está lo que le ocurrió a la pobre Dolores Vázquez y lo que sigue pasando en las redes», destaca Landaluce.

¿Dos cerebros y cuatro manos escriben mejor que uno y dos manos? «Somos cuatro manos y dos cerebros gandules», ironizan. «Nos compenetramos bien, nos repartimos el trabajo y nos criticamos sin problemas», dice Belmonte. «Desarrollamos la trama entre ambas cuando los periódicos decían que había una ola de sumisiones químicas. La novela es, en esencia, un relato de cómo están los periódicos, que caen en tonterías en las que no deberían», dice Landaluce.

Satirizan un periodismo que «está en un momento incierto». «En ese instante en el que los dioses antiguos han muerto y los nuevos están por nacer, como decía Marguerite Yourcenar». «Vivimos los estertores de un sistema caduco en muchos aspectos, y a veces nos empeñamos en dirigirnos a gente que nunca va a leer periódicos», diagnostica Landaluce. «Si miráramos al lector en vez de a la gente que pasa por ahí y a través de Discover clica una noticia que le llame la atención, nos iría mejor. Debemos lograr que el lector confíe de nuevo en nosotros», agrega.

«La dictadura del clic de la que tanto se habla es responsabilidad de los diarios», apunta Belmonte. «Entre '1984' y 'Un mundo feliz', ha ganado la novela de Huxley. Estamos contentos con nuestro soma, con nuestras drogas y nuestros entretenimientos; los periodistas y quienes mandan en los periódicos son responsables de plegarse a la dictadura del clic», agrega.

«Es obvio que hay guerra sucia por el clic», dice Landaluce. «En todas las secciones hay peleas por esos muertos que dan tantos clics. Quieres ser la sección más leída, la más visitada y hay quien se alegra de algunos crímenes y de algunas muertes que lo petan en la red», lamenta.

Rysard Kapuściński aseguró que para ser periodista hay que ser buena persona, y dice Raúl del Pozo que es la mayor mentira sobre su oficio ¿Sí o no? «Tiene razón del Pozo. Sin maldad no se puede escribir. El periodismo algodón de azúcar no tiene sentido», asegura Belmonte. «Cada periodista tiene sus lealtades, y la lealtad al mal puede ser positiva», agrega Landaluce. «Eso sí, hay que dejar claro que la mala uva sin talento es zafiedad», apostilla.

Amarillo chillón

Se ríen del periodismo que tan en serio practican porque saben que «hay que reírse de todo, empezando por uno mismo». «La gente se toma cosas nimias demasiado en serio y en broma cosas muy serias. Hay que discernir de qué te carcajeas y de qué no. Pero casi todo es risible», según Belmonte. Critican, además, el amarillo chillón del periodismo de sucesos «con crímenes que se exhiben como higadillos en una casquería».

Socorro Núñez, la reportera de sucesos de su novela, trabaja en El Matinal, diario centenario e imaginario propiedad de las adineradas hermanas Lequerica. «Tomamos vicios de todos», dice Landaluce, responsable del suplemento LOC en El Mundo. «Queríamos un rotativo centenario que hubiera contado a la muerte de Manolete, para ver su evolución e imaginar cómo la daría hoy, pensando en Internet», dice Belmonte, prolífica articulista que llega a firmar más de una columna diaria.

Pincho y Pila Lequerica Fernández de Córdova , las dueñas de El Matinal, son una suerte de hermanas Gilda del periodismo ibérico en millonetis «¿En quién nos inspiramos? Que cada cual haga sus conjeturas, pero vamos a dejar claro que no son las Luca de Tena», dice risueña Landaluce. «No es un 'roman à clef'» apostilla Belmonte.

Pila Lequerica se reivindica como una antigua novia del rey emérito, que sí tiene un novelón. ¿Se animarían a escribirla? «Por lo que cuentan, Carlos Herrera estaba en ello, y se habla de Ónega.... La bola está en marcha y veremos en qué queda. Habrá que ver cómo es. Si es todo complacencia.....» Sería la novela de un monarca que quizá se empachó de poder. «Sea mediático, político o económico, el poder es adictivo. Da mucho gustito y a través del poder se puede conseguir follar más, tener mejor trato en los restaurantes y que te hagan la pelota, que es lo más», concluye Landaluce.

Machismo estructural

Creen Belmonte y Landaluce, monta tanto, que en las redacciones «hay el mismo machismo que en cualquier otro ámbito y clase de nuestra sociedad». «Retratamos el machismo que sufrieron las riquísimas dueñas del periódico, empezando por su padre que cree que el hombre es mejor que la mujer», precisa Belmonte. Advierte que 'La mala víctima' «no es una novela feminista, por más que casi todos la protagonistas sean mujeres».

Habla la novela de unas redacciones en muchas de las cuales hoy más mujeres que hombres, aunque ellas mandan menos. Hay algunas directoras de periódicos pero ¿para cuando una presidenta del Gobierno?. «No sé, pero como sea Yolanda Díaz Díaz estamos 'apañaos'», ironiza Belmonte. «En Estados Unidos prefirieron que fuera un negro antes que una mujer, y a Kamala Harris la han dejado en un rincón. Sabemos que un vicepresidente de estadounidense no pinta nada, pero Harris pinta aún menos que los que salen en las películas».

Ambas son optimistas, o quieren serlo, sobre el futuro del periodismo. Creen que el interés por leer buenas historias no decaerá jamás. «No tenemos que atraer a nuevas generaciones: esos ya leerán el periódico cuando les de la gana. Estamos perdiendo a los que tienen 45 años, los que han crecido la leyendo diarios y los han dejado de leer», lamenta Landaluce. «A veces los periódicos se comportan como las compañías telefónicas, premiando al nuevo cliente y olvidándose y castigando al de toda la vida con precios más altos», señala Belmonte.

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